Enamorarse del problema y saber cuándo renunciar, fueron algunas lecciones compartidas por científicos emprendedores
El encuentro de Ciencia, pero no ficción se realizó en el hall del bloque 20 de la Universidad.
• El martes 27 de agosto se llevó a cabo una edición especial de Ciencia, pero no ficción: Dosis de realidad. En esta ocasión, los invitados fueron los investigadores eafitenses Diego Fernando Villanueva Mejía y Olga Lucía Quintero Montoya, junto con Melissa Londoño Ávila, jefa de Transferencia de Tecnología y Conocimiento de EAFIT.
• Este evento se realizó en el marco de Acción EAFIT, una semana dedicada a la ciencia, tecnología e innovación. La programación se extenderá hasta el jueves 29 de agosto, con actividades que permitirán conocer iniciativas universitarias en investigación, soluciones tecnológicas y experiencias de apropiación social.
Revive la transmisión a continuación:
La ciencia transforma la forma en que se ve el mundo, sin embargo, para que nuevas soluciones salgan del laboratorio y lleguen a la industria, es necesario dar la vuelta a lo aprendido, equivocarse y aprender de los fracasos. El camino es todo un desafío, con altas y bajas que dejan historias inspiradoras sobre el detrás de cámaras de hacer ciencia y emprender.
En una edición especial de Ciencia, pero no ficción: Dosis de realidad, se encontraron este martes 27 de agosto los investigadores eafitenses Diego Fernando Villanueva Mejía, cofundador de Nutrinova; Olga Lucía Quintero Montoya, cofundadora de HuMath; y Melissa Londoño Ávila, jefa de Transferencia de Tecnología y Conocimiento de EAFIT. El evento tuvo lugar en el marco de la cuarta edición de Acción EAFIT, una semana donde la comunidad universitaria comparte sus iniciativas en ciencia, tecnología e innovación.
El primero en relatar su viaje de la ciencia al emprendimiento fue el profesor Diego, quien contó que en 2018 fundó Natural Vitro, una spin-off de base tecnológica que ofrecía soluciones a agricultores mediante el mejoramiento de semillas, haciéndolas más resistentes a las condiciones del medio ambiente. “Estábamos configurados para fracasar. Me concentraba en la solución, y hoy me doy cuenta de lo equivocado que estaba. Ahora, con la segunda start-up, Nutrinova, nos enfocamos en las dificultades. Como emprendedores, debemos enamorarnos de los problemas, y cuanto más grandes y más personas abarquen, mejor”, afirmó.
Diego también compartió las difíciles decisiones que tuvo que tomar, como cerrar Natural Vitro para seguir adelante con un nuevo intento. Resaltó que en el proceso "Nunca hay que dejar de investigar, por más que estemos enfocados en emprender. El conocimiento es lo que nos dirá si estamos haciendo las cosas bien”.
Luego, la profesora Olga Lucía habló de las renuncias que ha enfrentado en sus emprendimientos, y llamó la atención sobre la importancia de establecer acuerdos desde el principio, especialmente cuando se trabaja con aliados de diferentes sectores, como lo ha hecho con HuMath. También mencionó la necesidad de negociar ciertos aspectos, pero nunca comprometer la calidad técnica ni perjudicar el mercado.
Para la investigadora, no se trata de hacerlo todo sola, sino de rodearse de socios que complementen su conocimiento y estar dispuesta a delegar tareas. "Entender que existen diferentes roles te hace más atrevido. Pasar de ser el científico más recalcitrante y aceptar que en las relaciones uno evoluciona, esa es la lección. Ahí es donde empiezas a ganar habilidades", concluyó.
Dosis de realidad
En el cierre del encuentro, Melissa Londoño Ávila, jefa de Transferencia de Tecnología y Conocimiento de EAFIT, comentó que una de sus principales labores es inspirar a los investigadores, o como ella lo expresa: “invitarlos a incomodarse de manera voluntaria. En las oficinas de transferencia insistimos en demostrar la capacidad que tenemos en investigación para transformar. Esto implica lágrimas y vivir muchos fracasos, pero se trata de ser el puente entre lo que hace el investigador y lo que realmente quiere el mercado”.
Desde su perspectiva, los mayores retos en transferencia son la diversidad de áreas del conocimiento en la Universidad, convertir los resultados de investigación en negocios, y reconocer que lo que funciona en el laboratorio no siempre funciona en la empresa, ya que son ritmos diferentes. “La ciencia también se equivoca", añadió Melissa, subrayando lo complejo que es explicar en palabras sencillas lo que se está vendiendo, una habilidad que se desarrolla con el tiempo y cuyas retribuciones van más allá de lo monetario, porque terminan transformando vidas.
Ricardo Mejía Gutiérrez, director de Investigación de EAFIT, complementa que espacios como Ciencia, pero no ficción permiten conocer “resultados tangibles que responden a necesidades del entorno, de la ciudadanía o de las empresas. Son esas conexiones entre soluciones innovadoras y la sociedad las que evidencian cómo se puede aplicar el conocimiento”. La ciencia no solo pertenece al laboratorio, también encuentra su lugar en la vida diaria, donde se convierte en un motor de cambio que mejora la calidad de vida y genera un impacto real en las personas.