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21/09/2022

​​Espacios, cultura y bienestar​​

Con 600 minutos de conversaciones, reflexiones, preguntas y recorridos por la ​​ciudad, EAFIT presentó su nuevo Centro Humanista


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El Centro Humanista tiene una agenda de trabajo enfocada en las líneas de diálogo social, ética e integridad, estudios del comportamiento, y confianza y cambio cultural.

• Fueron más de 10 horas en una jornada maratónica que nos llevó por toda la ciudad. Desde EAFIT hasta Laureles, pasando p​​​​or el MAMM y finalizando en el Jardín Botánico, el viernes 16 de septiembre todos los eafitenses nos encontramos en el space de Twitter de @EAFIT​ ​para hablar de un mismo tema: las humanidades.

• El motivo, el lanzamiento del​ Centro Humanista de la Universidad, que se realizó en el marco de la ​​Fiesta del Libro y la Cultura con la presentación del libro Humanismos para el siglo XXI, ¿Qué humanismo para qué sociedad?

El cronómetro empezó a correr a las diez de la mañana. Sin pisar la raya iniciamos por el surco del asfalto, parafraseando la letra de Parlantes, de su Equix balada, la banda sonora que acompañó este viaje de sol, de cielo encapotado, de lluvia, de luna. Café Converso, en EAFIT, nos recibió con el clic inicial del reloj. 

Lo que vino después fue una caminata sin líneas rectas, con curvas que descubrieron universos, desvíos. Tic tac. 600 minutos por delante. Conversar de humanidades, llevarlas por el campus, por la ciudad, callejearlas sin miedo a los rayos, con un canto eléctrico, acalambrado (de nuevo Parlantes). 

Los profes Efrén Giraldo, Carlos Mario Correa y Camilo Suárez, también vocalista de Parlantes, empezaron a caminar por las rutas musicales, literarias, periodísticas, imaginarias, evocando un Viaje a pie, como el de Fernando González, para comenzar las andanzas. “Cada ciencia es una ventana más para disfrutar el mundo”, dijeron, y por eso, ellos mezclaron las suyas para invitar a que lo que se hable en la Universidad no solo se quede entre sus paredes.

Contó Carlos Mario que se demoró mucho para callejear los barrios porque su mamá no lo dejaba. “Cuando fui periodista en El Espectador, ya nadie me detuvo y la calle fue mi laboratorio esencial (…) Me di cuenta de que el periodismo que hice en la calle me puso la mente y las piernas para caminar y el corazón para contar historias”.

Y en estos primeros minutos surgió por primera vez la pregunta que se formularía a lo largo del trayecto: ¿Qué humanismos para qué sociedad? 

He llegado a la conclusión de que aquel que no encuentra todo el universo encerrado en las calles de su ciudad, no encontrará una calle original en ninguna de las ciudades del mundo”. El placer de vagabundear, de Roberto Arlt.    

Y en ese placer de vagabundear, en los primeros minutos en la Universidad, las fronteras se abrieron para llevar el diálogo entre árboles y arquitecturas maleables, para entregarnos a la imaginación, para quebrar los moldes. Con Goya Echeverry, directora de comunicaciones de la Comisión de la Verdad en Antioquia, y el profesor Carlos Andrés Salazar, los pasos llevaron a la Materioteca para sumarse al profe Luis Fernando Patiño. Todas las veces en las que el mundo ha avanzado es porque hemos podido pensar distinto, afirmó Goya de entrada.

Desde las diversas ciencias y saberes somos traductores para entender el mundo en el que vivimos o por lo menos para leerlo, ¿qué más que esto para quebrar los moldes?

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Bloque 34. Cuarto piso. ¿Seguimos siendo humanos cuando entramos al metaverso?, ¿esa fusión entre humanos y máquinas nos resta humanidad?, ¿morirá o nacerá un nuevo humanismo en los mundos inmersivos? Humanismo, cyborgs y metaverso y un momento para escuchar a los profesores Melissa Gallego, Mauricio Vásquez y Jonathan Echeverri. Y es que solos “no seríamos”, lo que nos vuelve humanos es la conexión, comunicarnos, mirarnos en la mirada del otro, coincidieron. 

El arte como polo a tierra. El arte para conectarnos con lo humano y potenciar la tecnología. Es que esos otros universos no son nada tampoco sin el humanismo, uno que no está en la nube, sino en el suelo que pisamos.  

Como si cayera un rayo, de esos de los que habla la canción de Parlantes, la ciudad retratada apareció como próxima parada. Centro de Artes. Los fotógrafos Esteban Duperly y Robinson Henao se encontraron con Vinnie Osorio, estudiante de Literatura, y con la curadora Sol Astrid Giraldo. El marco: La mirada reb(v)elada, exposición de Giovanna Pezzotti, que hace un recorrido por 50 años de fotografías de la pionera de la reportería gráfica en Antioquia.

Fotos, imágenes en las que nos vemos reproducidos, aparentemente estáticos (pero con movimientos sutiles o determinantes si se mira de cerca), que representan revoluciones. En las que se muestra “al ser humano como es el ser humano”, como dijo Esteban. Imágenes para contarles a otros lo que ignoran, para construir paz y país, como afirmó Róbinson. Inmortalizar momentos que construyen el humanismo. 

¿Qué humanismo para qué sociedad? 240 minutos. Las humanidades a la calle.

Entre la naturaleza y el cemento. Salir de EAFIT. Caminar hacia el Museo de Arte Moderno (MAMM). Tic tac.  ¿Qué pájaros son los que nos cantan al despertar?, ¿cuáles son las especies que vemos y las que no vemos?, ¿qué enfoque humanista deberíamos promover frente a la naturaleza con la que compartimos este pedazo de tierra que es Medellín?

Un viaje a pie con los biólogos Juan Fernando Díaz y Nicolás Pinel. La profesora María Isabel Marín, desde la Universidad. Todos conectados y muchos escuchando por el Space de Twitter. Una primera alternativa para responder las preguntas con las que inició el recorrido: “Implica estar con los ojos abiertos para no perder de vista que hay otras especies, aunque vamos pisando este asfalto por el que caminamos”, explicó el profe Juan Fernando. La banda sonora de Parlantes ya no se escuchó. Prevalecieron los pitos, los motores acelerados, las voces y la brisa.

El profe Nicolás, inmerso en el mundo de la microbiología, se dejó llevar por los olores: el esmog, la lluvia, los que surgen de lugares inesperados, escondidos. Dijo que cuando no se puede ver (como a esas especies más pequeñas) nos forzamos a estar atentos a otros estímulos. Dentro de los musgos hay muchos seres, ¿cuáles? “Esto permite un viaje de fantasía, aunque uno camine por la calle más mundana de la ciudad”. 

El profe Nicolás cogió una vaina y se la entregó a Juan Fernando. Probablemente una ardilla la dejó por allí como parte de su rastro. Y esto puede ser normal en el campo, pero en la ciudad, a veces, nos perdemos de estos detalles sino ponemos los sentidos en el entorno. El mundo no es solo la especie humana.   

La humanidad es, también, naturaleza. Así es. 300 minutos y una nube que plantea diferentes tonos de gris se sembró sobre el MAMM. 

Café Cariñito. Un tema de Soda Estéreo aisló los ruidos de la calle por un rato. Jugos que se licúan, una máquina de café que espuma la leche. Allí, la profesora Paula Colorado, y Lina Ceballos, directora comunidad de Griky.co. Más preguntas: ¿Qué tan importantes son las humanidades para las empresas y emprendimientos? La co-creación como pilar, vincular otras voces, identificar problemáticas. “Mucho se podrá automatizar, pero no la empatía”.

Las ideas, los emprendedores, los sueños terminan por encontrarse, como nos encontramos con la esencia de la vida en el callejear. 

4:32 p.m. Ya en Laureles, los 600 de Humanidades continuaron con Jenny Giraldo y Angie Palacio. ¿Cuáles son esos caminos que propone el feminismo?, ¿cuáles son las preguntas que el humanismo hace a las mujeres? Más cuestionamientos, porque de ellos parten las reflexiones y las ideas que nos detonan pensamientos, que amplían los horizontes.

Saliendo de Laureles, más cerca del Jardín Botánico, a la Fiesta del Libro y la Cultura, a la llamada hora pico, el cuento de Cortázar tomó protagonismo, La autopista del sur: un trancón interminable, conexiones que se establecen o que se deshacen, pensamientos que asaltan, porque quizás el taco no solo está en las vías: lo llevamos bien adentro, como el tema del que hablaron la psicóloga Mariantonia Lemos y Tala Castaño, de Urbam. 

Aceptar las emociones, desde la tristeza hasta la alegría. Aceptar que la ciudad debe pensarse diferente, ser capaces de mirarla de forma integral, porque los tacos son reales, los que vivimos adentro y afuera. 

Tic tac. Jardín Botánico. Un hervidero de personas que van por los libros, por las conversaciones, por el encuentro. Por el contacto y por lo que nos dicen las historias, en ese diálogo entre el humano que escribe y el humano que lee.  

500 minutos. Los libros, un diablo y las humanidades. Quién conversa, confía. Dos diálogos previos a momento central de este viaje, de este callejear de humanidades. ¿Qué más humano que una fiesta de los libros en la que todos caben, con su forma de pensar diversa? 

Humboldt. Ocho de la noche. Un auditorio lleno y aplausos para celebrar que los 600 de Humanidades llegaron a puerto, con el lanzamiento del libro: Humanismos para el siglo XXI. ¿Qué humanismos para qué sociedad? y la presentación del Centro Humanista. 

Desde las diez de la mañana, en el campus y en las calles, se valoró la conversación alrededor del humanismo, así lo aseguró Claudia Restrepo Montoya, rectora de EAFIT. La politóloga Lucía Jaramillo; Ricardo Sierra, CEO de Celsia Energía, y el decano Adolfo Eslava Gómez (ver reflexión del Decano en el recuadro) completaron ese panel que se dirigió a un público emocionado, entre los que se encontraban otros coautores del libro, que conforman un tejido, una polifonía de voces.   

“El problema es cuando el humanismo es del humanista, pero no es parte de la persona”, continúa la Rectora y es que el humanismo no se debe intelectualizar, es necesario que camine las calles, que permee los recovecos, las historias y los proyectos de todos los que habitamos el territorio.

Conexión. Imaginar, como una capacidad de crear un puente entre ciencia y humanismo. La belleza y la bondad como parte del ejercicio de vivir bien juntos. El libro trascendió. Lo dicho en sus páginas se hizo tangible en la conversación ciudadana. El Centro Humanista nació como parte de un intercambio, al aire libre, experimentando aventuras, escuchando, hablando, cantando, descubriendo lo que no se percibe a simple vista, generando confianza, conectando.

Tic tac. Más de 600 minutos porque la conversación se alargó. La noche arribó al Jardín Botánico. Las luces iluminaron las últimas palabras de ese día y los abrazos para celebrar no solo el tiempo cumplido, sino las enseñanzas. Los pasos regresaron a casa, pisando el suelo mojado por la lluvia de la tarde. El cronómetro se detuvo, no así los diálogos ni las ideas, ni el palpitar de las preguntas. Estos apenas comienzan.     

Y eso es mojando los tenis en este charco, bacán, porque si no se le recalientan. Los pisahuevos frescos”. Parlantes.

Adolfo Eslava Gómez

“En la calle, algo bueno va a pasar decía el estribillo de la canción ochentera de Compañía Ilimitada. Desde la Universidad nos permitimos salir a la calle para poner nuestra voz en el asfalto al tiempo que nos dimos la oportunidad de escuchar el argumento que vibra en medio del ruido citadino. Un ritual desde la música, la literatura y el periodismo en honor a la calle como laboratorio esencial donde tiene lugar inspiración e imaginación, relatos de ficción y no ficción. Un cierre en el Jardín Botánico de la ciudad con un centenar de personas atentas de la construcción colectiva de respuestas a la pregunta ¿qué humanismo es para que sociedad? En el entretanto, diez horas casi ininterrumpidas, 600 minutos de Humanidades, de conversaciones entre saberes y vivencias haciendo realidad el diálogo entre arte y ciencia, entre humanismo y técnica, con voces provenientes de música, literatura, ingeniería, biología, ciencias humanas y sociales alrededor de tópicos desafiantes: metaverso, feminismo, fotografía, salud mental, conversación.

Por tanto, tenemos que reivindicar el peso y el significado de las calles de la ciudad, en especial, de sus habitantes. Hemos promovido la iniciativa Tenemos que hablar, para ESCUCHAR, y sabemos también que tenemos que pensar, para COMPRENDER; hoy corroboramos que, además, tenemos que caminar, para APRENDER. Además de mente, sentidos y lenguaje, también se aprende con los pies.

¿Qué es el Centro Humanista de EAFIT?

Centro Humanista es un lugar de convergencia de capacidades para la solución de problemas sociales y humanos. “Se plantea como una instancia de saber aplicado que conversa con la realidad, la comprende e incide en su transformación mediante investigaciones aplicadas y consultorías en temas como la confianza, la integridad, la deliberación, los entornos digitales, la innovación educativa, la cultura y el comportamiento”, explica el decano Adolfo Eslava.

Todo esto apoyado en una agenda de trabajo enfocada en las líneas de diálogo social, ética e integridad, estudios del comportamiento, y confianza y cambio cultural. 

Última modificación realizada el 21/09/2022 14:17 por Natalia Lopez Soto