Abrir espacios para los estudiantes, donde se reflexione sobre la importancia de la integridad en el ámbito profesional y académico son las apuestas que realiza EAFIT para contribuir a la formación de ciudadanos íntegros.
Por eso, desde 2014, los estudiantes que tienen como una de sus materias la asignatura de Bienestar Universitario, presencian un curso que lidera el Centro de Integridad de la Institución.
A través de conversaciones, exposiciones, juegos, videos o el compartir experiencias se abordan temas que son propios de la vida académica y profesional. Se habla sobre el fraude y sus repercusiones, la integridad como valor esencial y el prestigio de EAFIT como Institución, con el fin de que los alumnos se cuestionen sobre qué aportan a la sociedad y reflexionen sobre asuntos éticos. Además, se comparte el reglamento académico.
"El mayor aprendizaje es dejarles la reflexión frente a este tema, que sepan que EAFIT, que es una universidad que busca constantemente la excelencia, no se basa solo en el conocimiento técnico o en las investigaciones, sino que también tiene su mirada en una formación integral para las personas", expresa Alex Montoya Franco, estudiante de Ingeniería de Sistemas y uno de los nueve talleristas con los que cuenta este semestre el Centro de Integridad.
Son alrededor de 750 alumnos los que cada semestre tiene esta oportunidad de reforzar sus valores y detenerse para reflexionar y hacer un análisis sobre las acciones que realizan cada día, y cuestionarse si son realmente acertadas o si aportan algo a la construcción social colectiva.
De hecho, muchos de los que asisten al taller, buscan seguir conversando del tema e, incluso, hacer parte de los alumnos que colaboran con el Centro de Integridad.
Manuela Saldarriaga Taborda, estudiante de Derecho, es nueva este semestre y para ella ha sido una experiencia enriquecedora, pues, si bien ella va dispuesta a compartirles un conocimiento, se encuentra con que hay muchas opiniones y formas de ver lo de la integridad.
"Al principio algunos alumnos están callados pero, a medida que el taller avanza, ellos se abren, son más receptivos y comienzan a expresar sus opiniones e incluso cambian la mirada que tenían frente al tema", señala la estudiante.
Así, esta experiencia que une a los alumnos como talleristas y como asistentes es una apuesta más de la Universidad de abrir la interlocución en temas que son esenciales para la formación en valores de quienes pasan por sus aulas.