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12/05/2021

Opinión​​

La profe Alejandra Vidal nos invita a soñar un futuro floreciente​


Alejandra Vidal es una apasionada de los temas de aprendizaje experiencial y significativo, educación ambiental y desarrollo de habilidades centradas en el ser.

• Así nos lo comparte la docente del Departamento de Organización y Geren​​cia en la siguiente columna, en la que aborda aspectos co​mo las emociones internas, la importancia de hacernos preguntas, el poder de la imaginación y el actuar desde la no violencia frente a la situación actual de Colombia.

• Después de las escuelas de Ingeniería y Humanidades, en esta ocasión son los docentes de la Escuela de Administración quienes suman sus voces, a propósito de la semana en la ​que se conmemora el Día del Profesor, para resaltar la importancia de la academia en las reflexiones de país.

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​Un futuro floreciente​​​​​​

​​Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En este espacio está nuestro poder para elegir nuestra respuesta. En nuestra respuesta yace nuestro crecimiento y nuestra libertad".

Vicktor Frank

Por Alejandra Vidal Ramírez, docente del Departamento de Organización y Gerencia

Al conversar esta semana con estudiantes y docentes surgen diversas emociones como el miedo, la rabia y la tristeza. Es fácil crear una idea temible de lo que está pasando a partir de videos fragmentados en redes sociales, medios de comunicación dominantes y opiniones polarizadas. La educación para el emprendimiento nos invita a ver los problemas como oportunidades. ¿Será posible aprovechar este momento como una oportunidad? Estoy segura de que sí, y les comparto mis reflexiones:

-Un momento para sentir: Un país donde se normaliza la violencia tiende a adormecer nuestro sentir. Un año de encierro y las noticias que hemos visto últimamente detonan emociones que no logramos aceptar, nos desbordan.  Esta inundación es una oportunidad para aceptar que nos duele, que tenemos miedo y que estamos tristes. Es la oportunidad de parar, cerrar los ojos y respirar. Es posible que nos encontremos con un corazón agitado y con una angustia y una fragilidad que no vienen de afuera, sino de adentro. Un primer paso es aceptar lo que sentimos, sin juzgarlo, sin entenderlo. Sentir debería ser un ejercicio permanente, indispensable para comprender mi responsabilidad frente a lo que pasa adentro y…afuera. "Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma", dice C.G Jung. 

-Hacernos preguntas que desafíen el statu quo: El pensamiento crítico y la curiosidad nos permite salirnos de lo que pasó esta semana y empezar a ver la película completa. Las preguntas son el motor de la innovación y algunas pueden ser tan provocativas que hacen evidentes las ortodoxias que nos impiden evolucionar como país: ¿Cuándo comenzó esta crisis? ¿2021? ¿1948? ¿1810? ¿1492?, ¿de qué se trata esta crisis?, ¿vandalismo?, ¿valores?, ¿por qué existe la pobreza en el campo?, ¿por qué somos un país minero?, ¿realmente necesitamos un ejército?, y mejor aún… las preguntas que conectan lo aparentemente inconexo: ¿Cuál es la relación entre los monocultivos y la pobreza en las ciudades?, ¿cuál es la relación entre las semillas y el conflicto?, ¿qué tiene que ver el agua, la energía y la seguridad alimentaria en todo esto?

Preguntas complejas que estamos en capacidad de abordar desde la Universidad, desde la mirada sistémica y transdisciplinar, desde las ciencias sociales, las ciencias naturales, las humanidades, las ingenierías y el arte. 

-Imaginar futuros florecientes: Muhammad Yunus, creador de un banco que sacó de la pobreza a miles de familias nos hace una invitación: Let´s Create Social Fiction.  La imaginación y arte llegan al rescate, permitiéndonos imaginar un futuro bondadoso y compasivo. Julio Verne soñó los viajes espaciales que ahora son posibles gracias a los avances tecnológicos; tenemos la tecnología necesaria para las resolver las problemáticas sociales, pero no tenemos los sueños; estamos muy ocupados para soñar. Ese es otro de los roles de la universidad, abrir espacios para imaginar ciudades compasivas, empresas florecientes, individuos empoderados. Veo un futuro en el que el potrero se convierta en un bosque comestible biodiverso, veo suelos fértiles que nos alimenten a todos, veo oleadas de turistas y científicos que vengan a contemplar nuestros ecosistemas prístinos, veo gobernantes enamorados de la vida que late en su pueblo, y veo parques y bosques en las ciudades, y un sistema educativo para todos, que tiene en cuenta la sabiduría de los pueblos originarios. Me despierto del sueño, pero me queda un calor en el pecho, se llama esperanza.

-Actuar desde la no violencia: ¿Qué podemos hacer nosotros para contribuir a ese futuro floreciente?  Podemos salir a marchar o no, unirnos a las fuerzas armadas o no, ir a la política, hacernos educadores… no importa lo que hagamos, lo que importa es lo que nos mueve. Que nuestros motores sean la esperanza, el conocimiento y el propósito que se desprende de ellos. Ahí siento la libertad de la que habla Viktor Frankl: ante los estímulos del contexto incierto respondo desde la esperanza en que estoy construyendo un futuro floreciente. 

-Volver a empezar: ¿Está ahí todavía mi angustia? ¿Ya me siento útil? En definitiva, el proceso nunca acaba: seguir actuando, seguir haciendo preguntas, seguir soñando y sobre todo seguir sintiendo. Con el respaldo de una universidad comprometida con la empatía, la expresión, el entendimiento, la esperanza y claro, la educación. 

Saludos florecientes 


Agradecimientos

Para terminar, quiero expresar mi agradecimiento a las empresarias que me inspiraron en esta reflexión, y que desde sus campos traen al presente ese futuro floreciente. Ellas son: Isabel (@agromandala), Daniela (@passifloraalimentos), Mónica (@dantacocina) y Viviana (@huggerisland)


Última modificación realizada el 12/05/2021 14:18 por Natalia Lopez Soto