La pausa del café, una oportunidad para cuidarnos desde la atención plena en el presente
También salimos al campus y conversamos con algunos eafitenses para que nos contaran como la pausa del café contribuye con su bienestar.
• El buen descanso es clave para recargar las energías y cuidar de la salud mental y, en ocasiones, ese descanso se puede aprovechar durante la pausa activa que realizamos para disfrutar de un café o cualquier otra bebida.
• Y que mejor manera de hacerlo que con un ejercicio de atención plena que nos permita conectarnos con el presente a través de nuestros cuerpos y sentidos. En esta nota la psicóloga de Servicio Médico nos comparte algunas claves para sacarle el mayor provecho a este momento.
No es un secreto que vivimos en la era de la velocidad y las prisas. Los horarios ajustados, las reuniones, los correos electrónicos, los compromisos personales o la necesidad de ser productivos en todo momento ya son parte de nuestro día a día e, incluso, han comenzado a generar malestares como la cronopatía, que es la obsesión permanente por aprovechar el tiempo, incluso en aquellos momentos que destinamos al descanso o la alimentación.
“No debería ser así, porque
el descanso es parte fundamental de la salud mental y aporta equilibrio en nuestras vidas. De ahí la importancia de tomarnos en serio estos momentos, desde la perspectiva de la atención plena, es decir, vivir el presente en cuerpo y mente”, menciona Laura Montoya Espinosa, psicóloga de Servicio Médico y Seguridad y Salud en el Trabajo.
Y qué mejor momento para comenzar a interiorizar este mensaje que con nuestras pausas para disfrutar un café.
Sí, todos los días, a mitad de la mañana o en las tardes, es habitual ver a los eafitenses de diferentes dependencias dirigirse a las cocinetas de sus bloques o al cafetín más cercano para disfrutar de esta bebida, conversar con sus colegas o simplemente para descansar de la rutina y, ahí, en ese preciso instante, hay una oportunidad para seguir viviendo el mutuo cuidado.
¿Cómo? El ejercicio es muy sencillo, nos explica la psicóloga, y solo necesitamos nuestros sentidos y una taza con la bebida que estemos tomando: “Lo primero es coger ese tinto o café, ponerlo cerca de nuestra nariz y olerlo. Tomémonos unos minutos para sentir el recipiente en las manos, para identificar si está frío o caliente, para palparlo con nuestros dedos. Y, finalmente, cuando lo llevemos a la boca, degustemos con calma sintiendo como se activan las pupilas gustativas, siendo conscientes del momento”.
Se trata de una actividad sencilla pero que pone el foco en un tema necesario en estos tiempos de velocidad y prisa: la atención plena. Cuando hacemos varias actividades al mismo tiempo nuestra atención está dividida y, por ende, no descansamos ni realizamos una verdadera pausa activa. El hecho de enfocar los sentidos en un momento nos permite estar presentes en cuerpo y mente, parar las revoluciones del día por un momento y cuidar la mente.
Y así también lo hacen estos eafitenses, quienes quisieron compartir qué significa la pausa del café para ellos y cómo les brinda bienestar:
“El momento del café, en las mañanas, me activa y me dispone para el resto de ocupaciones que tengo en el día. Es una forma simple de amenizar la vida”; Juan David Londoño Isaza.
“Cuando el día es muy largo, poder sacar un momento así nos ayudar a partirlo, a sobrellevarlo, a descansar”, Daniel Zuluaga.
“Este es un momento para conversar, compartir con colegas, relacionarse e intercambiar conocimiento, para cambiar de ambiente, despejar la mente y tener ideas nuevas y frescas. Estar al aire libre, verse con gente diferente o con los mismos colegas por fuera del espacio habitual, permite despejar la mente”, Edwar Tamayo.
“Una bebida como el café propicia un momento social. Alrededor de ella uno se inspira, conversa, se conecta con el otro. El solo hecho de planear ir por el café ya tiene implícita esa conexión”, María Alejandra Agudelo.
“En el equipo de Deportes y Recreación no nos puede faltar el cafecito a media mañana y una vueltica por el campus para estirar las piernas y descansar la mente”, Sandra Alzate.
“Disfrutar un café con los compañeros es una oportunidad de cuidar al otro, de saber qué pasa más allá de la vida laboral, en sus casas, en sus mentes o durante los fines de semana. Es un buen compartir”, María Isabel Saavedra.
“Más allá de ser un simple ‘break’ en el día a día, es un regalo que uno se hace a sí mismo. Cinco o 10 minutos para sentarse, sin afanes, con calma, a pensar o compartir con alguien”, Wilver Canacué.