Actualidad eafitense
“Los problemas contemporáneos no se pueden resolver con una sola visión”
El diseño interactivo es capaz de conjugar industrias que, tradicionalmente, han sido dispares entre sí como diseño, tecnología, comunicación, cultura, programación, entre otras.
• En esta frase coinciden los docentes Mauricio Vásquez Arias y Christian Díaz León al hablar sobre la importancia de que diferentes saberes se integren para tejer relaciones académicas e investigativas.
• Ellos son dos de los creadores del pregrado en Diseño Interactivo, un claro ejemplo de cómo la Universidad es un tejido de capacidades y conexiones, pues participaron tres escuelas y cuatro departamentos académicos.
Tejer hilos y tender puentes entre diferentes saberes no es una novedad para EAFIT. Desde sus inicios la suma de visiones de empresarios de diversos sectores posibilitó la creación de la Institución; los esfuerzos conjuntos con diferentes instituciones y fundaciones internacionales facilitaron la llegada de las ingenierías y otros programas; la lectura de un entorno cada vez más cambiante permitió el arribo de las humanidades; y de manera reciente las ciencias de la vida también incursionaron en la cotidianidad eafitense.
Tampoco es raro que diferentes pregrados, departamentos y unidades converjan para sacar adelante proyectos comunes. El mayor ejemplo de este diálogo interdisciplinario se materializó a comienzos de 2020, con la creación del pregrado en Diseño Interactivo, en el que participaron tres escuelas y cuatro departamentos.
De esta manera, esos mundos que en apariencia no tienen nada en común (como la administración, la ingeniería y las humanidades), encontraron un punto en común, y entre diálogos, reflexiones, acuerdos y discusiones, lograron consolidara un programa contemporáneo, de vanguardia, y conectado con los tiempos actuales y las necesidades de las organizaciones empresariales, sociales y culturales.
Conversamos con los docentes Mauricio Vásquez Arias, y Christian Andrés Díaz León, quienes viniendo de profesiones muy diferentes —comunicador social e ingeniero biomédico—, fueron dos de los consolidadores del pregrado. Este es solo un ejemplo de ese tejido que conecta capacidades y potencia conexiones.
¿Qué significa para ustedes la palabra tejer y cómo se relaciona con el contexto educativo o social?
Christian: Para mi tejer es tomar un elemento que por sí solo no tenga función o propósito en particular y, uniéndolo con otros, convertirlo en algo funciona y que aporte valor. La lana por sí sola no sirve de mucho, pero cuando se teje se convierte en una prenda, tiene sentido. Eso mismo pasa en la educación y en otros muchos campos: cada “hebra” aporta de lo que más sabe o conoce para construir en conjunto un proyecto que tenga impacto y pertinencia.
¿Cómo se vivió entonces la integración de estas “hebras” en la creación del pregrado en Diseño Interactivo?
Mauricio: Significó muchos retos y aprendizajes, e implicó poner sobre la mesa diferentes marcos de referencia, metodologías, acuerdos y visiones para afinar la propuesta. Fue un diálogo muy interesante en el que participaron profesores de Comunicación Social, Ingeniería de Sistemas, Ingeniería de Diseño de Producto y Mercadeo. Al final, fue muy provechoso, pues todos aprendimos de los demás.
Christian: Además, el pregrado fue pensando a partir de cuatro disciplinas: mercadeo, programación, desarrollo de software y comunicación digital. Fue muy bonito ver que el espíritu de todos era apalancar y construir desde lo que cada uno sabía hacer mejor.
¿Cómo era una de esas reuniones de planeación, cómo tejían en estos encuentros?
Christian: Nos reuníamos departamento por departamento, evaluábamos las capacidades y mirábamos como integrarlas a la malla curricular. A veces era un proceso complejo porque, lógicamente, eran disciplinas diferentes y cada una tenía visiones heterogéneas del mundo, pero siempre hubo espacio para el debate, la inclusión, los acuerdos y el mutuo entendimiento. Por ejemplo con algunos cursos definíamos quienes podían apoyar unos u otros aspectos determinados, y así fluyó.
En general fueron claves conceptos como la empatía, la negociación, el diálogo y las renuncias, porque esto implicó renuncias de lado y lado, reflexiones constantes de cuáles elementos le apostaban al propósito final.
Después de dos años de creación, ¿cómo sienten que se refleja esa interdisciplinariedad en los estudiantes?
Christian: De cierta manera mi recorrido profesional ha sido muy parecido. Yo soy ingeniero biomédico y me he desempeñado en varios sectores. Parte de ese ejercicio me ha permitido entenderme y hacerme entender por personas de otros sectores y eso me ha permitido configurar un lenguaje para comprender el mundo. Cuando converso con los estudiantes les explico que ellos pueden vivir algo así, y que por eso tienen materias compartidas para ampliar sus visiones y pensamientos en diseño, computación, mercadeo y cybercultura.
Mauricio: Además, dentro del pregrado tenemos los Retos Medialab, que les permite trabajar las metodologías basadas en proyectos, y en los que a través del trabajo en grupo se relacionan con personas de diferentes compañías. Desde ahí están comprendiendo la importancia del trabajo en red.
¿Podría decirse que trabajar a partir del entretejido de conexiones y capacidades se convirtió en una ventaja para ustedes?
Mauricio: totalmente, porque los problemas contemporáneos no se pueden resolver desde un solo punto de vista, sino con la conversación, los canales abiertos y las visiones de diferentes personas y sectores.
Christian: Y los estudiantes, por su parte, van a salir con una visión más holística de la vida, enriquecida con múltiples perspectivas. Esto es parecido a unos trabajos de clase en los que nos ponemos unas gafas especiales y, dependiendo del lente que vamos agregando, tenemos una perspectiva diferente. Eso estamos haciendo: poniéndonos más lentes, ampliando su alcance con lo que podemos aprender de otras disciplinas.