Espacios, cultura y bienestar
Cultura, política y economía, tres esferas fundamentales que nos cruzan e inciden en nuestro bienestar
La U cuenta con una amplia programación cultural para el bienestar de todos los eafitenses. Además, recuerda que contamos con el programa Alcemos la mano para acompañarte en todo lo relacionado con tu salud mental.
• Los últimos meses han llegado con cambios que, inevitablemente, se reflejan en nuestro bienestar. Por eso es importante reconocer la incidencia que tienen el contexto político, las dinámicas económicas y financieras, y las manifestaciones culturales y artísticas en nuestras vidas.
• Por eso conversamos con un académico eafitense de cada uno de estos campos, y con uno de los psicólogos del Departamento de Desarrollo Estudiantil, quienes nos contaron más sobre los impactos positivos y retadores de estas tres esferas.
Cultura, política y economía son tres esferas que no solo están presentes en la vida de todas las personas, sino que también son fundamentales para su desarrollo como individuos. Todos los días, por ejemplo, nos enfrentamos a decisiones que se relacionan con estos tres aspectos y, desde la situación derivada de la pandemia por covid-19, estos han ganado una mayor incidencia en nuestra salud mental.
¿Cómo darle prioridad al dinero en un momento de incertidumbre cómo el actual?, ¿cómo manejar el exceso de información sobre la situación política del país sin desligarme de mis responsabilidades como ciudadano? O, ¿Cómo las diferentes manifestaciones culturales nos pueden brindar herramientas para los momentos difíciles?, son solo algunas de esas preguntas que nos formulamos todos los días.
Y es que, según Juan David López Fernández, psicólogo del Departamento de Desarrollo Estudiantil, las personas construyen sus lazos sociales de acuerdo a los discursos de cada momento. Y, por eso, no es raro que, en la lógica de la nueva normalidad, estos tres aspectos tengan un impacto en el bienestar de las personas
Por ese motivo, en la Intranet Entrenos invitamos a tres académicos eafitenses que trabajan y representan estos tres terrenos, para que nos contaran más sobre la incidencia de la cultura, la economía y la política en nuestra cotidianidad, sus efectos positivos y algunas estrategias para el manejo de las situaciones adversas. Estas son sus impresiones:
“Arte y cultura son la columna vertebral del bienestar”
Esta es una afirmación de Juan Antonio Agudelo Vásquez, coordinador de Extensión Cultural, y quien está convencido de que las diferentes manifestaciones artísticas, sin importar de donde provengan, aportan al bienestar generando espacios y dinámicas que oxigenan el espíritu y la mente, sobre todo en un momento como el actual en el que todavía existen muchas restricciones y medidas de distanciamiento físico.
“Durante los días más duros de la pandemia el arte y la cultura se convirtieron en herramientas sanadoras, en un bálsamo. Aunque fueron de los sectores más afectados, continuaron llevando sus creaciones a la sociedad a través de la virtualidad. Esto es una evidencia de que es un campo que no solo nos beneficia, sino que hay que seguir fortaleciéndolo”, señala el eafitense.
Para Juan Antonio, además, otro de los aspectos positivos que dejó la coyuntura sanitaria es que comenzó a verse la cultura como un elemento “casi de la canasta familiar”, y quedó claro que una buena salud mental también se relaciona con el consumo de una buena cultura que nos permite “ser más conscientes del entorno, ser más críticos del mundo que vivimos y del papel que tenemos en él, y poder tener más elementos para solucionar los problemas a los que nos enfrentamos en la vida”, concluye.
“Cuando el dinero está en la base no hay lazos sociales y, por ende, no hay salud mental”
En esta ocasión es el psicólogo Juan David López quien usa esta afirmación para referirse a otra de las esferas que incide en nuestro bienestar: la económica. Según el profesional, una buena salud mental depende de que las personas puedan cubrir sus necesidades básicas, pues en esa medida podrán tener más tranquilidad para el disfrute de otras actividades. Sin embargo, esto no puede ser producto de dinámicas en las que se priorice el trabajo por encima de la calidad de vida.
A esta opinión se suma Mery Tamayo Plata, docente del Departamento de Economía, quien señala que la estabilidad económica (por el trabajo) está muy estrechamente ligada con el bienestar pues, cuando hay certidumbre, las personas pueden ser más autónomas en sus decisiones, planificar y dedicar tiempo al disfrute. Pero coincide en el que para responder a estos estándares, el trabajo no puede convertirse en una fuente de estrés.
“Además, también debemos ser conscientes que esta época actual llegó con muchos cambios, que se traducen en mayores costos de transacción de las cosas. Hay actividades que no podemos disfrutar y otras que se encarecieron o cambiaron, y debemos tener presente que eso puede afectar nuestra salud mental”, menciona la profesora.
“Entender nuestros límites para no caer en la frustración”
Sí, el contexto político y social del país nos ha afectado de una u otra manera, pero Juan David López, psicólogo de Desarrollo Estudiantil, menciona que frente a esta situación es importante reconocer dos momentos. Uno para preguntarse, desde el enfoque de cada persona, cómo puede aportar a la situación. El otro se enfoca en reconocer nuestros límites de eso en lo que podemos aportar o no, para no caer en la frustración.
Tanto el psicólogo eafitense como el docente de la Escuela de Humanidades, Adolfo Maya Salazar, comentan que durante los últimos meses se han acelerado las situaciones sociales y las inequidades en el país, lo que inevitablemente tiene un impacto en el bienestar de los colombianos, pues hay sentimientos de desesperanza, amargura, tristeza y frustración con el Estado, las instituciones y los representantes de algunos sectores políticos. Pero frente a este tema, ambos creen que el camino sigue siendo el de la educación.
“Y específicamente desde la perspectiva pedagógica, más allá de los contenidos específicos de una profesión, sino más bien desde la reflexión sobre el tipo de interacción que estamos teniendo con nosotros mismos y los otros, con lo espiritual, y en lo que tiene que ver con la formación de personas pensantes, que construyan criterios, y tomen decisiones vinculantes con la sociedad, con las comunidades y con los territorios, para que repercuta en un mayor bienestar para todos”, concluye Adolfo Maya.