A lo largo de los años la obra de Edgardo Rodríguez Juliá ha recibido distintos reconocimientos literarios. Desde 1999 es miembro de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española. GALERÍA.
• El escritor Edgardo Rodríguez Juliá, ganador del IV Premio León de Greiff al mérito literario, recibió el galardón el jueves 12 de septiembre en la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín. El literato pronunció el discurso titulado
Pensamientos desordenados en torno a un premio tardío.
• Este galardón, que se entrega desde el año 2016 de manera alternativa a novelistas y poetas, lo propician la Universidad EAFIT y la Fiesta del Libro y la Cultura de la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín, con el apoyo de Grupo Argos y sus negocios Celsia y Cementos Argos.
“¿Qué han significado los premios literarios en las distintas etapas de la vida de este escritor?”, se preguntó Edgardo Rodríguez Juliá, puertorriqueño ganador del IV Premio León de Greiff al Mérito Literario 2019, quién recibió el reconocimiento el jueves 12 de septiembre en la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín.
“Este que recibo en la infancia de mi vejez aquí en Colombia, tierra de grandes pintores y escritores, poetas excéntricos como León de Greiff, me alegra sobremanera justo porque lleva el nombre de un poeta más colombiano que famoso”, expresó el isleño que tituló el discurso que pronunció en la ceremonia Pensamientos desordenados en torno a un premio tardío.
En la ceremonia, que se realizó en el auditorio del Parque Explora, el escritor nacido en 1946 en Río Piedras (Puerto Rico) recibió con gratitud este galardón que reconoce la obra y carrera literaria de narradores vivos en lengua española, que pueden ser postulados, principalmente, por bibliotecas y centros culturales de todos los países donde se lee a los autores.
El novelista y cronista borinqueño, reconocido por una diversa producción que reúne novelas, libros de relatos, de crónicas y ensayos que representan su acervo literario, arribó desde la Isla del Caribe como invitado especial de la gala donde se pronunció sobre su viaje por las letras, el cual contempla varias décadas desde los años setenta al presente.
En el repaso que hizo por su carrera literaria, en 72 años de vida, destacó que su narrativa la cultivó entre las grandes voces del boom latinoamericano y “las voces de las vidas pequeñas, los cuentos de bares, los diálogos de alcoba, al modo de Chéjov y Joyce”. También la crónica mexicana de Carlos Monsiváis y Elena Poniatowska lograron inspirarlo.
“Mi maestro de literatura moderna y contemporánea de la Universidad de Puerto Rico, José María Bulnes, quien en 1967 me prestó su ejemplar de
Cien años de soledad y me animó a leerlo. En ese libro reconocí el mundo que conocí en el pueblo donde me formé, cercano a lo rural. El llamado realismo mágico siempre me pareció más realismo que magia”, recordó Edgardo Rodríguez.
Su primer libro fue
La renuncia del héroe Baltasar (1974), una novela que recrea el acontecer histórico de Puerto Rico en el siglo XVIII, con la ficción de un levantamiento de esclavos que vislumbra el fin del régimen colonial. Posteriormente, también como destacado cronista latinoamericano, incursiona en el género con
Las tribulaciones de Jonás (1981), un memorable perfil del primer gobernador puertorriqueño electo democráticamente, Luis Muñoz Marín, quien es considerado un personaje histórico de la isla.
Algunas de sus obras más recientes entre novelas, crónicas y ensayos son
La piscina (2012),
El espíritu de la luz (2010),
San Juan, ciudad soñada (2005),
Mujer con sombrero panamá (2004),
Musarañas de domingo (2004),
Mapa de una pasión literaria (2003),
Caribeños (2002) y
Elogio de la fonda (2000). Entre la lista también se destaca una antología personal de crónicas llamada
La nave del olvido (2009) y el libro de ensayos
Mapa desfigurado de la Literatura Antillana (2012).
“Posiblemente
Sol de medianoche es mi mejor novela, junto con
La piscina, que es más reciente. Sol de medianoche es una novela muy elíptica, escrita de manera tal que, al final, nos encontramos un misterio todavía mayor que el que conocimos al comienzo. Son dos novelas muy elípticas, insinuantes, sigilosas, sinuosas y sutiles en cuanto a la ambientación, descripción y caracterización de los personajes. Hay mala escritura, buena, muy buena y arte literario, y yo creo que en estas dos obras está mi mejor arte literario”, comentó Edgardo, ganador del Concurso Internacional de Novela Francisco Herrera Luque, en 1995, y el Premio Bolívar Pagán del Instituto de Literatura de Puerto Rico, en 2001, con esta misma obra literaria.
Como describió el escritor boricua en su reflexión, las transformaciones sociales y políticas que ha vivido su país, tales como la industrialización de las ciudades y la emigración de sus compatriotas hacia Estados Unidos son fenómenos que se ven retratados en sus obras. “Siempre quise ser escritor latinoamericano y este premio colombiano me trae la alegría de por fin revalidarlo como tal”, concluyó el homenajeado.
Un premio que crece
Para este premio de narrativa León de Greiff el jurado fue conformado por el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, los periodistas Mario Jurish y Alfonso Buitrago, y la directora de Editorial Tragaluz, Pilar Gutiérrez, quienes compartieron su concepto frente al mérito literario del boricua.
“Puerto Rico es un enigma en el conjunto de la literatura hispanoamericana, país intensamente vinculado por la lengua con nuestras naciones. Su historia política del último siglo lo ha llevado a estar dentro y fuera de esa comunidad. Situado en ese contexto, la obra de Edgardo Rodríguez Juliá cumple un papel ejemplar. Por un lado, recoge el amplio legado cultural del Caribe y lo eleva a un nivel de excelencia. Por el otro, explora las ambivalencias de la emigración a Estados Unidos y las narra con extraordinaria precisión y lucidez. Ha escrito magníficas novelas policiales y un no menos exquisito periodismo narrativo, en su obra están todas las señas de la identidad Caribe”, según declaró en el acta.
Este laurel se entrega desde el año 2016 a narradores y poetas de manera alternativa cada año, y en sus distintas ediciones ha distinguido a escritores de diversas latitudes iberoamericanas. Un venezolano (Juan Calzadilla), una argentina (Luisa Valenzuela), un colombiano (Elkin Restrepo) y, esta vez, un puertorriqueño han sido los homenajeados con este reconocimiento que es posible gracias a EAFIT, la Fiesta del Libro y la Cultura de la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín, con el apoyo de Grupo Argos y sus negocios Celsia y Cementos Argos, e incluye la publicación de una recopilación de las obras por parte de la Editorial EAFIT.
Mauricio Perfetti del Corral, vicerrector de Descubrimiento y Creación de EAFIT, habló de la participación activa de la Universidad en la creación del Premio haciendo un recuento de la dimensión cultural de la Institución. “A partir de la concepción mucho más amplia de lo que debía ser nuestra Institución surgieron hace algunos años la Escuela de Humanidades y, paralelo a ella, el Centro Cultural Biblioteca como el corazón de EAFIT, espacio que llegó a darle centralidad a la Universidad y de allí nace lo que hoy es un lugar para permanecer, donde caben todas las expresiones artísticas y culturales”, manifestó el directivo en su intervención.