Espacios, cultura y bienestar
La alimentación, el sueño y el descanso, ejes transversales del mutuo cuidado
En la primera semana de agosto viviremos la jornada de los Días Saludables, otra oportunidad para conocer más sobre nuestra salud integral y conectarnos con el bienestar. La imagen corresponde a una de las ediciones anteriores.
• Este 24 de julio se celebró el Día Mundial del Autocuidado, una fecha para reflexionar sobre el compromiso de todas las personas con su salud, y la importancia de implementar hábitos que nos permitan un mayor bienestar y una mejor calidad de vida.
• En EAFIT vivimos, desde hace varios años, la filosofía del mutuo cuidado, y por eso nos sumamos a este día con una reflexión sobre tres ejes fundamentales: la alimentación, el sueño reparador y el descanso.
Un pilar fundamental de la salud es el autocuidado. Puede que suene a frase de cajón, pero quererse a sí mismo es tan importarte como el cuidado médico a la hora de generar estrategias de salud pública, y de ahí la pertinencia de conocer, interiorizar e implementar hábitos que nos permitan vivir el bienestar en todas nuestras actividades.
Una alimentación inadecuada, por ejemplo, puede generar dolor de cabeza, sueño, cansancio, malgenio o pérdida de memoria. Lo mismo sucede cuando no dormimos o descansamos correctamente: disminuye la productividad y la agilidad, hay mayores olvidos o equivocaciones, y aumentan las sensaciones de angustia, ansiedad o estrés, solo por mencionar algunos efectos.
El domingo 24 de julio se celebró el Día Mundial del Autocuidado, y fue una oportunidad para reflexionar sobre estos aspectos y porqué, cuando se trata del bienestar, es importante conocernos a nosotros mismos, nuestras necesidades y las estrategias que debemos implementar para vivir mejor. Algo que está en completa sintonía con la filosofía del Mutuo Cuidado que vivimos en EAFIT.
Así lo consideran Diana Carolina Gómez Restrepo, jefa de Servicio Médico y Seguridad y Salud en el Trabajo, y Juliana Andrea Lenis Muñoz, psicóloga del Departamento de Desarrollo Estudiantil, quienes en esta nota nos comparten sus recomendaciones sobre tres ejes fundamentales del autocuidado: la alimentación, el sueño y el descanso.
Lo que sentimos y vivimos está relacionado con lo que comemos
“Mejor aprovecho el tiempo del almuerzo para adelantar trabajo”, o “yo como a la carrerita”. Seguramente hemos escuchado frases como esta en nuestro día a día. O, sin ir más lejos, algunos las hemos pronunciado, tal vez de manera inconsciente. Pero para la jefa de Servicio Médico de la Universidad esta es una conducta que no se puede normalizar, y a la que hay que ponerle atención.
“Siempre se piensa que la alimentación es importante para los procesos gastrointestinales, pero en realidad impacta todas las funciones del cuerpo. Alimentarse permite el adecuado funcionamiento del sistema nerviosos central, que el cuerpo se deshaga de las toxinas que no necesita, que descansemos mejor o que tengamos una buena salud mental. Todo lo que sentimos o vivimos está relacionado con lo que comemos”, menciona la médica.
Pero, ¿qué es una buena alimentación? Diana Carolina nos recuerda que esta depende de las necesidades de cada persona y el número de calorías que puede gastar en día.
Los estudios recomiendan que una mujer promedio colombiana necesita unas 1.800 calorías al día, mientras un hombre más de 2.600, pero eso puede varias si las personas realizan actividad física o acciones que generan desgaste calórico. De ahí que unas de las primeras acciones de autocuidado sea la visita al nutricionista para que nos ayude ajustar un plan de alimentación. “Debemos dejar de pensar que ir al nutricionista es una cuestión de bajar de peso, sino que es una inversión para nuestro futuro”.
El cerebro es un órgano muy “pinchado”
Cuando hay una mala alimentación, o una que es inadecuada, el primero que se cansa es el cerebro, porque este no trabaja con energía almacenada, sino con las nuevas fuentes de energía que ingerimos. De ahí que las primeras señales sean el dolor de cabeza, el sueño, los bostezos, el malgenio o el impacto en nuestras emociones.
“Y también la mala memoria, porque
para uno aprender algo o realizar actividades que requieren esfuerzos mentales, se requiere de una serie de reacciones químicas que nos producen micronutrientes como el hierro, el yodo, el magnesio u otros que ingerimos en la alimentación diaria”, puntualiza Diana Carolina.
Otro aspecto que no se nos puede olvidar dentro de la alimentación es el de la hidratación, y que permite que el sistema urinario elimine las sustancia o toxinas que el cuerpo ya no necesita. Al respecto se recomienda, por ejemplo, que aquellos que tomamos muchos diuréticos como café o té, lo compensemos con agua y jugos naturales.
¿Y qué tal un dulcesito? El chocolate estimula la serotonina, neurotransmisor necesario para que las células del cerebro, pero en el caso del dulce o el azúcar, la recomendación es que, entre menos comamos, mucho mejor.
Algunas recomendaciones para alimentarnos bien
- Aunque es difícil que comamos todos los días a la misma hora, lo ideal es buscar unas franjas horarias y respetarlas.
- La calidad de tiempo que nos damos para comer es importante. Por ejemplo, una masticación rápida no permite la extracción de nutrientes en el proceso digestivo.
- El tiempo de alimentación es una inversión en nosotros mismos. No debemos realizar otras actividades de manera simultánea.
- En las “cocas” que traemos a nuestro lugar de trabajo, o durante los almuerzos en la cafetería central, no pueden faltar las verduras. Los vegetales de hojas verdes son importantes en hierro y fundamentales para los vegetarianos o personas que comen poca proteína.
- Evitar las frituras y reemplazarlas por alimentos horneados, asados, salteados o al vamos. Las grasas naturales como la del aguacate o el aceite de oliva son un buen complemento.
- Muchas personas tenemos el hábito de mezclar carbohidratos. No está mal, pero lo ideal es que sean uno o dos; uno principal y una porción pequeña del otro.
El sueño es una inversión
Tan importante como la alimentación es el sueño. Nada peor que llegar a la oficina, a una reunión o dar una clase con pocas horas de descanso. La productividad o las ideas no son las mismas, no hay agilidad o se comenten más errores. El sueño permite que el sistema nervioso central recupere sus funciones y si hay privación de este, entonces no hay bienestar.
Organizar nuestro tiempo antes de ir al dormitorio, poner una alarma para acostarnos como lo hacemos para levantarnos, evitar el uso prolongado del celular y de otros dispositivos antes de dormir, y no comer en la cama, son algunas acciones que permiten que el cerebro reciba el mensaje de que se va a desconectar.
Dormir no es la única manera descansar
Juliana Andrea Muñoz, psicóloga de Desarrollo Estudiantil, nos explica que a nivel biológico es muy importante tener una actividad física o mantenernos activos para permitir que el cuerpo se recupere de la energía que ha gastado en otras actividades.
“Por eso es importante que entendamos que el ocio no significa perder tiempo y que dormir no es la única manera de descanso. Cambiar de actividad nos permite pasar de una exigencia fuerte donde estábamos utilizando la mayoría de nuestros recursos cognitivos o físicos a actividades un poco menos exigentes donde podemos encontrar una respuesta emocional un poquito más satisfactoria”.
Y como una mala alimentación, si no descansamos bien también hay efectos en el cuerpo. Niveles de autoexigencia muy elevados puede llevar a nuestros cuerpos a circunstancias límites y desencadenar en menor concentración, dificultades para memorizar, o afectaciones físicas, visuales o cognitivas.
“También vamos a encontrar cambios significativos en nuestro temperamento; cuando estamos en momentos de agotamiento nos cuesta ser calmados o responder de una manera tranquila ante cierto tipo de elementos. Tendremos dificultades para descansar, y nos va tocar implementar mucho más tiempo para alcanzar satisfacción o placer en esas actividades que antes disfrutábamos”, explica Juliana.
Así que permitirnos los tiempos para reestablecer la energía, sea con el sueño profundo, con la siesta, o con el descanso a través de otras actividades, nos va a permitir contrarrestar estos impactos y vivir un mayor bienestar en la vida.
Algunos espacios para descansar en EAFIT
- El gimnasio Vivo y los espacios deportivos.
- Sala de descanso para estudiantes, en el primer piso del bloque 17.
- Actividades de yoga al mediodía, lideradas por Deportes y Recreación.
- Sala de audiovisuales de la Biblioteca Luis Echavarría Villegas.
- Programa de Masaje express
- Otra manera de descansar es hacer un pequeño recorrido por la Universidad Parque, almorzar en sitios donde habitualmente no lo hacemos, o programar reuniones que nos impliquen un mayor desplazamiento.