Actualidad eafitense
Alcampus 2015, un día de gratos
recuerdos universitarios
El aniversario número 55 de la Universidad se celebró con los egresados eafitenses, que asistieron para disfrutar cada momento y recordar sus días de estudiantes en su Alma Máter.
• La mañana de Alcampus 2015, el encuentro de egresados de EAFIT, fue para reunirse con los viejos amigos y, sobre todo, con la universidad que estaba en la memoria.
• Los graduados de diversas generaciones aprovecharon, el sábado 22 de agosto, los diferentes espacios y eventos académicos, culturales y deportivos programados para ellos.
Diego Vélez llegó temprano, como cuando era estudiante y estaba puntual en clase. A las 8:00 de la mañana ya esperaba en la esquina del bloque 18, donde quedó de encontrarse con los de su generación, la de 1968, 15 minutos después. “Les faltan cuatro minutos, vamos a ver si son puntuales todavía”.
Don Diego fue uno de los primeros, si no el primero, en llegar a Alcampus 2015, el encuentro de egresados de todas las generaciones de eafitenses, que se desarrolló el sábado 22 de agosto en la Institución. Se acordó, ahí parado, que cuando empezó a estudiar, EAFIT quedaba en una casa grande en el Palo con Maracaibo. Ahí le tocó solo unos tres meses, porque luego se pasaron a la sede de ahora, donde solo había, se acuerda, unos cinco o seis bloques, y una cafetería. Fueron la quinta promoción de egresados.
De esas épocas recuerda que había un tubo encima del río, y que ellos se pasaban por ahí hasta el otro lado. Nada de puentes en esa época. “Ahora estamos aquí, para ver cómo estamos de viejos. Ya tengo 72 años, muy bien vividos”. Entonces hubo 'un qué hubo Armando' y un abrazo, y empezaron lo que se empieza en el primer minuto de un encuentro de egresados: una conversación de años.
Después del partido entre Atlético Nacional e Independiente Deportivo Medellín (que quedó 3-2 a favor del verde), los egresados disfrutaron de nueve diálogos liderados por conocedores de diversas temáticas relacionadas con la actualidad local, nacional e internacional.
En esas estaban Clara Vieira, Inés Helena Vélez y Adriana María Córdoba. Conversando mientras caminaban despacio, señalando allá y aquí, comparando la universidad actual con la que estaba en sus cabezas. Inés no había vuelto desde 1982, cuando se graduaron.
El computador, hablaron entre todas, era todo un piso, y ellas tenían que llevar unas cartulinas perforadas para que el computador hiciera los cálculos. Había también una sola señora del aseo, que los conocía a todos, y que a las chicas les decía que levantaran los pies para que no se fueran a quedar beatas. “Y no nos quedamos. Novio sí conseguimos en la universidad”, comentó Clara.
También amigos de toda la vida. Aunque en su semestre eran más de 100, el grupo con el que andaban era de 20. Una barra completa que en el semestre de práctica alquilaron una finca en Santa Elena, que pagaban con el sueldo de la práctica. Un año entero para tocar guitarra, cantar Dormir casi no puedo y pasar bueno. “¿Bueno? Todavía pasamos”. Hasta guadañadora tenían.
Las tres estudiaron Administración de Negocios. La cita con los demás era a las 9:00, si bien la empezaron por el chat de whatsapp este año, en un chat que ni las deja dormir. Venían preparadas con camiseta. Inés viajó desde Bogotá, Adriana desde Cali, solo para reencontrarse.
Porque si de mayorías se trataba, los de la Escuela de Administración lo eran. No había que preguntar siquiera. En la Plazoleta del Estudiante, donde a las 11:30 de la mañana se encontraron por carreras, los de Administración tenían seis puntos de encuentro. Los demás, de a uno, y hasta algunos compartidos, como los de Comunicación Social, que era el mismo para los de Ciencias Políticas, Música y los posgrados de Humanidades.
Por ahí había otro grupo con gorras amarillas, que llevaban en sus cabezas un mensaje casi institucional, que se replicaba en los abrazos: Compañeros EAFIT por siempre.
Luego se fueron a almorzar, y mientras el tiempo pasaba, más recuerdos iban llegando de esas épocas en que andaban de morral, escuchando algún profesor, consiguiendo pareja, pensando en el futuro, en lo que había después de graduarse. Ahora que ya lo saben, que se han ido, que ha pasado el futuro, volver fue devolverse a momentos felices.
La tarde fue para recorrer la U, y para escuchar y bailar, primero con la Orquesta Sinfónica EAFIT, celebrando sus 15 años; luego la Big Band, con jazz; y finalmente Tierradentro, con música colombiana.