Actualidad eafitense
Elizabeth y Silvana, las docentes eafitenses que trabajan por un mundo con más mujeres ingenieras
Elizabeth Suescún (izquierda) y Silvana Montoya (derecha) hacen parte del eje de educación de esta cátedra.
• Desde el mes de julio, cerca de 60 instituciones de educación superior del continente conforman la Cátedra Abierta Latinoamericana Matilda y las Mujeres en la Ingeniería, un esfuerzo que busca contribuir a cerrar la brecha de género en esta profesión, a partir del debate, la reflexión, la generación de oportunidades y el fomento de las vocaciones.
• EAFIT participa gracias a la gestión de las docentes Elizabeth Suescún, de Ingeniería de Sistemas; y Silvana Montoya, de Ingeniería Civil. Al igual que el Centro de Integridad, se trata de otra apuesta institucional por la equidad de género.
Matilda Joslyn Gage, sufragista y feminista estadounidense, fue la primera en llamar la atención, a finales del siglo XIX, sobre la falta de reconocimiento sistemático de la mujer en la ciencia. Más tarde, en 1993, la historiadora de la ciencia Margaret Rossiter acuñaría el término “Efecto Matilda” para referirse al sesgo, consciente o inconsciente, que existe en relación con el género en este campo.
Y, desde entonces, organizaciones, asociaciones, y grupos de activistas de todo el mundo le han apuntado a la disminución de esta brecha. Una de las iniciativas más recientes es la Cátedra Abierta Latinoamericana Matilda y las Mujeres en la Ingeniería, a la que se sumó EAFIT, de manera reciente.
Este proyecto de trabajo en red, que se consolidó a finales de julio de este año en el marco de la Multiconferencia Internacional del Latin American and Caribbean Consortium of Engineering Institutions (Laccei), está conformado a su vez por los comités temáticos en los ejes de vocaciones en ingeniería, mentorías, ejercicio profesional, comunicación y educación. La Institución participa en este último gracias a la gestión de las docentes Elizabeth Suescún Monsalve, de Ingeniería de Sistemas; y Silvana Montoya Noguera, de Ingeniería Civil.
Se trata de un espacio académico para el debate y la reflexión; la construcción colectiva de conocimiento; la docencia y la investigación; la realización de actividades dinamizadoras y promotoras de la igualdad de derechos; y la generación de oportunidades y espacios para las mujeres en el ámbito académico y profesional, y que le apunta al fomento de las vocaciones por la ingeniería en niñas y jóvenes en América Latina y el Caribe.
Así lo explica la profesora Elizabeth Suescún, quien agrega que se trata de un esfuerzo que reúne a 59 instituciones de educación superior de la región, de las cuales 26 son colombianas. Todo esto de la mano de la Asociación Colombiana de Facultades de Ingeniería (Acofi); el Consejo Federal de Decanos de Ingeniería (Confedi); y Laccei.
“La invitación la recibimos por parte del Decano, quien hace parte de Confedi, y como él ya sabía que nosotras dos liderábamos algunas acciones sobre el tema de cierre de brecha en el campo de las ingenierías, nos invitó a hacer parte de la cátedra”, agrega.
Desde entonces, ambas eafitenses han participado en diversas actividades de socialización. “Una de nuestras intenciones es realizar proyectos sobre el cierre de la brecha entre hombres y mujeres. Para eso estamos adelantando un proyecto piloto en Ingeniería de Sistemas sobre la percepción de género entre los estudiantes, y en el que queremos evaluar los temas de inclusión, liderazgo e igualdad en el desarrollo de las actividades académicas. La idea es identificar cómo podemos aplicarlo a los programas en la Escuela y, de manera posterior, en las mujeres que se desempeñan en el sector real”, puntualiza Elizabeth.
Por su parte, Silvana Montoya ratifica que esta es solo una de las muchas iniciativas que ya lidera la Universidad en materia de equidad de género, y menciona que durante estos meses ha sido clave el trabajo con la Vicerrectoría de Aprendizaje y el Centro de Integridad, entre otras dependencias.
Las mujeres y las ingenierías
La brecha de género entre hombres y mujeres, en el mundo de las ingenierías, es una realidad. Entre 1901 y 2002, por ejemplo, solo 58 mujeres han obtenido un Premio Nobel, en comparación de los 876 hombres que han sido reconocidos con este galardón. Y este es solo uno de los indicadores que ha podido reunir el comité de Educación de la Cátedra Matilda y las Mujeres en la Ingeniería.
Al analizar 12 universidades de Argentina y de Colombia, por ejemplo, se encontró que mientras en el país del cono sur la planta profesoral de mujeres de una Escuela de Ingeniería podría ser de más del 58 por ciento, en Colombia esta cifra no llegaba ni al 30. Lo mismo en el caso de las estudiantes, donde el promedio oscila entre el 13 y el 36 por ciento.
“Y con respecto a EAFIT, por ejemplo, tenemos las ingenierías de Procesos y de Diseño de Producto, donde cerca del 60 de sus estudiantes son mujeres, mientras que en Ingeniería de Sistemas son solo el 12 por ciento. Esto de acuerdo con el portal EAFIT en cifras”, expresa Silvana Montoya.
A esta opinión Elizabeth agrega que no siempre fue así, pues en sus inicios la carrera de Ingeniería de Sistemas contaba con más mujeres que hombres. En 1974, por ejemplo, el porcentaje era del 100 por ciento y, más tarde, en esa misma década, se mantuvo por encima del 70 por ciento.
“Y eso es una tendencia mundial, porque en esa época la ingeniería de sistemas era una carrera muy atractiva para las mujeres, pero con la llegada del computador personal, que se promocionaba como una máquina de hombres, las mujeres fueron perdiendo el interés, el terreno y los referentes. Si en la primera infancia no encontramos esos referentes y esa motivación, va a ser muy difícil que elijamos esa carrera”, describe Elizabeth.
Y tanto para el caso de EAFIT, como para el del escenario mundial, las profesoras Elizabeth y Silvana coinciden en que es ahí donde radica la importancia de la cátedra; en poner sobre manifiesto estas situaciones, alertar sobre la brecha y promover acciones que se puedan implementar para que disminuya.