Por las dependencias
La coherencia del ser humano fue motivo de reflexión en EAFIT
Qué puede llevar a los estudiantes a hacer trampa y qué ponen en juego las personas con sus decisiones fueron aspectos que centraron la discusión.
• Una conversación entre María Antonia Arango Salinas, investigadora de EXA; y Jorge Melguizo, responsable de Educación y Cultura en Comfama, buscó encontrar las repuestas sobre lo que significa la coherencia entre lo que declara ser cada individuo y las acciones que realiza.
• El Diálogo de Integridad, que hace parte de la campaña Cultura Ciudadana que se lleva por estos días en EAFIT, tuvo lugar el miércoles 23 de octubre, en el Auditorio 101 del bloque 38. Se podrán visualizar en el campus intervenciones relacionadas con este tema.
Para hablar de integridad cotidiana aspectos como la cultura, los antecedentes familiares, la historia del país y los propios comportamientos, como aristas que pueden incidir en las declaraciones que los seres humanos hacen en términos de ideales morales, y lo que se hace a través de los actos son algunas de las reflexiones que resultaron luego de la conversación entre María Antonia Arango Salinas, investigadora de EXA; y Jorge Melguizo, responsable de Educación y Cultura en Comfama, en el Diálogo de Integridad convocado por la Universidad el miércoles 23 de octubre.
Se trata de una de las actividades periódicas del Centro de Integridad que, en esta oportunidad, quiso abordar la pregunta ¿Por qué es tan difícil ser coherentes? El evento, que tuvo lugar en el auditorio 101 del bloque 38, hace parte también de la campaña Cultura Ciudadana que busca generar interrogantes entre lo que declara cada ser humano con sus principios y el contraste con las acciones que realiza.
Para buscar una respuesta, ambos expertos, bajo la moderación de Nathalia Franco Pérez, jefa de esta unidad, reflexionaron sobre los aspectos que pueden llevar a los estudiantes a hacer trampa, lo que significa ser coherentes y lo que ponen en juego los seres humanos con sus decisiones.
“La palabra éxito, por ejemplo, está mediada por estereotipos que se han convertido en una lista de chequeo como, por ejemplo, lo que tendría que hacer antes de cumplir cierta edad o lo que debería tener para determinado momento de la vida. En esa condición, las instituciones académicas, han adquirido un carácter instrumental entregando habilidades técnicas que le sirven al sector productivo y no aquellas que forman el ser humano. Es allí donde cuestionaría la libertad con la que un estudiante elige la carrera para profesionalizarse, y encuentro que no necesariamente lo hace como consecuencia de su deseo, sino que siento que tiene que ver con una posición forzada por cumplir con lo que creemos que es el éxito”, explicó María Antonia.
Por su parte, Jorge le apuntó a una nueva pregunta: ¿cuál es el sistema que usa la academia para llevar a los estudiantes a hacer fraude? Para este experto en cultura ciudadana, cuando un joven pierde una materia renuncia a sus estudios porque se siente incapacitado para volver, y tal vez lo que fracasa allí es el sistema educativo y no el individuo.
“Así las cosas, una universidad no debería evaluarse por las respuestas y en cambio podría enfocarse mejor en las preguntas, en los retos a los que los estudiantes deban buscarle una solución en conjunto, porque allí no hay ninguna posibilidad de llegar al fraude”, expresó Jorge.
Discernimiento ético, fundamental en la cultura ciudadana
La hija de Andrómeda, un libro dedicado a María Teresa Uribe de Hincapié, es una de las publicaciones que, según Jorge, son necesarias para entender la dificultad que tienen los ciudadanos para construirse como nación, para identificar los puntos de partida y entender cómo se han construido los referentes éticos, culturales e imaginarios.
“Medellín es más ciudad que sociedad; adolescente en equidad, igualdad, calidad de vida. ¿Cómo construir eso que algunas veces declaramos? Yo considero que si queremos ser otra sociedad debemos crear unos nuevos valores y no rescatar los que ya tenemos”, apuntó el experto.
De esta manera, invitó a los asistentes a evaluar su postura ante el mundo, a reflexionar si cada uno es parte de una sociedad o es un ciudadano individual, a pensar si las acciones que desarrolla perjudican a los demás, así estén bien para sí mismo, y si comportamientos como cruzarse un semáforo en amarillo o pitar cuando aún la luz se encuentra en rojo son los que ayudan a construir cultura ciudadana.
Por último, María Antonia hizo un llamado a la unión y a pensarse con sus acciones dirigidas al bienestar del otro. “En lo laboral, por ejemplo, nos encontramos con las tareas que a cada uno nos corresponden y es allí donde debemos asumir una responsabilidad propia, pero ¿cómo puedo cambiar el dato humano para dejar de pensar de manera individual y poder aportar al beneficio de todos? Esta reflexión puede encaminarnos a encontrar este sentido y a dejar de lado prejuicios para buscar ser más coherentes y obrar bien”, concluye la investigadora.
Así, la invitación es a ver la cultura ciudadana como la capacidad de apreciar la vida y aprender a convivir con el otro, un aspecto que cobra mayor relevancia en una Universidad en la que la construcción colectiva y los comportamientos éticos hacen parte de la cotidianidad.
Además de esta conversación, el campus tiene intervenciones relacionadas con esta iniciativa que con vallas y afiches –disponibles entre el 15 de octubre y el 9 de noviembre- motivan una reflexión en los públicos de interés de la Universidad, como parte del compromiso institucional en la formación y desarrollo de actitudes de cultura ciudadana.