Actualidad eafitense
Lo que surgió con un café, hoy da frutos con una investigación financiada por el gobierno de Estados Unidos
Eleonora Dávalos, a la derecha, durante el anuncio oficial de los ganadores del programa 100k
Strong Americas. Cristina Robledo, a la izquierda, jefa de Internacionalización EAFIT.
• Las profesoras eafitenses Eleonora Dávalos y Catalina Gómez Toro, con la participación de la investigadora Jennifer Holmes, de la Universidad de Texas en Dallas, fueron reconocidas por el programa 100K
Strong Americas, del Gobierno de los Estados Unidos.
• La iniciativa permitirá, por un lado, el intercambio de estudiantes de ambas instituciones, así como la realización de un proyecto enfocado en las violaciones de los derechos humanos en Colombia, después de los Acuerdos de Paz. Conversamos con una de las profesoras galardonadas, para que nos contara más de esta distinción.
Hace poco más de una semana, una investigación de las profesoras Eleonora Dávalos Álvarez y Catalina Gómez Toro, de la Escuela de Finanzas, Economía y Gobierno, fue seleccionada para ser financiada por el programa 100K
Strong Americas, iniciativa liderada por la Embajada de los Estados Unidos en Colombia y que, a través de su programa
Partners of the Americas, busca aumentar el acceso a la educación inclusiva y a los programas de preparación para la vida laboral, al mismo tiempo que facilita y fortalece el intercambio académico entre estudiantes y profesores de universidades en ambos países.
En esta ocasión el reconocimiento fue posible gracias a la propuesta:
Is there always calm after the storm?: human rights violations and peace agreement in Colombia, con la que las dos profesoras, acompañadas de la investigadora Jennifer Holmes de The University of Texas at Dallas, analizarán las violaciones de los derechos humanos durante el postconflicto.
Sin embargo, la génesis de este proyecto se remonta casi 10 años atrás, cuando Eleonora coincidió en un evento internacional con Jennifer en 2013. En esa ocasión, durante el receso para un café, ambas académicas vieron que trabajaban temas similares centrados en el conflicto armado. Desde entonces fortalecieron los lazos, mantuvieron el contacto permanente, tejieron redes y hoy, una década después, consolidaron esta propuesta de investigación completamente relevante para los tiempos actuales.
Conversamos con Eleonora a propósito de este logro, sobre su investigación, los impactos que tendrá, y la importancia del trabajo en red con profesores de otras latitudes.
Comenzando justamente por el origen tan particular de este proyecto, ¿cuáles fueron esas áreas o campos del saber en los que usted y la profesora Jennifer Holmes coincidieron?
La profesora Jennifer Holmes investiga acerca de conflicto, y yo investigo sobre cultivos ilícitos, especialmente el de coca, y resulta que en Colombia el conflicto y los cultivos ilícitos están en los mismos lugares, y ahí fue donde llegamos a un punto de encuentro. Después, cuando se realizó el plebiscito y los resultados sorprendieron a mucha gente, vimos que mientras en las ciudades ganó el “No”, en los lugares que habían tenido mucho conflicto las personas votaron por el “Sí”.
Ahí, al ver que las regiones más afectadas eran las más sensibles con los diálogos de paz, empezamos a conversar nuevamente, y a trabajar en un proyecto en particular. Ya no era esa etapa de “Me llama mucho la atención lo que investigas”, sino: “venga construyamos algo juntas”.
Más tarde salió la convocatoria del programa 100K
Strong Americas, que tuvo como focos los mismos ejes propuestos por la Misión de Sabios en 2019, y sentíamos que podíamos participar, especialmente en el numeral de Ciencias Sociales y desarrollo humano con equidad, que propone generar ambientes de cuidado en situaciones de posconflicto. Algo hizo “clic” en mí y, en ese mismo instante, recibo el correo de Jennifer con la convocatoria. Las dos estábamos pensando en lo mismo.
¿Cuál es esa idea a la que le dieron forma?
Enfocados en esa línea de la Misión de Sabios empezamos a mirar, primero, lo que teníamos. Yo, por ejemplo, me di cuenta de que, tanto en la la base de datos con la que trabajo (que la realiza una fundación jesuita para determinar las violaciones por derechos humanos en Colombia), como en la percepción general y las noticias, parecía que después de la firma de los Acuerdos de Paz, las masacres habían aumentado en el país.
Y digo “parecía” porque no tenía las cifras. Nos dimos cuenta de que ahí había una pregunta de investigación: determinar si, efectivamente, las masacres habían aumentado o no, ver qué estaba pasando ahí. Empecé a hablar con Jennifer de ese “no saber”, vimos los datos que venía acumulando y pensamos que esta era una gran oportunidad.
De ahí salió nuestra pregunta, enfocada en saber qué pasa después del proceso de paz en términos de violaciones de derechos humanos, e identificar si había desplazamientos entre los diferentes tipos de violaciones, como por ejemplo que ya no haya tantos secuestros, pero sí más masacres.
¿Qué sigue ahora para el proyecto?
Como parte del programa, un grupo de estudiantes irán a Estados Unidos durante 12 semanas (en el verano), para participar de un curso sobre derechos humanos, así como para conocer algunas ONG que están enfocadas en ese tema y están vinculadas al proyecto. Las violaciones de derechos humanos no son exclusivas de Colombia y será una oportunidad para que ellos conozcan otra cara de la moneda, especialmente en un estado como Texas, que recibe tantos migrantes.
¿Por qué estos temas?, ¿qué la motivó en su vida, su formación o su carrera a dedicarse a estos asuntos relacionados con el desarrollo social?
Una de las principales problemáticas del desarrollo social en el sector rural de Colombia, es la de los cultivos de uso ilícito, que generan problemas en muchas dimensiones; en acumulación de capital humano, riesgos para la salud, y problemas de mercados, es decir, toca muchas aristas. El hilo conductor de toda mi investigación siempre ha sido el desarrollo social, tratar de entender estos problemas no solo como un delito, sino también lo que hay detrás de las decisiones que se toman para llegar a estas circunstancias, tratar de entender qué está pasando con las comunidades en las zonas rurales de nuestro país.
Cuando estaba cursando mi pregrado veía que se hablaba mucho de las estrategias para controlar el cultivo ilícito, pero no hablaban de las personas y a mí eso me llamó mucho la atención, entonces quise empezar por ahí.
Tras una vida profesional entera dedicada a estos temas, ¿cómo toma el reciente reconocimiento del Gobierno de los Estados Unidos a través de su programa 100K Strong Americas?
Ha sido una emoción muy grande para Catalina, para Jennifer y para mí. A nosotras nos llegó la carta de felicitación desde diciembre, pero no podíamos decir nada hasta que el anuncio se hiciera oficial. En ese momento contuvimos la emoción, pero ahora tenemos muchas ganas de continuar con nuestro trabajo, especialmente con Jennifer, que siendo extranjera entiende mucho la cultura colombiana, la disfruta y quiere contribuir al país.
Catalina Gómez, la otra investigadora reconocida
Como el proyecto incluye el intercambio académico de estudiantes, Catalina asesora todo lo necesario con crédito, las materias y los aspectos administrativos y académicos de este tipo de pasantías. Así mismo, Catalina ha realizado varias investigaciones en tema de economía del crimen, lo que la convertía en una gran aliada para esta iniciativa.