Feliz día profes, ustedes son el ejemplo que la
Universidad quiere seguir

Ya sea a las 5:45 a.m., antes de sus clases de pregrado; o a las 5:45 p.m., cuando se prepara para las de posgrado, la sensación siempre es la misma: disponer el material, saludar a los estudiantes o tomar un marcador. Lo anterior deja de ser una simple rutina para convertirse en una ceremonia de recarga de energía. Ella misma sostiene, incluso, que al entrar a clase siente como si hubiera disfrutado de una siesta gigante y, aunque haya cansancio, el arribo al aula le devuelve toda su fuerza física y mental. Y es que para María Cecilia Henao Arango el espacio académico, los estudiantes y la docencia han transformado y moldeado su vida.

Eso mismo perciben los estudiantes de esta ingeniera civil, magíster en Administración y doctora en Ciencias Económicas y Administrativas, quienes la ven como un ejemplo de dedicación, disciplina y compromiso en todos los proyectos que emprende, y que se preocupa porque, además de los conocimientos que enseña en sus asignaturas del área de proyectos, se lleven una lección permanente: recordar que siempre estarán trabajando con seres humanos, y que sus decisiones deben ser éticas y aportar a la construcción de una mejor sociedad.

La docencia llegó de manera temprana y natural a la vida de la actual jefa del pregrado en Administración de Negocios. Fue desde que estaba realizando el periodo de alfabetización en el bachillerato. Esa pasión la fortaleció con los maestros de vida que tuvo durante su formación; y la convicción la desarrolló por completo cuando comprendió que, además de compartir sus conocimientos sobre integrales triples, también podía ser partner, compañera y consejera de las futuras generaciones de profesionales del país. Desde 2002 se desempeña como profesora en EAFIT y compagina esta labor con sus responsabilidades como asesora de tesis, investigadora y par evaluadora del Ministerio de Educación Nacional.

La versión resumida de su hoja de vida diría que Ana Beatriz Acevedo Jaramillo es una experta en terremotos; docente e investigadora, fundadora del Semillero en Tecnologías del Hormigón; conferencista internacional en esta materia, y reconocida con el GEM Oustanding Contribution Award, otorgado por la Global Earthquake Foundation en 2018, entre muchos otros logros. Pero sus estudiantes, con seguridad, tendrían una versión más completa: la de una ‘profe’ que convierte cada sesión en una experiencia significativa, que los reta a descubrir nuevas posibilidades del conocimiento, y que les propicia un ambiente de aprendizaje en el que prima el respeto y el rigor científico, y en el que siempre hay cabida para las voces y opiniones de todos.

De manera paradójica, durante los últimos seis años, una de las principales preocupaciones de esta ingeniera civil, y magíster y doctora en Reducción de Riesgo Sísmico, ha sido cómo cuantificar las pérdidas que pueden ocurrir cuando hay un terremoto. Sin embargo, lo que nunca va a ser una pérdida será la oportunidad de ver una materia con una docente que comprende que el aula de clase es el terreno idóneo para las ideas, la reflexión, el pensamiento, y el aprendizaje en doble vía.

Ese compromiso y disposición constantes la hicieron merecedora, en 2018, del reconocimiento como mejor profesora del pregrado en Ingeniería Civil. Y es que a Ana Beatriz le encanta ser docente, pero, sobre todo, le gusta que se le note que le encanta. Por eso no es raro que cuando se encuentra con viejos amigos y les cuenta que su profesión es la de docente universitaria no se sorprendan en lo absoluto. A ella siempre se le notó que esa era su vocación, que compartir sus conocimientos se le daba de forma natural, y que cuando se trata de pasiones, el conocimiento siempre ha sido el que “le mueve el piso”.

En los más de cinco años que lleva vinculada a EAFIT como docente del pregrado en Psicología, y el resto de su recorrido en otras instituciones educativas, Mariantonia Lemos Hoyos ha aprendido que en su aula no solo hay estudiantes, sino potencialidades, capacidades, oportunidades y universos enteros. Por ese motivo, y consciente de que el aprendizaje es un proceso colectivo, los convierte en partners e integrantes de su equipo de trabajo, con los que puede dialogar, argumentar y, sobre todo, crecer intelectualmente.

Por eso no es raro que, con muchos de ellos, haya creado un lazo afectivo y profesional que perdura con los años y que la han convertido en ejemplo, referente e inspiración para sus vidas personales y profesionales. Quienes disfrutan de una clase con esta psicóloga, y magíster y doctora en Piscología, saben que ninguna duda es insignificante y cualquier pregunta puede ser susceptible de convertirse en una tesis de investigación. Ella no solo propicia esos espacios, sino que los enriquece con su entusiasmo, cercanía y profesionalismo.

Se trata de una labor que, además del aula de clase, también ha extendido al semillero de investigación en Psicología de la Salud, en el que ese apoyo que le brinda a sus estudiantes ya muestra sus primeros frutos a través de publicaciones en revistas científicas, y participaciones en seminarios y congresos internacionales. Mariantonia también es ejemplo, entrega y motivación, y con cada salto o paso que los ayuda a dar, ella también siente que crece como profesional y persona.

Juan Carlos Álvarez Álvarez ha tenido la oportunidad de desempeñarse, por igual, en los campos del litigio y de la academia, pero es en el segundo de estos ámbitos en el que se siente más feliz y retado todos los días. ¿La razón? Muy sencilla. Es en el aula de clase donde siente la responsabilidad de formar, con compromiso, ética e integridad, a las futuras generaciones de abogados que contribuyan al verdadero cambio que necesita la sociedad y el país.

Y en el cumplimiento de esta labor, él mismo se ha convertido en un ejemplo de disciplina, excelencia y generosidad para sus estudiantes, quienes consideran que, además de su rol como profesor, es un verdadero privilegio contar con su amistad, guía y consejo. Se trata de un carácter y una personalidad que no son gratuitas, sino que han sido construidas a lo largo de todo su ejercicio profesional, gracias a los maestros que tuvo en su formación universitaria, a los colegas que enriquecen su profesión, y a los estudiantes que lo llenan de vitalidad, ganas e interrogantes todos los días.

Este abogado, especialista y magíster en Derecho Penal, y estudiante del doctorado en Derecho de la Universidad de León (España), inició su recorrido en EAFIT hace poco más de 14 años como docente de cátedra y asesor del Consultorio Jurídico de la Universidad, y desde 2008 fue vinculado como docente de tiempo completo en el área de Derecho Penal, un campo desde el que aprovecha cualquier oportunidad para recordarles a sus estudiantes que han elegido una profesión en la que la vocación de servicio y la honestidad siempre serán principios rectores.

Cada clase de Fredy Hernán Marín Sanchez es un cúmulo de experiencias. Tienen un pedacito de esos profesores que hicieron parte de su formación, de los aprendizajes que han marcado su vida, del diálogo con amigos y colegas, de las enseñanzas de familia, y de las inquietudes de sus estudiantes, a quienes considera como una fuente inagotable de conocimiento. En resumen, son la suma de gratas circunstancias, de memorias y personas, y de una profunda pasión por el conocimiento.

Y con todos esos insumos ha construido una metodología propia y un material didáctico que les permite a sus estudiantes navegar sin dificultad por el mar del saber que pueden significar las asignaturas de cálculo I, II, y III; geometría en contexto; métodos cuantitativos, procesos estocásticos I y II, valoración de derivados; y procesos estocásticos para finanzas, entre muchos otras, y en las que siempre se ha caracterizado por su espíritu colaborativo, calidez y sentido de responsabilidad.

En los más de 12 años de vinculación a EAFIT, este licenciado en Matemáticas y Física y magíster en Matemáticas Aplicadas, y quien se encuentra próximo iniciar sus estudios de doctorado en Ingeniería, también ha acompañado a estudiantes de diferentes carreras en sus procesos investigativos. Ellos, y los que han tenido la fortuna de pasar por sus clases, reconocen en este eafitense un profesional que les ha enseñado a ver un mundo de números desde la perspectiva de la ética y el servicio a los otros.

Aprender un nuevo idioma puede ser un desafío intelectual que requiere ganas, compromiso y disfrute. Incluso es una ventaja significativa que este pueda aprenderse desde una edad temprana y que se cuente con un docente con las capacidades necesarias para guiar a sus estudiantes a través de las dificultades lingüísticas, entendiendo las particularidades de cada uno, motivándolos a superar los obstáculos, y ayudándolos a derribar las barreras culturales. Por eso para los estudiantes del Colegio Campestre Horizontes, que hace parte del programa de Sislenguas, de Idiomas EAFIT, es una fortuna contar con la profesora Diana Marcela Noreña Peña.

Esta psicóloga de profesión, y docente de idiomas por vocación, quien se encuentra vinculada a la Institución desde hace nueve años, despierta la admiración en sus estudiantes —que van desde el grado sexto hasta once—, por su capacidad de ponerse en los zapatos del otro, creer en ellos y ayudarlos a desarrollar y mejorar sus potencialidades.

Diana Marcela no es una docente que se conforma con apegarse solo a un texto guía, sino que, por el contrario, se asegura de generar un entorno de aprendizaje seguro, cómodo, cálido y creativo donde todos pueden lograr sus metas de aprendizaje. Y es que esta eafitense es una convencida de que un idioma no solo abre puertas, sino que cierra diferencias y genera los espacios propicios para el cambio y la transformación social.

A Gloria María Gallego García la docencia la ha llevado por caminos largos. Literalmente largos, por trochas y descampados, por selvas y ríos, en lancha y a lomo de mula, y hasta los rincones más recónditos de la geografía nacional. En los Llanos o en lo profundo del tapón del Darién, en la frontera con Panamá; en el sur de Bolívar o en el Caquetá, en el Chocó y Cauca, y, por supuesto, en la mayoría de regiones del departamento de Antioquia… A todos esos lugares ha llegado la voz de esperanza que lleva esta eafitense con la Cátedra de la Paz, una iniciativa a la que le dio vida en 2016 con la intención, como ella misma dice, “de crear una nueva cultura de la paz que acabe con las guerras que anidan en la mentalidad de los colombianos”.

Esta abogada y doctora en Derecho vivió en su municipio natal (Santo Domingo, Antioquia) las consecuencias del conflicto armado del país y, desde entonces, decidió que quería dedicarse a desarmar espíritus y crear espacios de reconciliación. Y a eso se ha dedicado toda su vida, en sus clases de filosofía del derecho, con sus colegas del Grupo de Investigación en Justicia y Conflicto y, sobre todo, con todas las comunidades, asociaciones de víctimas e instituciones de alcance nacional con las que ha tenido la oportunidad de trabajar en su recorrido profesional.

Después de apoyar a entidades como el Centro Nacional de Memoria Histórica y el Museo Casa de la Memoria, y con una extensa trayectoria dedicada a escuchar y reconstruir la memoria del país, esta eafitense asumió recientemente un nuevo desafío, el de convertirse en asesora de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, una labor que aceptó sin pensar, porque Gloria siempre se ha sentido muy docente, profundamente colombiana y responsable de retribuirle al país, desde la educación, todo lo que este le ha brindado.

Juan Diego Jaramillo Fernández nació con un extraño virus que lo llevaba a querer saberlo todo, a realizar miles de preguntas y que le provocaba una sed permanente de entender las cosas. Por eso no fue raro que, desde niño, ya desarmara diferentes electrodomésticos y utensilios de su casa para saber cómo operaban y replicar sus mecanismos de funcionamiento. De ese virus nunca se curó, es más, se expandió por todo su cuerpo, se volvió parte de su quehacer, y permeó todas las facetas de su vida.

Es con esa metáfora que este profesor, que hoy la Universidad reconoce por su trayectoria en el campo de la investigación, se refiere al amor por la ciencia. Juan Diego no se concibe haciendo otra labor, es en lo primero que piensa cuando se levanta y no desaprovecha ninguna oportunidad para contagiar a otros con esa pasión, desde los más pequeños que acompaña en la Universidad de los Niños, hasta los estudiantes y colegas que vibran, como él, con esta profesión.

Es imposible resumir en algunos proyectos la trayectoria de este ingeniero civil, magíster y doctor en Ingeniería de Estructuras e integrante del Grupo de Mecánica Aplicada. Lo que sí se puede evidenciar es que en su extenso listado de preguntas de investigación sus preocupaciones siempre han sido las mismas: el área de ingeniería sísmica y cómo desde la ingeniería se puede contribuir a mitigar el efecto de los terremotos en la sociedad. Es desde ahí donde extrae el insumo principal para compartir con sus estudiantes y que, como él mismo sostiene, le permite convertir sus asignaturas en una excusa para enseñar a pensar.

En un mundo tan convulsionado como el actual siempre es grato encontrar la voz de un docente investigador como Juan Diego que, con cariño, paciencia y vocación, va edificando sólidas bases de curiosidad, para construir espacios de discusión, reflexión y aprendizaje que resistan el paso del tiempo.

El objeto de estudio de la investigación The structure of problem structuring process: a boundary games approach, del Grupo de Investigación en Administración y Organizaciones no son, precisamente, organismos microscópicos, pero sí requieren de lupa y observación detallada para entender sus componentes y comportamientos. Tampoco tienen lugar en recipientes o laboratorios, sino en la cotidianidad del día a día del ser humano y de las organizaciones. Y definitivamente sus muestras son un caldo de cultivo para entender mejor la sociedad y el mundo.

Las conversaciones, y la importancia de estas al momento de encontrar la solución a un problema, son la preocupación de este colectivo, que ha dedicado casi 15 años a generar una ventana desde la que puedan entender estas interacciones, y ayudar a las organizaciones a tomar mejores decisiones. El resultado es esta investigación que desarrollan los integrantes de la línea de pensamiento sistémico, estratégica e intervención, y que cuenta con el liderazgo del docente Jorge Iván Vélez Castiblanco.

Se trata de un proyecto que se suscribe al área de intervención organizacional y para el que este profesor ha desarrollado la metodología Juegos de frontera, que le permite analizar con un alto nivel de detalle las reuniones de diferentes empresas y poder entender desde estas cómo se generan, influyen o potencian condiciones de crecimiento y oportunidades de mejora. Y es que Jorge Iván es un convencido de que, desde la investigación, sin importar el campo o tema de interés, siempre se crearán los espacios propicios para que las personas se cuestionen sobre su realidad y puedan encontrar los mecanismos para transformarla.

Anticipar la intención del crimen en Colombia con la información de los usuarios de redes sociales, predecir los casos de dengue en la región a partir de la modelación matemática histórica o diseñar técnicas de inversión para activos de riesgo, entre otras aplicaciones, son algunos de los alcances que tiene la investigación Diseño e implementación de nuevas técnicas estadísticas robustas y no paramétricas, en la que participan estudiantes del pregrado en Ingeniería Matemática, de la maestría en Matemáticas Aplicadas, y del doctorado en Ingeniería Matemática, así como estudiantes de otros programas, e investigadores y coautores internacionales.

Henry Laniado Rodas, docente del Departamento de Ciencias Matemáticas, comenzó a trabajar esta idea hace poco más de cinco años en el Grupo de Investigación en Modelado Matemático y el Semillero de Modelación y Simulación Matemática y, desde entonces, ha logrado tender un puente entre la estadística, los datos y la computación, con la toma de decisiones y las respuestas certeras a las demandas del mundo actual.

Y es que si para Henry los datos son “el petróleo del futuro”, entonces la academia está llamada a crear “refinerías” que permitan que la nuestra sea una sociedad digital informada. Para esto, además, el investigador afirma que ha sido vital la participación del Centro de Supercomputación Apolo, así como el apoyo de la Universidad, que con su Itinerario EAFIT 2030 incluye los desafíos de la cuarta revolución industrial y la analítica de datos como una de sus prioridades.