Más que un espacio físico, un lienzo para plasmar posibilidades
La palabra clave en este escenario es la flexibilidad.
• Ya sea por las clases o por las unidades administrativas que laboran desde allí, el bloque 18 es un punto de referencia para todos los eafitenses. Pero desde este mes de mayo hay una nueva razón para darse un paseo por edificio y visitar, de manera especial, su segundo piso, un lugar pensado para ampliar las perspectivas del aprendizaje y para hacer realidad los futuros educativos que nos imaginamos.
• Se trata del Laboratorios de Futuros, un lugar especial para dejarse asombrar, conectarse con el mundo de las ideas y potenciar todas nuestras capacidades de creación. En esta nota Diego Leal, director asociado del Centro Imaginar Futuros, nos cuenta más sobre el origen y propósito de este espacio que será administrado por Nodo.
En EAFIT hay laboratorios y espacios de aprendizaje para todo. Hay aulas de pedagogía inversa, cámaras Gesell, mesas vibratorias y colecciones de rocas con miles de años de antigüedad. También hay aulas para experimentar la realidad virtual, super microscopios o equipos especializados, irremplazables y que, para ser utilizados, se necesita de una capacitación que a veces toma hasta meses.
Pero en ese amplio espectro de opciones nunca se había considerado la posibilidad de crear un lugar para imaginar los futuros de la educación, y eso cambió a finales de 2022, cuando se hizo una apuesta sólida y decida por un escenario de aprendizaje diferente, disruptivo y único en su tipo: El Laboratorio de Futuros.
“Ya teníamos un centro, que era el primero del país en dedicarse a pensar en los futuros posibles. Sentíamos que, entonces, el paso natural era ir más allá, y contar con un espacio para físico para aterrizar las reflexiones, para hacer palpables las propuestas, para explorar ideas y poner a prueba esos futuros que nos soñábamos”, explica Diego Leal Fonseca, director asociado del Centro Imaginar Futuros, quien agrega que la propuesta coincidió con el objetivo del Plan Maestro de la Universidad de resignificar algunas zonas del campus, y en especial del bloque 18, para convertirlo en un punto donde todos los eafitenses y visitantes se pudieran enterar de las principales apuestas de la Universidad.
“Pero no creando un aula más, sino un verdadero espacio innovador, flexible y en el que se sintiera, de verdad, que en EAFIT el futuro es presente. Así, con la unión de esfuerzos de varias unidades, nos dimos a la tarea de crear este escenario pensando en que sus usuarios pudieran ampliar las perspectivas, asombrarse y conectarse con otros”, agrega Diego Leal.
“Como una flor que despliega sus pétalos, como una mariposa que abre sus alas al conocimiento”
El Laboratorio de Futuros, como nos explica Diego, está pensando como una especie de flor que abre sus pétalos y, en cada uno de ellos, hay una posibilidad diferente para vivir el aprendizaje.
En el centro del lugar, por ejemplo, está la zona de
conexión, un espacio para el coworking, el relacionamiento y las conversaciones significativas. Y, a ambos lados de este espacio, se despliegan las dos salas de
asombro, diseñadas para facilitar la generación de experiencias de muy diversos tipos, y vivir los futuros a través de las iniciativas de estudiantes, profesores, investigadores y aliados.
En el costado oriental, justo al frente de la cafetería central, está la sala de
percepción, que funciona como un pequeño auditorio para inspirar nuevas formas magistrales, y para potenciar el uso de dispositivos de gran formato que puedan apoyar la generación de relatos e historias.
Y, finalmente, en el costado que da al Centro Argos para la Innovación, el Laboratorio se complementa con una zona para la
cocreación, un lugar que funciona como un taller y en el que se pueden visualizar metodologías, artefactos de futuro y ampliar el espectro de posibilidades.
Así, conexión, asombro, percepción y cocreación, junto con flexibilidad, se convierten en palabras fundamentales para convertir este lugar en una especie de máquina del tiempo que nos permitirá hacer realidad todas esas cosas que nos soñamos de cara a los desafíos de la educación y de la sociedad.
Estudiantes y profesores de colegios y universidades, académicos e investigadores, colaboradores de la Universidad, pensadores de la educación, rectores, líderes de la industria y muchos otros actores del ecosistema de aprendizaje del país están invitados a visitar y aprovechar los diferentes escenarios que brinda el Laboratorio de Futuros, “Acá vamos a jugar con la sorpresa, a conectarnos con las ideas y a comprobar todo eso que somos capaces de crear. la invitación es a aprovecharlo y a imaginar”, concluye Diego.
Los primeros usuarios del Laboratorio de Futuros
Ciencia, tecnología e innovación para el futuro, ese es el nombre de la exposición que se puede visitar, por estos días, en el Laboratorio de Futuros. Es una apuesta del Laboratorio de Divulgación Científica de la U que salió al campus a preguntarle a nuestros profesores investigadores cuáles serían esos resultados de investigación, realizados por ellos mismos, que creerían que tendrían lugar en un museo del futuro.
“El resultado es una serie de artefactos tecnológicos que para ellos pueden ser paisaje, pero para nosotros es una oportunidad de generar asombro”, expresa Óscar Caicedo Alarcón, jefe del Laboratorio de Divulgación Científica.
Un ladrillo con recubrimiento de titanio para la captura de dióxido de carbono, una pared de ladrillos solares, la primera celda solar del proyecto Serena, o una nanofibra para la creación de mascarillas que filtran nanopartículas, son algunos de los objetos que se pueden visitar en la sala de asombro del Laboratorio de Futuros.