El término cultura tiene muchas acepciones, pero hay una que se refiere al comportamiento social y, de hecho, ha tenido un mayor desarrollo en los últimos años. Se trata de la cultura ciudadana.
Esta viene, de alguna manera, a reemplazar un vocablo que quedó en desuso que fue la urbanidad. La urbanidad es etimologicamente el comportamiento en la urbe. Y hoy es fundamental, como lo probó Antanas Mockus en su primera Alcaldía, cómo se pueden cambiar los comportamientos y mejorar la convivencia ciudadana a través de la transformación de los mismos.
El término también está muy asociado con la propuesta de integridad que hace la Institución, que parte de esa sencillas relaciones sociales, del respeto hacia lo que es público, de pequeños actos que luego ayudan a tener una cohesión social.
La propuesta para la comunidad universitaria con este reto es que, en los próximos meses, trabaje alrededor de esa cultura ciudadana dentro de la Universidad para que luego se irradie en el resto de la sociedad.
La Universidad, tal como su nombre lo sugiere, es un lugar en donde confluyen un sinfín de posibilidades. Lo pequeño logra causar efectos en lo grande. Por ende, la manera como los eafitenses se relacionan y construyen la comunidad universitaria es un reflejo de la cultura e idiosincrasia de esta región, pues existe un vínculo innegable entre la Institución y la formación de un ciudadano con capacidad analítica y reflexiva.
La importancia de la cultura ciudadana radica en permitirse pensar y crear, da la posibilidad de tomar consciencia del aporte que cada persona puede hacer a una obra común. En este sentido, al hablar de cultura ciudadana, se está dialogando sobre la manera cómo se cree y se crea el ejercicio relacional, político y personal. Por tanto, en el contexto académico, un buen profesional no es solo el que tiene un conocimiento técnico sino, sobre todo, aquel que construye ciudad y va edificando su integridad.
Pensar en cultura ciudadana es pensar en las personas que hacen propia una profesión, no para beneficios y apegos individualistas, sino para contribuir a la participación y creación del progreso de la humanidad.
Este reto de Ser Audaz invitó a creer con convicción en el poder de las pequeñas acciones, en la constante reflexión y co-creación de valores para un cuidado por el otro. En palabras de Jaeger “La educación es el principio mediante el que la comunidad humana conserva y transmite su peculiaridad física y espiritual (…) La educación no es una propiedad individual, sino que pertenece por su esencia a la comunidad”.