Por las dependencias
La Escuela de Humanidades celebró sus 20 años con una reflexión del filósofo Hans Gumbrecht
Estos eafitenses recibieron su reconocimiento por ser gestores en los inicios de esta Escuela que forma generaciones de humanistas para transformar la sociedad.
• El filósofo estadounidense de origen alemán Hans Ulrich Gumbrecht participó, el lunes 30 de octubre en EAFIT, de la celebración de los 20 años de la Escuela de Humanidades de la Universidad.
• El pensador propuso retomar la capacidad de reflexionar sobre un único asunto durante mucho tiempo, como una manera de recuperar el papel de las universidades.
Tras un nacimiento traumático y un fuerte cambio de concepción en las nociones universales de pasado, presente y futuro, las ciencias humanas enfrentan hoy, como disciplinas académicas, una crisis cuyo desenlace podría ser su desaparición en un periodo no superior a 50 años.
Dicha reflexión surgió de la mente analítica de Hans Ulrich Gumbrecht, filósofo, filólogo, literato y profesor en el Departamento de Literatura Comparada de la Universidad de Stanford, en California (Estados Unidos), quien ofreció el lunes 30 de octubre en EAFIT la conferencia ¿Sobrevivencia precaria? Una reflexión sin ilusiones sobre el potencial de las 'ciencias' humanas para el futuro, como parte de la celebración de los 20 años de la Escuela de Humanidades de la Universidad.
El pensador realizó un recorrido por el nacimiento de las humanidades como asuntos para ser teorizados y discutidos en el ámbito académico, comenzando por su germinación a partir del impulso social otorgado por fenómenos como las revoluciones burguesas del siglo XVIII; la aparición del ocio como posibilidad para todos los ciudadanos; y el hacer desde la literatura, la pedagogía, la lingüística y el arte alemanes.
"Sin embargo, luego de la edad de gloria de las ciencias humanas se llega a una crisis a finales del siglo XIX. La imagen normativa de la sociedad, razón de su emergencia, ya no convencía para la época, y aunque no hubo al principio una diferencia institucional entre las ciencias humanas y las naturales, con la aplicación de estas últimas en todas partes y la aparición de sus primeros nobeles, surgió una competencia entre ambas ramas", refirió Hans Ulrich.
La intención del filósofo al enfatizar en las debilidades de las humanidades, que parte de entrecomillar la denominación de "ciencias" en el subtítulo de la conferencia, no tienen otro sentido, en palabras de Efrén Alexander Giraldo Quintero, jefe del Departamento de Humanidades de la Institución, que restituirles su lugar en vez de anular su presencia o negar su pertinencia.
"Las ideas de Gumbrecht, muy probablemente, se encuadran dentro de las críticas de tipo materialista y contextual que han aparecido en las últimas décadas a las humanidades en su conjunto y a cada una de las disciplinas que las integran. (...) La conferencia del profesor busca poner de presente en la actual encrucijada la preponderancia de unos saberes y unas formas de vida académica que requieren, para su supervivencia, probablemente de la aceptación de su propia precariedad", escribió respecto a la visita del académico de Stanford.
Y es que Gumbrecht enfatizó también en la transformación de la concepción universal del pasado como algo que se dejó atrás al aumentar la comprensión del mundo; el presente como un momento imperceptible y sin sustancia, y el futuro como un cúmulo de posibilidades, en un pasado percibido como memoria histórica, accesible siempre desde plataformas electrónicas y digitales; un presente amplio y complejo, en donde los humanos tienen características antes reservadas a los dioses —como la omnipresencia facilitada por las redes sociales—, y un futuro lleno de amenazas —calentamiento global, aumento demográfico, entre otras—.
Reducir complejidades
En su conferencia, Hans Ulrich indicó que el devenir histórico de las ciencias humanas las convirtió en una fuente de complejidades cuyo resultado es la ‘inasibilidad’ de cualquier sistema, un asunto al que se refirió Juan Manuel Cuartas Restrepo, coordinador académico del doctorado en Humanidades de EAFIT, en su texto Hans Ulrich Gumbrecht de frente a las humanidades. Juan Manuel retoma la inclinación de muchos humanistas, señalada por el alemán radicado en Estados Unidos, de querer comprender cada fenómeno sobrepasando lo revelado por su existencia.
"El esfuerzo de los humanistas cuando elevan la voz para mostrar a los demás que desde su consideración cada cosa es mucho más de lo que es en realidad, los hace ver a ellos mismos como desmesurados e hiperbólicos. Gumbrecht destaca, por el contrario, que lo diminuto e invisible es grandioso sin esfuerzo, porque quiere ser lo que es, y no otra cosa; de igual manera todo aquello que está presente pediría no ser tomado como algo más. Pero si efectivamente esto es así, ¿qué busca realmente el humanista?", preguntó el docente.
Y respondió que, en pocas palabras, el humanista pretende amplificar y multiplicar los focos de observación. Con esto consigue únicamente, y en opinión de Cuartas, extraviar la observación y desquiciar la experiencia del conocimiento. Al respecto, Gumbrecht manifestó que la función de las ciencias humanas de hoy no puede ser producir más complejidad en un mundo en donde ya tenemos bastante.
Propone entonces "el concepto de pensamiento con riesgo, derivado de las premisas de Niklas Luhmann acerca de la reducción de la complejidad como función de cualquier sistema social. Es decir, un sistema económico nos dice cómo podemos hacer transacciones, un sistema de movilidad nos indica por dónde circular, entre otros ejemplos. Las ciencias humanas deben ser el lugar en la sociedad en donde se puedan hacer preguntas con riesgo en universidades y sociedades dominadas por el espíritu moderno de ciencia".
El filósofo invita a practicar la contemplación secular, o sea, la capacidad de fijar la concentración en un fenómeno durante mucho tiempo, un esfuerzo exento de connotaciones religiosas cuyos resultados pueden devolver a la universidad su fin primigenio de ser fuente de innovación y no de simple transmisión del conocimiento.
"En ese sentido, universidades que empezaron con un enfoque técnico y financiero, como EAFIT, son el futuro de las ciencias humanas, pues estas son fuertes cuando son un contrapunto que ayuda a ingenieros, políticos, entre otros, sin adaptarse del todo a lo que hacen estos funcionalmente", concluyó el pensador, otorgando mayor fuerza a las palabras con las que Jorge Giraldo Ramírez, decano de la Escuela de Humanidades de la Universidad, abrió el evento, y en las que calificó la apuesta de EAFIT por las humanidades como un desafío a la violencia en Medellín.
Una postura con la que estuvo de acuerdo Efrén Giraldo al asegurar que "a lo largo de los últimos veinte años, EAFIT y la Escuela de Humanidades han contribuido al debate social y académico con la oferta de diferentes programas a la comunidad académica. En ellos se ha afrontado la historia, la literatura, la filosofía y las artes desde una perspectiva que considera la vigencia del discurso humanístico, la preponderancia social de las profesiones asociadas a estas y la necesidad de dialogar con el presente, pero sin falsas adscripciones a la 'actualidad' o la 'vigencia'".
Valiosa labor
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Con motivo de los 20 años de la Escuela de Humanidades, luego de la conferencia de Hans Ulrich Gumbrecht, profesor en el Departamento de Literatura Comparada de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, y con la presencia de Juan Felipe Gaviria Gutiérrez, rector de la Universidad entre 1996 y 2003; Juan Luis Mejía Arango, actual rector de la Institución, entregó unos reconocimientos a la labor de los docentes Álvaro Pineda Botero, Mauricio Vélez Upegui, Luciano Ángel Toro, Jorge Alberto Naranjo y Jorge Giraldo Ramírez. Estos eafitenses recibieron su reconocimiento por inspirar la expansión de los horizontes institucionales, crear el camino a seguir y formar generaciones de humanistas que, a través de su labor, han transformado esta sociedad en un mejor lugar. |