Perfil
¡Gratitud por siempre, doctor Juan Rafael!
Era habitual ver a Juan Rafael Cárdenas en todos los eventos de la Universidad. Durante el acto de
Aniversario de los 60 años de EAFIT se sumó desde la virtualidad.
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La Institución en pleno lamenta el fallecimiento de Juan Rafael Cárdenas Gutiérrez e invita a perpetuar su memoria y a llevar vivo el legado de este fundador y empresario, quien siempre se destacó por su compromiso con la sociedad, la industria y la educación.
• Desde los orígenes de la Universidad, la vida de este eafitense estuvo ligada a la de la Institución y siempre permaneció vinculado a su recorrido. Otra entidad donde tuvieron la fortuna de contar con su dedicación y visión de futuro, por más de 50 años, fue Coltabaco.
Conversar con Juan Rafael Cárdenas Gutiérrez era como pasar, una a una, por galerías de anécdotas; poco a poco aparecían, en su prodigiosa memoria, los nombres, los datos, las fechas y los momentos importantes de su vida; las experiencias que atesoraba y que siempre estaba dispuesto a compartir, y todos los recuerdos que ratificaban, en este eafitense, su legado y contribuciones como líder empresarial y abanderado de la educación en la región y el país.
De esta manera, las entrevistas, las charlas casuales o los encuentros en un pasillo, poco a poco, iban configurando un mosaico de vivencias en el que siempre mencionaba, con especial cariño, aparte del amor que sentía por EAFIT y por la semilla que sembró seis décadas atrás, sus más de 50 años de vinculación en Coltabaco, empresa a la que ingresó el primero de septiembre de 1958 como coordinador de fábricas, y que dejó el 29 de abril de 2011 tras ocupar varios cargos, siendo el último el de vicepresidente administrativo.
"Es más lo que Coltabaco me ha dado, que lo que yo le he aportado. La empresa, mis jefes y compañeros han sido muy generosos conmigo, perdonando mis deficiencias. Creo que ello se compensa con el amor que tengo por esta organización", expresó, ese mismo año, diez días antes de su partida, y evidenciando ese carácter humano, cercano y amigable que siempre lo diferenció.
También había espacio para hablar de la felicidad que lo embargaba al trabajar por el bienestar social y la cultura de su región, lo que siempre lo llevó a vincularse activamente con organizaciones sin ánimo de lucro como Codesarrollo, Fundación Carla Cristina, Club Rotario de Medellín, Medellín Cultural y el Teatro Metropolitano de Medellín, entre otros. Al respecto, Julio Acosta Arango, egresado y exvicerrector de EAFIT, menciona que Juan Rafael era un hombre naturalmente generoso, que siempre pensaba en los otros, y que dedicó su vida entera a ayudar y a servir.
“Desde que yo era estudiante, y luego como empleado de la Institución, siempre lo vi como un hombre para imitar, una inspiración y un ejemplo para mi quehacer, tanto en lo humano como en lo profesional. Y creo que eso se debe a que siempre vi lo que significaba el bienestar social y la educación para él”, afirmó el eafitense.
Y fue este campo, el de la educación, el que verdaderamente lo movió y lo apasionó durante toda su vida. Era tal su dedicación que ligaría por siempre su destino a este sector desde finales de la década de 1950, cuando hizo parte del grupo de 18 visionarios que le dieron vida a la primera Escuela de Administración de la ciudad (hoy EAFIT), y posteriormente cuando pasó a hacer parte de su Consejo Superior, y a participar activamente de la toma decisiones que señalarían el futuro de la Institución.
“Siempre me llamó la atención el gran compromiso que el doctor Juan Rafael Cárdenas tenía con la educación. Primero como Lasallista, luego como director de la Asociación Lasallista de Exalumnos y, por supuesto, con su incuestionable dedicación a EAFIT. Así mismo, estuvo vinculado a otras universidades como la Escuela de Ingeniera de Antioquia, entre otros. Todo esto evidencia que tenía una agenda muy activa en el medio y, especialmente, en el sector educativo”, explica Juan Carlos López Díez, docente del Departamento de Organización y Gerencia y coordinador del Grupo de Investigación en Historia Empresarial de la Institución.
Íntegro, servicial, amable, cercano, visionario, un hombre con mirada global y local, que participó del empresariado cívico y humano que contribuyó a la industrialización de Medellín y al que la Universidad y la región siempre le manifestarán gratitud por su huella y talante.
Una vida ligada a la historia de EAFIT
La Universidad siempre llevará en su memoria la vida, obra y aportes de este egresado del Colegio San José e ingeniero civil de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia-sede Medellín, quien además realizó sus estudios de posgrado en Penn State University (Pensilvania), donde se especializó en Ingeniería Industrial durante dos años. Fue precisamente tras su regreso al país que participaría en la creación de la Universidad EAFIT.
Desde la firma del acta de fundación de la Universidad, el 4 de mayo de 1960 y, hasta el último día de su vida, siempre permaneció cercano a la Institución, entregándose en cuerpo y alma al proyecto educativo que había ayudado a gestar.
Hizo parte del Comité designado para su creación, estuvo en las primeras reuniones con la Corporación Educativa para la Industria; convenció a Ernesto Satizábal para que prestara las instalaciones de Incolda durante los primeros años de funcionamiento; estuvo en el recibimiento de los profesores enviados por la Universidad de Syracuse; y ayudó a supervisar el traslado desde Incolda hasta una casa en El Palo (entre las calles Maracaibo y la Playa), y posteriormente hasta el lote en el barrio La Aguacatala, desde donde sigue funcionando hoy la Institución.
Fue integrante del Consejo Superior, asistía a los eventos institucionales más importantes, y recorría el campus con orgullo y admiración. Sus aportes siempre estuvieron cargados de enseñanzas y de sabiduría, entendía muy bien el papel de la educación en el desarrollo de la nación y afirmaba con convicción del papel fundamental que la Universidad debía cumplir no solo en el presente sino en el futuro como un gran centro de pensamiento.
Por estas y muchas otras razones, EAFIT le expresa hoy y siempre gratitud y admiración a Juan Rafael, palabras que extiende con sinceridad, afecto y cariño a su familia y a toda la comunidad universitaria en estos momentos de dolor. Su vida y su legado son ya un motivo de alegría permanente, de celebrar la existencia de un hombre que cada día lo vivió con intensidad, y de valorar los años en los que entregó sus más grandes virtudes y conocimientos.
Los recuerdos de un amigo de toda la vida
Al servicio de quien lo necesitara y amigo de todos. Así era Juan Rafael Cárdenas, y si alguien puede dar fe de eso fue uno de sus más grandes amigos durante 62 años, Jorge Iván Rodríguez Castaño, fundador de la Institución e integrante honorario del Consejo Superior.
“Nos conocimos en el 58, cuando se creó el Instituto Colombiano de Administración (Incolda), que ofrecía cursos intensivos para empresarios de la región. En aquel entonces él estaba en Coltabaco y yo estaba en Corona, e inmediatamente entablamos amistad, conversábamos todos los días y nos fuimos involucrando, poco a poco, en la idea de crear una Escuela de Administración”, menciona el directivo, quien recuerda la felicidad en la cara de Juan Rafael ese 4 de mayo de 1960, cuando se firmó el acta de constitución.
Y agrega: “Él siempre quiso con toda su alma a esta Universidad, y nos tocó vivir muchos momentos juntos; situaciones felices, satisfactorias y que nos llenaron de orgullo, pero también momentos difíciles y amargos. Y siempre se mostró generoso, inteligente, activo, incondicional, desinteresado en todo sentido, e inquieto por el crecimiento de EAFIT”.
Jorge Iván también recuerda que, justamente por su formación como ingeniero, Juan Rafael fue uno de los que directivos que más se involucró con la llegada de las ingenierías a la Institución, porque siempre consideró que la educación era el mejor de los caminos para contribuir a la sociedad.
“No tenía horarios para hablar de EAFIT. Nos veíamos casi todos los días, y aunque fuera una conversación entre amigos el tema siempre salía a relucir: cómo mejorarla, crecerla, desarrollar o potenciarla. Hasta cuando estaba enfermo me pedía informes sobre la Universidad. Fue y siempre será un eafitense, y los recordaremos por siempre”, concluye.