• El Grupo de Investigación en Ingeniería de Diseño (Grid), del que hacen parte los profesores Santiago Correa y Alejandro Velásquez, obtuvo este reconocimiento de la Superintendencia de Industria y Comercio.
• La iniciativa busca beneficiar a personas con movilidad reducida mediante un sistema que opera sobre la superficie en la que se apoyan y evita la aparición de problemas en la piel. La patente es por modelo de utilidad.
Luego de tres años de proceso, ante la Superintendencia de Industria y Comercio, se logró el objetivo que se propuso el Grupo de Investigación en Ingeniería de Diseño (Grid): la patente de modelo de utilidad para la Superficie dinámica para el tratamiento y la prevención de úlceras en la piel.
El logro significa la novena patente para la Universidad, la sexta por modelo de utilidad, según se registra en la resolución 00720 del 23 de enero de 2013.
Pero, ¿y en qué consiste esta iniciativa? Sucede que un grupo de investigadores de la Institución se dio cuenta de que era posible evitar, por lo menos en parte, las consecuencias de la inmovilidad en las personas.
Así, y gracias a esta innovación, quienes deben permanecer en cama por mucho tiempo, debido a inconvenientes de salud, podrán prevenir posibles enfermedades causadas por la quietud permanente.
La cama antiescaras, entonces, cuenta con un sistema que, ante la ausencia del movimiento en el cuerpo, permite que este lo realice el modelo. De esta manera, puede realizarse la oxigenación y circulación normal de sangre y tejidos, que mantienen la piel sana y detienen la aparición de heridas o ulceras.
Santiago Correa Vélez, integrante del Grupo de Investigación en Ingeniería de Diseño, tuvo la idea después de observar y estar en contacto permanente con el sector de la salud. Así empezó a pensar en la solución: una estructura móvil ascendente y descendientemente que permitiera calibrar la altura y diera un respiro a los pacientes.
Sus novedades principales son el uso de dos tipos diferentes de movimientos: el de transferencia, que hace una especie de balanceo de la persona, tal como si estuviera en una cuna; y el de trendelemburg, que permite aliviar el reflujo y los problemas de circulación sanguínea.
“Tiene los movimientos de espalda y de piernas, empleados en este tipo de modelos de uso médico, y también cuenta con masajeo ondulatorio para aliviar y disminuir la aparición de ulceras”, explica Alejandro Velásquez López, investigador del proyecto y docente del pregrado en Ingeniería de Diseño de Producto.
La creación inició en noviembre de 2007 y la patente se otorgó hace unas semanas. La idea ahora es comercializarla y continuar mejorándola, pues ya se realizó una segunda versión, mucho más sofisticada y fácil de fabricar, que en el momento se encuentra en proceso de patente.
Reconocimiento a un proceso
El camino fue largo y complicado, pero, en opinión de los docentes, fue todo un aprendizaje. Así lo relata el profesor Alejandro Velásquez, quien recuerda que la idea de proteger la creación nació en un taller sobre redacción de patentes.
“El proceso empezó tiempo atrás. Ellos (los profesores) nos presentaron la inquietud sobre la solicitud de patente, entonces empezamos a conversar sobre la novedad del producto y realizamos todo el examen inicial. Incluso, vimos la cama en varias oportunidades”, recuerda Paula Rivera Montoya, jefa del
Departamento de Contratos y Convenios, que se ocupa de la propiedad intelectual y los derechos de autor.
También realizaron un estudio de mercado en el que contaron con el apoyo del Centro para la Innovación, Consultoría y Empresarismo (Cice) de EAFIT, para conocer las posibilidades de mercado y la magnitud del impacto en la sociedad.
“El campo de acción es gigantesco por varios motivos: la población mundial es cada vez más anciana, aumenta el número de gente que vive sola y cada día tendemos a depender más de la tecnología. Se trata de una solución para mejorar la calidad de vida en este sentido”, manifiesta Santiago Correa.
Agrega, así mismo, que el mercado de las ideas es bastante promisorio, por eso su grupo de investigación continúa trabajando en el tema de la innovación y por el momento tiene tres patentes en trámite, con desarrollos que solucionarán problemas, ya sea en la industria o la vida cotidiana de muchas personas.
Iniciativas como esta se convierten en evidencias del aporte de la academia al sector productivo y la solución de necesidades prácticas en la comunidad.
“Es una verificación o confirmación de que la Universidad contribuye a la creación de nuevo conocimiento y nuevas ideas. Es una confirmación de que va por el camino de la innovación y la posibilidad de contribuir a la creación de nuevos productos comerciales”, asegura Félix Londoño González, director de Investigación de la Universidad.