Que otro regalo en esta Navidad sea cuidar de nuestra salud mental
Durante el receso de fin de año la Universidad continuará brindando su apoyo a través de líneas 24/7 para estudiantes, profesores y administrativos, y mediante el Directorio de Servicios en Salud Mental.
• Esa es la invitación que nos hacen los departamentos de Desarrollo Estudiantil y de Servicio Médico y Seguridad y Salud en el Trabajo, a propósito de una fecha que puede llegar con un amplio abanico de emociones para muchos.
• Laura Montoya, psicóloga de los colaboradores y profesores también nos comparte algunos tips para vivir el presente, expresar gratitud por el pasado, y mirar el futuro con optimismo.
“Hoy me embarga una nostalgia, este año nadie me abraza. 31 de diciembre, cómo estarán en mi casa. Hace un año estaba aquí y hoy se encuentra lejos”…Ya lo cantó Gabriel Romero y su Orquesta en 1986 y, desde entonces, lo escuchamos casi todos los diciembres.
Es el porro “Maldita Navidad”, una de las canciones decembrinas más populares por estas fechas. Y, aunque muchas veces la bailamos con nuestros seres queridos o la tarareamos mientras disfrutamos de un pedazo de natilla o de un buñuelo, en su letra habla de un tema al que, cada vez, hay que ponerle más atención: la salud mental durante la Navidad.
Por un lado, es una época de alegría, de encuentro familiar y social, un momento para las vacaciones o para las actividades de ocio a las que, en la cotidianidad, no podemos dedicarle tanto tiempo. Por el otro, es un periodo de nostalgia, de recuerdos asociados a las ausencias, las pérdidas o los duelos, de aislamiento, o de introspección. Y todos son válidos y normales, así lo expresa Sara Moreno Osorio, coordinadora de Apoyo Psicosocial y Psicopedagógico.
“Para muchas personas el fin de año llega con elementos de evaluación, revisión o conexión y, con estos, aparece una amplia gama de emociones. Lo principal ahí es entender que estas, en su gran mayoría, son normales y hay que permitirse vivirlas y sentirlas”, comenta la psicóloga.
Son normales, por ejemplo, los momentos de tristeza, llanto o nostalgia al recordar a algo o alguien que ya no está, o debido al cierre de una etapa de la vida, a la transformación y al cambio.
“Esto es bonito porque nos permite reconocernos y crecer. Si uno o dos días después de sentirnos así tenemos la capacidad de volver a disfrutar de alguna actividad que nos interesa o de compartir con otros, entonces no hay ningún síntoma de alerta”, puntualiza Sara.
Pero…¿Cuándo no son normales estos sentimientos y emociones?
Si percibimos que esa sensación de tristeza es prolongada y permanente al punto de quedarse instalada por varios días o incluso semanas, ahí hay un signo de alerta.
Si lo mismo sucede con las sensaciones de ansiedad, inquietud o nerviosismo, y si estas afectan nuestro desenvolvimiento en las actividades cotidianas, ahí también hay un signo de alerta.
Los excesos de cualquier tipo y de una manera que no es habitual, como en las comidas, el sueño o el consumo de alcohol o sustancias psicoactivas, también son otro signo de alerta.
“Y cuando empiezan a aparecer pensamientos muy negativos como por ejemplo hacernos daño, ahí también hay una alerta. En esa y en todas las situaciones anteriores debemos recordar la importancia de pedir ayudar”, agrega Sara.
Por eso, durante el período de vacaciones la Universidad continuará brindando su apoyo a través de líneas 24/7 para estudiantes, y para profesores y administrativos, y mediante el Directorio de Servicios en Salud Mental. Todas estas iniciativas se pueden consultar en el siguiente enlace.
Así mismo, Sara nos recuerda que también contamos con la línea 106 de la Alcaldía de Medellín para recibir atención psicológica gratuita o enfrentar casos de emergencia en salud mental, y con la línea Salud para el Alma, de la Gobernación de Antioquia.
Algunas recomendaciones para estas fiestas decembrinas
- Para las personas que les cuesta tener tiempo libre la recomendación es construir rutinas diarias asociadas a las necesidades individuales o familiares. “Si vivo solo puedo planear mis días de manera que tenga actividades para el cuidado de mi espacio, para mí y para los encuentros con otro. Si vivo con mi familia debo revisar cuál es mi rol dentro de la casa y construir una rutina de acuerdo con este”, explica Sara Moreno.
- Decir que no está bien. En esta época podemos recibir muchas invitaciones, ya sea para el Día de las Velitas, a fiestas, a las novenas o a otras reuniones con familiares y amigos. Si no nos sentimos cómodos está bien decir que no, o decidir a cuáles de estas actividades asistir y a cuáles no. Sin embargo, es importante no caer en excesos y propiciar espacios de encuentro con los otros, así sea en grupos más reducidos.
- Hablando de excesos: En esta época es común que nos demos ciertos permisos debido a que no tenemos la misma rutina laboral que el resto de meses. Es importante, nos recuerda Sara Moreno, que reconozcamos las tendencias que nos llevan a ciertos excesos (comida, alcohol, fiestas, sueño o gastos económicos, entre otros), nos hagamos esa advertencia personal y tengamos cuidado al respecto. “Eso no significa que no nos podamos tomar un traguito o disfrutar de un buñuelo, pero que sí que lo hagamos en la medida adecuada para estar tranquilos después y no quedar con esa sensación de qué hice y por qué lo hice”.
- ¿Y con las finanzas? Este tema también puede tener un impacto en la salud mental. La recomendación, además de ser equilibrados, cuidadosos y precavidos con los gastos, es a recordar que los regalos no tienen que estar mediados por el dinero, sino que estos también pueden ser de otro tipo, como experiencias, presencias, saludos, conversaciones, actividades conjuntas o compartir momentos.