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05/05/2021


Actualidad eafitense​​

EAFIT 61 años: Un legado de audacia y transformación​


Estos son los aprendizajes y la trayectoria que nos brindan herramientas de cara al futuro.

• De la mano del profesor Juan Carlos López, del grupo de investigación en Historia Empresarial, hacemos un recorrido por los diferentes cambios de época a los que se ha enfrentado la Instit​​ución, y cómo estos nos han brindado conocimientos y experiencias para afrontar el momento actual.

• El hito fundacional de EAFIT, la respuesta a los cambios de la década de los 60, la apertura económica de los 80, la llegada de la tecnología o las nuevas metodologías de aprendizaje hacen
​p​arte de este repaso, con el que reconstruimos 61 años de trayectoria eafitense.

Son muchos los retos que nos depara la época actual para seguir avanzando en nuestro Propósito Superior de inspirar vidas e irradiar conocimiento para forjar humanidad y sociedad, pero tenemos la confianza que, desde nuestra fundación, hemos sido un espacio colectivo de construcción de herramientas para afrontar los cambios históricos del momento y proponer un mejor futuro.

Por eso, en esta ocasión el profesor Juan Carlos López Díez, del Grupo de Investigación en Historia Empresarial, nos ayuda a reconstruir un legado de más de seis décadas de audacia y transformación.​

Los sesenta y la creación de la EAF, un acto de audacia de los empresarios antioqueños

Mientras el mundo entero vivía la bonanza y el crecimiento económico de la posguerra -con algunos países registrando tasas de crecimiento de hasta 12 puntos-los empresarios antioqueños identificaron que, para hacer parte del nuevo rumbo que tomaba la historia, era necesario superar una falencia que tenía la región: la formación académica en administración. Es por eso que el profesor Juan Carlos López se refiere a la fundación de la Escuela de Administración y Finanzas (EAF) como un “acto de audacia” para el momento que se vivía.

“En un contexto en el que la mayoría de los empresarios de la región eran ingenieros, hablar de una persona con conocimientos en administración, finanzas o mercadeo era hablar de un profesional óptimo para la época. Entonces lo que hicieron nuestros fundadores fue anticiparse, leer el momento y actuar con buen criterio para ofrecer una oferta de formación totalmente innovadora”, señala.

Todo esto, además, de la mano de instituciones extranjeras como la Universidad de Syracuse (Estados Unidos), o la Fundación Whirlpool, lo que les permitió no solo leer la realidad local y regional, sino también alinearse con las dinámicas globales. De esta manera la EAF navegó con un solo programa de formación durante la mayor parte de la década, hasta que se enfrentó a un nuevo reto: las primeras señales de crisis de la industrialización.

Los setenta: el paso de Escuela a Universidad y la llegada de nuevos saberes

A comienzos de los setenta, ya se evidenciaban las primeras señales de crisis de la industrialización, especialmente en el sector textil para el caso antioqueño.

Ese es el contexto donde la Institución continúa su camino de adaptación para responder a las demandas del entorno. ¿Cómo?, dejando de ser una Escuela para convertirse en una Universidad que abraza la posibilidad de albergar nuevos campos del saber; creando sus primeros programas de posgrado en Finanzas y Mercadeo; y migrando sus tecnologías a nuevos pregrados en Ingeniería.

“La Universidad se inspira en todo lo que estaba sucediendo, especialmente con los estudiantes, para llevar la educación más allá y plantearse la necesidad de expandirse a otros campos del saber. Así nace Ingeniería de Sistemas en 1976, primer paso para consolidar, años más tarde, la Escuela de Ingeniería con cuatro programas más: Civil, Procesos, Producción y Geología”, narra el profesor Juan Carlos, quien sostiene que la internacionalización ratifica su importancia en esta transformación, especialmente a través de los vínculos con Alemania para la puesta en marcha de las ingenierías. 

De los ochenta a los noventa: apertura económica, tecnología y humanidades

​Cuando el profesor Juan Carlos López Díez se fue a estudiar inglés a Delaware (Estados Unidos), en los noventa, fue uno de los primeros docentes en comunicarse con la Universidad a través del correo electrónico. Esa anécdota ilustra los esfuerzos que adelantó EAFIT, en conjunto con otras instituciones de Bogotá, Barranquilla y Cali, para permitir la llegada del internet a Colombia.

Pero antes de eso, con el nacimiento del Centro de Laboratorios, en 1981, sentaría las bases para la investigación experimental; y frente a la apertura económica de comienzos de los noventa, que indicaba que la apuesta de saberes debía encaminarse hacia ese campo del conocimiento, la Universidad respondió con los pregrados en Negocios Internacionales (1993) y Economía (1995).

“Los ochenta y noventa también fueron una época marcada por la violencia del narcotráfico, por lo que no fue raro que en la segunda mitad de la década la Universidad centrara su mirada en el ser humano, con el nacimiento de la Escuela de Ciencias y Humanidades, el pregrado en Música, la Orquesta Sinfónica, las primeras publicaciones de la Editorial EAFIT o el edificio de la Biblioteca Luis Echavarría Villegas y su Centro de Artes”.

Los sellos de la U en el nuevo milenio

La Universidad entra al nuevo milenio transitando por una nueva etapa: la de docencia con investigación. Y también conectada con el mundo a través de la tecnología, propiciando encuentros con la cultura, centrando su reflexión en el cuidado de la naturaleza y el medio ambiente con su campus parque, y comprometida con los altos estándares de​ calidad y excelencia a través de las Acreditaciones Institucionales.

“Son muchos avances y logros los que se han conseguido en las últimas dos décadas, pero yo destacaría, como parte de esa lectura permanente de la sociedad, el número de patentes (que a comienzos de 2000 era una y hoy son más de 60); y la creación de la Escuela de Ciencias, que propiciaría la llegada de las ciencias de la vida a la Universidad, como la biología o el campo agronómico”, expresa el profe e historiador.

Además, destaca de manera especial las últimas transformaciones pedagógicas y digitales, que se convirtieron en un apoyo cuando la Unive​rsidad tuvo que virtualizar sus procesos por la pandemia. “La Universidad sigue viviendo un proceso de adaptación. Ya veníamos trabajando, por ejemplo, en esa integración con la cuarta revolución industrial y tuvimos que acelerar ese tema. Pero todo este camino que hemos recorrido es una muestra de que no somos novatos, sino que hemos sabido leer el entorno, adaptarnos y responder con altura a las exigencias de cada época”.

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Última modificación realizada el 06/05/2021 14:11 por Natalia Lopez Soto