Navidad sin excesos: algunos consejos para navegar por las emociones en esta época
Reconocer el estado emocional actual, no forzarse más allá de las posibilidades, evitar conductas compensatorias o no tomar decisiones precipitadas, son algunos tips que encontraremos en esta nota.
• Durante las festividades de diciembre las emociones pueden ser intensas debido las a los excesos en los que podemos caer. Esto puede generar una montaña rusa emocional que afecta tanto la salud mental y física. De ahí el llamado a propiciar el bienestar y autocuidado durante esta época.
• La psicóloga Juliana Lenis y la médica Diana Carolina Gómez nos comparten algunas recomendaciones claves y realizables para manejar los desafíos emocionales y físicos en esta temporada, sin dejar de disfrutar el espíritu navideño que nos contagia a todos por estos días.
Diciembre es un mes cargado de significados y emociones. La época navideña, que generalmente está asociada a un cúmulo de experiencias de todo tipo, puede ser también un momento abrumador para muchos y esto, por supuesto, tiene implicaciones en la salud mental de las personas, tanto positivas como negativas.
Los encuentros familiares; los estímulos navideños y la activación de viejas emociones a causa del cierre del año; las dinámicas de estrés y ansiedad para las familias; o los excesos en gastos, comida o consumo de bebidas pueden convertirse en una montaña rusa emocional. De ahí la importancia de pensar en el bienestar como una prioridad durante estas festividades.
Juliana Andrea Lenis Muñoz, psicóloga del Departamento de Desarrollo Estudiantil, no desconoce que, al ser un escenario de encuentros, relaciones e interacciones, la Navidad conlleva elementos positivos que brindan sensaciones de bienestar. Pero, al mismo tiempo, se pueden presentar espacios de desencuentro, discusiones, peleas o nostalgia que generan una carga emocional.
“Lo segundo es la exposición constante a todos los estímulos Navideños. No en todos los casos opera así, pero en algunos la decoración o la misma música evocan experiencias pasadas o situaciones que se vivieron en un momento determinado, y estos funcionan como detonantes de esa respuesta emocional”, puntualiza.
Si a eso se le suma las situaciones de duelo, las pérdidas de cualquier tipo que generaron un cambio significativo durante el año, o el hecho de que es una época de balance, de reflexión y de introspección, todo junto puede generar una mayor sensibilidad en las personas.
“Las rutinas diarias se ven trastocadas. De pronto aumenta la demanda de actividad social, comemos un poquito más, bebemos un poquito más, gastamos un poquito más. Esa percepción de expansión en todos los niveles, esa sensación de que ‘tengo que dar más, tengo que permitirme más’, también favorece a la aparición de una respuesta emocional”, puntualiza Juliana.
Y esas afectaciones tienen consecuencias físicas y mentales. En lo físico, por ejemplo, se pueden presentar cambios en la alimentación o el ciclo de sueño, mientras que en lo psicológico se propicia la aparición de sensaciones asociadas a la nostalgia, la tristeza, el estrés o la angustia.
Ojo con la comida y el licor en exceso
"Comer en exceso o consumir grandes cantidades de azúcares y grasas puede ocasionar una descompensación metabólica, lo que eleva el azúcar en la sangre, causa problemas de presión arterial, enfermedades coronarias, dificultades para dormir y afecta el estado de ánimo, generando ansiedad o angustia.
Así mismo, el consumo excesivo de alcohol también provoca dificultades, ya que es un depresor del sistema nervioso central. Esto puede causar lagunas en la memoria, caídas y alteraciones metabólicas. La recomendación es planificar las comidas, proponer varias opciones gastronómicas saludables, controlar las cantidades y practicar el autocontrol."
Diana Carolina Gómez Restrepo, jefa de Servicio Médico y Seguridad y Salud en el Trabajo.
¿Qué se puede hacer, entonces, para encontrar un balance en estas emociones y no llegar a los excesos?
Lo primero, en palabras de Juliana Lenis, es el
autoconocimiento. Reconocer cómo es el momento de la vida en el que se está es determinante para saber qué se puede permitir y qué no. “Si ha sido un año difícil, con ciertas experiencias retadoras o complejas para mí, hay que permitirse sentir eso también durante la Navidad, y no evitar las emociones con elementos fantasiosos o soñadores sino, más bien, centrarse en las posibilidades actuales”.
Y ese es un aspecto fundamental en lo económico pues permite llegar a acuerdos, no exigirse o establecer montos razonables para las compras o los regalos. “Hay que tener muy presente que un regalo no necesariamente es un bien material, un regalo es la demostración de una forma de afecto hacia los demás, y uno puede mostrar ese afecto de muchas formas, como una manualidad, un encuentro, o algo más económico”.
Así mismo, la Navidad llega con la promesa de transformaciones y cambios. La invitación de la psicóloga es, por un lado, a
abrazar estos cambios, pero también a tener en cuenta que estos no se dan de manera instantánea ni tienen que estar asociados a una fecha en particular, son procesos que se van construyendo con compromiso y esfuerzos constantes.
“Finalmente, recordemos que no tenemos que obligarnos a algo que no queremos. Si mi estado emocional, mis circunstancias o mi situación económica no me permiten vivir esta época de la manera que todo el mundo esperaría -con alegría o ilusión-, no tenemos que obligarnos, y eso tampoco implica que todas las navidades que vienen vayan a ser iguales. Hay que darnos el espacio para vivir estas emociones en la manera en la que uno sienta que las puede manejar”, concluye.
A continuación, la psicóloga nos comparte algunos consejos útiles para manejar los excesos y las emociones durante la Navidad
Tips para tener en cuenta en la Navidad
a la hora de manejar los excesos y las emociones
-
Reconocer el estado emocional actual: antes de tomar cualquier decisión es fundamental saber cómo te sientes. Esto te permite ser consciente de tus límites y tomar decisiones más alineadas con tu bienestar.
-
No forzarse más allá de las posibilidades: durante las festividades, no te exijas más de lo que realmente puedes dar o disfrutar. No todas las experiencias navideñas tienen que ser perfectas o cumplir con ciertas expectativas. Permítete ser flexible con lo que puedas vivir en ese momento.
-
Negociar con uno mismo: acepta que es difícil no caer en excesos, pero intenta encontrar un equilibrio. Puedes negociar contigo mismo los límites en cuanto a comida, actividades o comportamientos. Reflexiona sobre hasta dónde estás dispuesto a llegar para no sentirte mal luego.
-
Evitar conductas compensatorias: las conductas compensatorias, como hacer ejercicio extremo para "compensar" lo que comimos en exceso pueden tener efectos negativos a corto o largo plazo. Es mejor reconocer tus posibilidades y no caer en la trampa de tratar de "arreglar" lo que sientes que hiciste mal.
-
Ser realista con las expectativas: acepta que la Navidad no va a ser mágica solo por tener decoraciones o seguir ciertas tradiciones. Es importante ser realista con lo que puedes y no puedes permitirte, sin esperar un cambio drástico solo por la época.
-
Evitar decisiones trascendentales bajo el impacto de las emociones: las emociones intensas que a menudo se viven en Navidad pueden nublar el juicio. No tomes decisiones importantes como reconciliaciones apresuradas o cambios radicales, sin antes reflexionar cuando estés más tranquilo. Las decisiones tomadas impulsivamente pueden no ser sostenibles a largo plazo.
Estos consejos buscan ayudarnos a manejar los desafíos emocionales y físicos que pueden surgir en la temporada navideña, sin embargo, el llamado de la Universidad es que, en caso de que sea necesario, también es válido buscar ayuda profesional durante estas fechas.
En diciembre seguirán disponibles las líneas de atención para estudiantes, profesores y colaboradores, que se pueden consultar en este
enlace.