El ciclo de vida del libro en EAFIT. Un viaje por el camino de la palabra escrita
Ya son casi 900 libros editados por la Editorial EAFIT. De estos una gran parte son escritos por profesores y estudiantes de la Institución. La imagen corresponde a uno de los lanzamientos en la Fiesta del Libro y la Cultura.
• La literatura y nuestro idioma español se encuentran en un punto en común: el libro. Es a través de este que viaja la palabra escrita, pero también la sustancia misma de la humanidad, el conocimiento, la cultura y la identidad de nuestros pueblos.
• El libro es testimonio de nuestra historia y cuando llega a nuestras manos lo hace después de un largo proceso creativo en el que participan autores, editores, diseñadores y libreros. Indagamos un poco más sobre este recorrido para conocer como su creación toca y transforma vidas.
Como el agua, los días, los insectos, el conocimiento o la existencia misma de las personas, los libros también tienen un ciclo de vida, la única diferencia es que no mueren, sino que, por el contrario, perduran por generaciones y se instalan en la memoria colectiva de la humanidad.
Desde que son concebidos hasta que llegan a las manos del lector, hacen un recorrido invisible donde el hilo conductor es uno solo: la palabra escrita en español, la misma que este 23 de abril exaltamos como parte de la celebración del Día del Idioma.
Por eso, como parte de esta conmemoración, quisimos hacer un recorrido por el nacimiento y parto de un libro, conversando con aquellos que los hacen, con quienes se encargan de editarlos y diseñarlos, y finalmente con quienes los entregan a los lectores.
Es un recorrido que, en el caso de Juliana Villegas Gómez, profesora del área de Marketing e Innovación, comenzó desde niña. Su pasión siempre ha sido la escritura. Comenzó con los diarios de su niñez y hoy es autora, tanto de artículos y libros sobre mercadeo, como de textos literarios de ficción.
“La escritura está dividida en dos mundos en mi vida, el de la academia y el del hobbie que realizo en mis tiempos libres. Son diferentes, pero a ambos les doy el tiempo y el ligar que se merecen”, dice la profesora, quien en la actualidad está trabajando en la escritura de un texto académico derivado de su tesis del doctorado en Mercadeo.
De ese proceso señala que lo que más disfruta es la planeación, ese momento en el que se sienta a pensar en la que será la columna vertebral de su libro, los temas que llevará y los capítulos en los que estará dividido, el orden, con qué comenzar y con qué finalizar, y el mensaje que espera que se lleven sus lectores.
No es muy distinto a lo que pasa en la vida de Gloria Gallego García, profesora de la Escuela de Derecho, quien ha convertido en libros varios resultados de sus investigaciones. “Escribir es fascinante porque combina arte, conocimiento, docencia e investigación, es un proceso emocionante que conlleva sensibilidad, imaginación, pensamiento claro y riguroso, y mirada atenta y permanente de la realidad para explicársela a otros, a veces tan trágica, pero siempre llena de esperanza”, comenta.
Eso es precisamente lo que tuvo en cuenta mientras escribía Fue como un naufragio, análisis y testimonios del secuestro en Colombia, texto que presentará el 30 de abril, a las 4:00 p.m., como parte de la Feria Internacional del Libro de Bogotá y que hace parte de una amplia obra dedicada a este tema.
Un interés que ha buscado dejar plasmado en los libros para que, como ella misma menciona, no desaparezca, sino que perviva y se mantenga por generaciones, “porque el libro es sustrato y símbolo de la perennidad cultural”.
“Escribir es fascinante porque combina arte, conocimiento, docencia e investigación, es un proceso emocionante que conlleva sensibilidad, imaginación, pensamiento claro y riguroso, y mirada atenta y permanente de la realidad para explicársela a otros, a veces tan trágica pero siempre llena de esperanza”.
El trabajo de vestir los libros
Si el manuscrito llega desnudo, editarlos y diseñarlos es como crear una vestimenta para ese futuro libro. Y a eso se dedican, respectivamente, Cristian Alejandro Suárez Giraldo y Margarita Rosa Ochoa Gaviria.
El primero lleva tres años en la Editorial EAFIT, y como editor de revistas, libros y otros productos bibliográficos, su labor es hacer una curaduría exhaustiva que incluye, entre otras cosas, la revisión ortotipográfica, y también la evaluación de oportunidad, coherencia, viabilidad, pertinencia, significado e impacto.
“Si leer es como un viaje, nosotros nos encargamos de que ese viaje sea más llevadero y coherente, que el autor y el lector tengan un diálogo efectivo a través del libro”.
Es una labor que le ha permitido editar unos 15 libros por año, y que ha implicado jornadas enteras de lectura sobre diferentes temas y en formatos diversos, especialmente ahora que el libro no solo se publica impreso, sino en formatos transmediales.
“También nos encargamos de concebir las dimensiones, la imagen que tendrá en la carátula o si hay que eliminar textos. Somos gestores de contenido”, concluye.
Y es ahí donde entra Margarita Rosa para dar las pinceladas finales a través de la diagramación de texto, la portada y los acabados; los detalles finales del vestido que llevará el libro. Eso implica conversaciones con editores, autores y proveedores, pero es una labor que disfruta y que la llena de orgullo cuando, por fin, tiene el producto en sus manos.
“Siempre leo un poco sobre el libro, me empapo sobre qué trata y pienso en cómo lograr que llame la atención cuando esté ahí, expuesto en la vitrina, que se logre lo que el escritor quiere, pero también que sea atractivo y emocionante para el posible lector”, manifiesta la eafitense, quien lleva dos meses de trabajo en la Universidad.
Tender puentes entre los libros y los lectores
Los libros no llegan solos a las vitrinas. En el caso de EAFIT, desde hace 16 años los ubica Rafael Vargas Gómez y sus compañeros de la Librería Acentos, ubicada en el primer piso del bloque 18.
Cualquiera que pase por allí siempre encuentra una ubicación y distribución diferentes que busca atraer la mirada del transeúnte. Si es Halloween, con seguridad estarán expuestos autores como Stephen King o los grandes clásicos del terror; en época de elecciones, no es raro encontrar los textos de análisis político; y si acaban de entregar el premio Nóbel, la vitrina estará vestida con las novelas y obras del ganador actual y de sus predecesores.
Y es que en este lugar el objetivo principal es que el lector encuentre un puente que le permita llegar a lo que está buscando, un libro académico, un cuento, un texto sobre arte o un tratado de filosofía. “Y si no está buscando no importa porque hacemos que se antoje”, agrega Rafael.
Ya son más de 40 años vendiendo libros y no hay un solo día que no se maraville con un autor o alguna joya recién descubierta. En su memoria siempre hay lugar para almacenar un dato más, un texto más, un escritor nuevo, o una solicitud inusual por parte de un lector.
“Lo bonito de este trabajo es que uno aprende todos los días, sobre todo la gente, que pueden ser entre 50 y 80 usuarios diarios. Es muy gratificante ver sus caras cuando, después de mucho buscar, llegan a este libro que tanto añoraban o que quizás estaba allí, en una estantería, esperando para ser descubierto y empezar una travesía juntos”, concluye.
Dependencias que viven el libro, las letras y el idioma español
Además de la Editorial EAFIT, la Universidad también vive el idioma español y el mundo de los libros a través de su pregrado en Literatura; el laboratorio Lees, que busca fortalecer las competencias en lectoescritura de los eafitenses; el grupo de expresión artística Letras, en el que participan los apasionados por la escritura; y mediante las diferentes manifestaciones, eventos, ciclos y encuentros que, a lo largo del año, se le dedica a este tema.
Todos ellos nos abren una ventana cultura a la que podemos asomarnos para conocer más sobre la historia de la humanidad plasmada en las páginas que se han escrito sobre ella.