Espacios, cultura y bienestar
Los jardines comestibles ya dieron sus primeros frutos
Los Jardines Comestibles de EAFIT han cosechado, además de vegetales y hortalizas, conocimiento para profesores y alumnos que se han involucrado en su mantenimiento.
• Jardines Comestibles, uno de los proyectos ganadores del concurso institucional Ser Audaz de 2016, fue una realidad al inicio de este segundo semestre y ya ha dado su primera cosecha.
• Esta iniciativa, que busca construir un campus más sostenible, ya consta con dos áreas en las que se sembraron vegetales y hortalizas para el consumo interno de la Universidad.
Agricultura Urbana EAFIT: Red de jardines comestibles para la producción local, la educación y el mutuo cuidado fue una de las iniciativas ganadoras del concurso Ser Audaz 2016 que comenzó su implementación al inicio de este segundo semestre y que, a la fecha, ya entregó sus primeros frutos.
El proyecto nació de la propuesta de un grupo de profesores del Núcleo de Formación Institucional (NFI), quienes ofrecen materias del área de Cultura Ambiental, coordinada por el Departamento de Ingeniera de Procesos. La iniciativa, de la que hacen parte Alejandro Álvarez Vanegas, Rosana Arizmendi Mejía, Carlos Miguel Cadena Gaitán y Laura Sierra Zapata, entre otros, busca que los estudiantes del núcleo, específicamente quienes optaron por la asignatura ecología o desarrollo sostenible, tengan una experiencia práctica de los conceptos que se imparten en las aulas de clase.
Y a inicios del segundo semestre se sembraron tres camas de siembra en la que se cultivaron cinco tipos de lechugas. Estas se ubican contiguas al Jardín Efímero, donde estaba el anterior bloque 31. Después de ocho semanas, la frutera Sol y Melón las adquirió solo para el consumo interno.
Además, detrás del local de Dogger, se instalaron seis eras y se sembraron varios tipos de vegetales como frijol californiano, remolacha, zanahoria, soya, berenjena, tomate y albahaca, que aún siguen en cosecha.
Nidia Lucía Marín Orozco, directora técnica del proyecto, explica que esta producción local de alimentos fue desarrollada de la manera más agroecológica posible. “Las eras de los jardines fueron construidas con la madera producto de la demolición del Bloque 31, en todo el proceso ha existido mucho reciclaje y es de gran satisfacción tener jardines en una parte tan urbana como lo es la Universidad”.
La misión del proyecto es desarrollar una red en la que muchas áreas del campus se vuelvan zonas de producción local de alimentos, creando un sistema que incentive la economía cíclica que, aunque por la magnitud del proyecto no producirá toda la cantidad de hortalizas y vegetales que se consumen en la Universidad, se espera que en un futuro llegue a producir el 20 o 25 por ciento de estos alimentos.
Laura Sierra Zapata, profesora y coordinadora académica del proyecto, comenta que ha sido una experiencia muy práctica que a simple vista podría parecer muy sencilla, pero que realmente es enriquecedora, tanto para ella como profesional como para los estudiantes, ya que sobre la marcha observan muchas características del cultivo urbano que se absorben de una manera más natural cuando son vivenciales.
“Me parece una oportunidad maravillosa poder contar con ese espacio dentro de la Universidad y me siento muy satisfecha de que vayan dando frutos, no solo las cosechas, sino también en el aprendizaje de nuestros estudiantes”, puntualiza Laura.