La pasión, la generosidad y la empatía son características que inspiran los docentes

Los profesores que participaron fueron elegidos en sus escuelas por compañeros y directivos que los consideran como personas destacadas en su rol de maestros. 

La habilidad para plasmar en el papel la anatomía humana a través del dibujo hizo entrar a Juan Diego Ramos Betancur, profesor del Departamento de Ingeniería de Diseño de Producto, en el mundo de la enseñanza cuando fue invitado para compartir con estudiantes de diseño industrial su capacidad para trazar líneas y conformar figuras. Su perfección lo hizo destacarse entre los comentarios de los profesores y directivos de su universidad, quienes luego lo invitaron a ser parte del staff de docentes, a la vez que seguía siendo estudiante. 

Y fue así, de manera fluida, que este eafitense descubrió que compartir ese saber íntimo podría ayudar a los jóvenes a encontrar, a través de la indagación, el sentido de la verdad de la existencia y la coherencia, una anécdota que junto a la de cinco profesores, representantes de cada escuela, cobró vida en el conversatorio Del arte de enseñar a inspirar a otros, que se realizó el martes 19 de junio, a las 10:00 a.m., en la segunda jornada de Momento Docente. 

En el Auditorio Fundadores, y con la moderación de Nathalia Franco Pérez, jefa del Centro de Integridad, los profesores Blanca Cecilia Uribe Espitia, del Departamento de Música; Gustavo López Álvarez, del Departamento de Economía; Jairo Alberto Villegas Gutiérrez, del Departamento de Ciencias Matemáticas; Ricardo Uribe Marín, del Departamento de Organización y Gerencia; y Alfonso Cadavid Quintero, del Departamento de Derecho, compartieron historias, el significado que tiene en sus vidas la profesión de maestros y lo orgullosos que se sienten de ver a algunos de sus estudiantes convertirse en educadores. 

“Lo que hago cuando descubro que mis alumnos se inclinan por la docencia es aconsejarlos, hacerlos vivir un curso que los forme mejor y guiarlos por una experiencia que luego puedan reflejar en sus clases”, contó Jairo. 

Es de esas cátedras, como las de la maestra Blanca que se llenan de humildad, de amor por lo que se hace y que se impregnan de entusiasmo, es que surgen los aprendizajes y no solo los académicos, sino también los de vida, los que los han llevado a replantearse metodologías, a descubrir que son personas que pueden inspirar en otros comportamientos y formas de ser o actuar. 

“Ser profesor es quizá el estado máximo que logramos, es una responsabilidad con la sociedad, con las familias, los estudiantes y los colegas. De ahí que la humildad, la pasión y la habilidad para entender a las nuevas generaciones haga parte de nuestro quehacer”, apuntó Ricardo en su intervención. 

Así lo dijo también Alfonso, un profesor que desde su profesión como abogado ha logrado formar profesionales que hoy en día se destacan en ámbitos internacionales, un hecho que le confirma que las decisiones que ha tomado para ser mejor en su rol han sido las adecuadas. 

“La de maestro es una vocación con la posibilidad de estar en contacto con otros y eso nos lleva a generar entusiasmo y generosidad. Hay que entregarnos y generar empatía con ellos, entenderlos y establecer conversaciones que les cambien la óptica”, apuntó el docente Cadavid. 

En este recorrido de enseñanzas para los estudiantes y de aprendizajes para ellos como docentes son muchas las historias que hoy inspiran a jóvenes que se inclinan por la educación universitaria como parte de su futuro, y a colegas que encuentran en estas personas un ejemplo de perseverancia y de amor por su profesión. 

“Es un recorrido lleno constantes retos para mejorar el desempeño, pero también de satisfacciones por ver reflejado en los egresados el crecimiento y progreso del que fuimos parte”, concluyó Gustavo López.