Espacios, cultura y bienestar
Que este jueves 7 de abril no se nos olvide que “sin salud no hay nada”
En la Universidad la salud se vive desde un enfoque preventivo que contribuye al balance entre lo físico, lo mental y lo espiritual.
• El 7 de abril se celebra en el mundo el Día Mundial de la Salud, y en un país a punto de elegir a su próximo presidente, este tema ha cobrado mucha importancia en todas las conversaciones y agendas públicas.
• Por eso conversamos con algunos expertos de EAFIT para analizar el vínculo entre salud y democracia, y porque, además de ser un derecho, esta debe ser comprendida como un deber.
Sin salud no hay nada. Es un adagio popular que aprendimos de nuestros abuelos, pero también una frase con un significado muy profundo. La salud nos permite generar ideas, ser productivos en el trabajo, conectarnos con la familia y los seres queridos y, en general, desarrollarnos, expresarnos y proyectarnos como individuos, especialmente después de la pandemia, que impulsó este tema en todas las conversaciones y agendas mundiales
Colombia no es ajena a esta discusión, y próximos como estamos a participar de las elecciones presidenciales, también se hace evidente que un buen estado de bienestar físico, mental y social es decisivo para el ejercicio de la democracia.
A propósito de la celebración del Día Mundial de la Salud, este jueves 7 de abril, Gabriel Mesa Nicholls, asesor de EAFIT, explica que a la luz del contexto actual es necesario que, como ciudadanos, entendamos lo que nos jugamos en materia de salud.
“Estas elecciones son claves porque podemos ver dos grandes apuestas: unas que buscan acabar con las EPS y otras que le apuntan a una reforma de estas. Pero más allá de eso es importante que entendamos que estas entidades cumplen con funciones muy importantes, y tomar una decisión desinformada puede significar un retroceso para el país”, señala.
El académico se refiere a las funciones de agenciamiento, gestión de riesgos, articulación con la red de prestación del servicio, compra inteligente de servicios de salud y gestión de calidad, que son fundamentales para el funcionamiento del sistema en Colombia y para sus cinco características principales: que es un plan universal, que cubre los medicamentes biológicos, y que le apuesta a la equidad, la solidaridad y la eficiencia.
Para Gabriel, además, otro de los elementos que hay que tener en cuenta es que la salud es un derecho y un deber, pero con un componente adicional: que debe tener detrás una ecuación económicamente sustentable que respalde el sistema, y lo haga sostenible y eficiente para todos.
La salud como derecho
A la anterior afirmación se suma Diana Carolina Gómez Restrepo, jefa de Servicio Médico y Seguridad y Salud en el Trabajo de la Universidad, quien afirma que, como individuos, todos tenemos derecho a servicios de salud adecuados y dignos, y de ahí la importancia de que los estados se comprometan con medidas óptimas de salud pública que generen bienestar, que sean equitativas y accesibles para todos.
“En Colombia todas las personas tenemos derecho a acceder al sistema, y también a las acciones de promoción y prevención desplegadas por estado con la finalidad de impedir o retrasar la aparición de enfermedades prevenibles, accidentes u otras situaciones que puedan afectar la condición de bienestar de la sociedad, y es un tema que se relaciona directamente con la democracia.
Para la médica, además, una sociedad más democrática es una sociedad con mayor salud, porque sus líderes buscan preservar los atributos de accesibilidad y equidad, y entienden el impacto de salud en la sociedad.
“Si una comunidad tiene un mal servicio de acueducto va a tener una población más enferma, o si no se promueve la calidad del aire, la gente va a tener más problemas respiratorios. Por eso salud y democracia se cruzan, porque es desde los gobiernos que se definen los planes para esos temas”, concluye.
¿Y cómo deber?
Para Gabriel Mesa también es importante reconocer esta dimensión. Al respecto, señala que de nada servirían las campañas o iniciativas de prevención si las personas no reconocen que su grado de responsabilidad en los hábitos que construyen día a día.
“Podemos tener campañas de comer saludable, de cuidar la presión arterial, o de conducir con el cinturón puesto para evitar accidentes, pero lo verdaderamente importante es que reconozcamos esa capacidad de autogestión que tenemos en la actualidad”, apunta.
En resumen, se trata, en palabras de la médica Diana Carolina, de un compromiso en doble vía, tanto del Estado como de las personas, para seguir propiciando una cultura de la salud que nos permita crecer como individuos y como sociedad.