Opinión
Que siga el compromiso de formar ciudadanos informados y sensibles con el entorno
En sus clases cada estudiante debe especializarse en un país diferente del mundo durante el semestre, pero por estos días los diálogos se han centrado en Colombia.
• En sus cursos de relaciones internacionales la profesora Natalia Escobar Pemberthy ha creado un espacio para que sus más de 120 estudiantes se expresen sobre estas dos semanas de protestas en Colombia. Las conversaciones no solo han enriquecido su labor como docente, sino que le han permitido confirmar su confianza en las nuevas generaciones de profesionales.
• La importancia de reforzar los valores ciudadanos; la validez que tiene expresar los sentimientos y emociones en la situación actual; el conocimiento del contexto histórico; las lecciones de empatía y esperanza, y el papel de las universidades como promotoras del diálogo y la construcción de país son algunos de los aspectos que aborda en esta columna.
Lidero, junto a otras dos profesoras de la Escuela de Administración, un curso auditorio con más de 125 estudiantes la asignatura de Relaciones Internacionales. El curso está pensado no solo para familiarizar a los estudiantes con esta disciplina, sino para propiciar en ellos un reconocimiento del entorno en el que se desarrollan los negocios internacionales; que sepan cómo funciona el mundo y que aquellos que se interesen por el servicio público o la diplomacia puedan desarrollarse en ese campo, pero lo más importante: para que sean ciudadanos informados y con conocimiento de las dinámicas internacionales, nacionales y locales.
En estos días difíciles para el país y para nuestra sociedad, ha sido muy valioso ver como los estudiantes conectan lo que han aprendido en la clase con la realidad de lo que está pasando. Se preguntan constantemente por el rol de las organizaciones internacionales, la visión que se tienen en el exterior sobre la situación en Colombia, y el impacto de la situación interna en la política exterior y las perspectivas políticas de nuestra región. Y es muy satisfactorio ver esa motivación por parte de ellos, por entender a su país.
Justamente, este lunes 10 de mayo, abrimos un espacio para conversar sobre los últimos 13 días, y para que fueran ellos quienes expresaran sus sentimientos y emociones frente a esta situación. De ese espacio me quedo con lecciones muy valiosas:
En primer lugar, la importancia de reforzar en nuestros estudiantes los valores ciudadanos y el entendimiento del entorno. Me sorprende también como ellos se interesan por saber cómo se han enfrentado estas crisis antes, por tener una perspectiva histórica. Y ahí recordé las palabras que la Universidad propuso durante su semana del aniversario institucional: esperanza, entendimiento, expresión, empatía, escucha. Yo le sumaría una más: experiencia, saber cómo cada uno experimenta estos procesos para tomar de allí las mejores lecciones para nuestra vida personal, ciudadana y social.
Igualmente, rescato la validez que tiene poder expresar lo que sentimos. No hay emociones erróneas o respuestas buenas o malas. Debemos entender que se nos juntaron varios momentos históricos, y cada uno tiene la libertad de entenderlos desde sus circunstancias personales, contextualizándolos, eso sí, con temas como lo que vemos en el aula para entenderlos mejor.
Como docente también me quedo con una lección de empatía, de que siempre tenemos que ver más allá de nuestra cotidianidad y ponernos en los zapatos de otras personas, e incluso de otros países.
Hoy más que nunca valoro el trabajo que tengo y poder hacerlo en una Universidad. Porque para mí la Universidad es eso, un universo de visiones y discusiones, y el espacio para las interacciones, para tomar decisiones informadas, debatir, dialogar y expresarnos.
El mensaje que quiero dejar es que no se pierda la esperanza y que desde nuestros diferentes roles podamos contribuir a las respuestas de los retos que tenemos ahora (nacionales y globales), y a construir una mejor sociedad con posibilidades y oportunidades para todos.