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26/08/2022

​​​​​​Perfil​​​

Custodiar y ​​cuestionar, dos verbos que movilizan al equipo de la Escuela de Artes y Hu​​manidades

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Algunos de los integrantes del equipo primario de la Escuela de Artes y Humanidades.

• Para transformarse, la Escuela de Artes y Humanidades sabe que no puede construir desde cero. Lo más importante es hacer un proceso de revisión profunda y redirigir sus capacidades para contribuir con la consolidación y difusión del proyecto humanista y científico dentro y fuera de la Universidad.

• Ese propósito está respaldado por su labor a través de las áreas de Lenguaje, Creación y Cultura; los centros de estudio e incidencia Imaginar Futuros y el Centro Humanista, y el liderazgo del Núcleo de Formación Humanista y Científica. Algunos integrantes de esta unidad nos cuentan más sobre este camino de transformación.

Ya se institucionalizó: una vez a la semana, los días martes, en el quinto piso del bloque 38, hay un espacio para la reunión, la definición con claridad y la construcción colectiva. Es un momento entre amigos y viejos conocidos, porque casi todos llevan al menos 20 años como profesores, y en ese tiempo han sido colegas o compañeros de clase, se han encontrado en conversaciones sobre filosofía, periodismo, psicología o música, unieron esfuerzos en algún proyecto investigativo, escribieron libros juntos, crearon programas de pregrado o posgrado e, incluso, en determinado momento algunos han sido profesores de los otros y viceversa.

Y tantos años de conocerse también implican un reto: el de reconocerse para pasar del encuentro y la conversación entre disciplinas, a proyectos de investigación concretos, ideas, soluciones y más conocimiento que impacte a la sociedad y las organizaciones. 

Por eso los últimos grupos primarios de la Escuela de Artes y Humanidades han estado marcados por las implicaciones operativas y administrativas que han traído los cambios y ajustes de la nueva organización interna, pero también por la reflexión profunda y el compromiso de consolidar un proyecto humanista que trascienda la Universidad y toque de verdad a la ciudad, al departamento y al país. 

Esa última es una de las principales metas de este grupo humano, encargado de liderar una unidad conformada por 15 programas de pregrado y posgrado, dos centros de estudio e incidencia, 1.500 estudiantes y cerca de 250 profesores de planta y cátedra. Justamente, de su mano, hacemos un recorrido por lo que ha significado este tiempo de transformación, cómo se han adaptando a la estructura de la Escuela, y cuáles serán sus principales retos y objetivos.

El cambio no se construye desde cero

“No es un tema nuevo. En su momento la Escuela de Ciencias y Humanidades alojaba una decisión de promover este tema con rutas de conocimiento como Hombre y Lenguaje u Hombre y Cultura, con las que buscábamos irradiar las humanidades a toda la Institución. Ese elemento histórico nos permitió identificar dos verbos poderosos para movilizarnos en el futuro: custodiar y cuestionar”, explica Adolfo Eslava Gómez, decano de esta unidad académica.

Custodiar porque, como el mismo directivo explica, el hombre siempre se ha preguntado por el arte, la cultura y las humanidades, y esto se ha convertido en un acervo milenario que hay que cuidar y proteger. Y Cuestionar porque es en las preguntas pertinentes y oportunas donde se pueden encontrar las posibilidades para responder a las demandas sociales y humanas más apremiantes.

“Movernos entre ese custodiar y cuestionar nos permite, por un lado, materializar nuestras actividades misionales de docencia, investigación y proyección social humanista, pero también reconocer que los cambios y las transformaciones no se construyen desde cero, sino que siempre deben responder a una primera pregunta: ¿qué hay que mantener”, puntualiza el Decano.

“La Universidad necesita ser protagonista del cambio social y, para ello, necesita seguir tendiendo puentes que promuevan la convergencia y favorezcan la incidencia. Nuestro deber como académicos es sumar, acordar y cooperar con la consolidación de una esfera civil humanista y esperanzadora”, Adolfo Eslava Gómez, decano de la Escuela de Ar​tes y Humanidades.

Koiné, Poiesis, Ethos​
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Y como el cambio no empieza desde cero, para llegar a las nuevas áreas que hoy conforman la Escuela, este equipo humano realizó un ejercicio profundo de revisión de capacidades, encontrando una correspondencia en las palabras griegas Koiné, Poiesis y Ethos, que se relacionan, respectivamente, con lenguaje, creación y cultura.

Así surgió una estructura que es consciente de que el Lenguaje, más allá de los procesos de lectura y escritura, es fundamental para entender los múltiples modos en los que nos comunicamos, y esto es clave a la hora de dar respuesta a los desafíos actuales. Julder Alexander Gómez Posada, es el encargado de liderar esta área y articularla con las actividades de docencia, investigación y proyección.

“Nuestro propósito es integrar las prácticas, los textos y los discursos significativos, la diversidad de perspectivas y los intereses teóricos, empíricos, metodológicos y prácticos de nuestros estudiantes, de los profesores y de la sociedad, para canalizarlos a través de los estudios del lenguaje”, explica.

En conexión con el lenguaje está la Creación, que en el caso de la Escuela de Artes y Humanidades permite que convivan las dimensiones más clásicas del arte, la literatura y la música, con los nuevos ecosistemas de las artes mediadas por la tecnología y la cultura digital. Jorge Iván Bonilla Vélez y León Alberto Giraldo Flórez codirigen esta área en la que hay varios campos de acción pensados de acuerdo con las competencias y los saberes de los cerca de 30 profesores que la integran: creación sonora, interpretación y creación musical; artes mediales y ecosistemas digitales; y estructuras creativas y diseño.

“Con esta estructura queremos fortalecer la investigación en lo relacionado con la creación, fortalecer el trabajo colaborativo e interdisciplinar de nuestros profesores, y vislumbrar nuevos e innovadores escenarios de acción para las artes y las humanidades”, dice Jorge Iván Bonilla.

Con el área de Cultura se quiere responder a preguntas más ligadas a los temas de comportamiento, pensamiento, análisis de tradiciones, prácticas institucionales, sistemas de relaciones de poder, diálogo de saberes y éticas aplicadas, entre otros. Un total de 12 profesores de los campos de la psicología, las humanidades y la comunicación social hacen parte de un equipo liderado por Milena Margarita Villamizar Reyes, quien ya venía de asumir la jefatura del pregrado en Psicología y la coordinación del mismo Departamento.

“Nuestro pilar de trabajo serán los individuos, los grupos y las comunidades. Y nuestro campo de acción lo definimos de acuerdo con unos problemas que queremos resolver en temas de subjetividad y representaciones; comportamiento, mediación e intervención; y ciudadanía y poder, todo esta para entender cómo y porqué se están produciendo los cambios culturales en nuestra sociedad”, apunta Milena Margarita.

Lenguaje, Creación y Cultura, como lo explica María Rocío Arango, decana asociada para los programas académicos, son tres palabras que están ligadas a la identidad misma de la Escuela, y ponerlas en el centro es una manera de ser oportunos y pertinentes con las preguntas que, hoy, se formulan la sociedad, las organizaciones y el ser humano del siglo XXI.

“El arte y la música hacen parte de un compromiso que la Universidad ya hacía, pero que ahora queremos que tenga un impacto transversal para toda la comunidad. La meta que tenemos es que la música y el arte dialoguen con todos los actores de la sociedad y se conviertan en un eje transversal de reflexión”, León Alberto Giraldo Flórez, codirector del área académica de Creación. 

“Queremos que nuestra comunidad vibre por el conocimiento humanista y científico”

Entre 1998 y 2000 María Rocío Arango se desempeñó como decana de la Escuela de Administración. Hoy, en calidad de decana asociada para los programas académicos de la Escuela de Artes y Humanidades, señala que si bien hay tareas que le son familiares, los retos con la transformación eafitense son diferentes y la llenan de compromiso.

Y es que además de todo lo relacionado con la calidad académica, la transformación curricular o las nuevas posibilidades de campos del saber, uno de sus principales objetivos será la creación de un Núcleo de Formación Humanista y Científica que, además de cumplir con la dimensión formativa, permita ampliar el horizonte de comprensión de los fenómenos humanos y sociales.

“Queremos que nuestra comunidad vibre por el conocimiento humanista y científico, que se deje tocar por los problemas y los asuntos de esta índole, y que siempre tengamos lugar para una reflexión distinta, critica y amplia”, expresa la decana asociada.

Ella hace parte de un equipo al que se suma Santiago Silva Jaramillo, como jefe de los programas de Educación Continua. Para este eafitense la prioridad será la alineación de la oferta de extensión con toda esa reflexión humanista que está sucediendo dentro de la Escuela. 

“Hay un reto grande en lograr encontrar oportunidades de educación continua que se conecten con otros programas para mejorar capacidades y habilidades muy específicas.  Sabemos que estas prácticas no son muy comunes en las humanidades, pero tenemos ese desafío porque sabemos que somos fuertes en este campo y podemos alimentar las agendas de la U”, dice Santiago.

El reto: construir una esfera civil humanista y esperanzadora

¿Y cómo cumplir con ese objetivo? Para el decano Adolfo Eslava, la Universidad necesita ser protagonista del cambio social y seguir tendiendo puentes que promuevan el trabajo articulado y favorezcan la incidencia. 

Por eso, además de la decanatura, Adolfo tendrá el rol de liderar el Centro Humanista, un lugar de convergencia de capacidades para la solución de problemas sociales y humanos. “Se plantea como una instancia de saber aplicado que conversa con la realidad, la comprende e incide en su transformación mediante investigaciones aplicadas y consultorías en temas como la confianza, la integridad, la deliberación, los entornos digitales, la innovación educativa, la cultura y el comportamiento”, explica.

Todo esto apoyado en una agenda de trabajo enfocada en las líneas de diálogo social, ética e integridad, estudios del comportamiento, y confianza y cambio cultural. 

Imaginar, otra palabra poderosa en la Escuela de Artes y Humanidades​

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“Que el Centro Imaginar Futuros haga parte de la Escuela de Artes y Humanidades es un fortalecimiento en doble vía porque visibiliza la visión humanista que compartimos y el trabajo conjunto que veníamos realizando, desde 2010, en temas de innovación educativa”, Claudia Zea Restrepo, directora del Centro Imaginar Futuros.

​De ​la Escuela de Artes y Humanidades también hace parte el Centro Imaginar Futuros​, que como lo define su directora, Claudia Zea Restrepo, “es un espacio de pensamiento y acción en el que, a partir de la investigación, el desarrollo, la innovación y el trabajo cooperativo se propende por la búsqueda soluciones de largo plazo para atender el mejoramiento de la calidad educativa y transformar las prácticas del sector”.

La directiva destaca como un fortalecimiento en doble vía la posibilidad de hacer parte de esta unidad, con la que ya se habían adelantando proyectos desde 2010 en materia de innovación educativa.

“Imaginar es otra palabra que llega para sumar a los procesos de la Escuela. Queremos crear escenarios de trabajo posibles y nutrirnos de los saberes de los profesores, especialmente con los del área de Creación para idear mapas de rutas para nuevos proyectos, vincularnos a sus procesos y seguir apalancando las maestrías en Experiencia de Aprendizaje y Liderazgo Educativo, que ya van muy adelante”, concluye Claudia.

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Ubicación:​ Esta unidad se encuentra ubicada en el bloque 38, quinto piso.​

Última modificación realizada el 24/10/2022 15:22 por Jonathan Andres Montoya Correa