• Desde el 11 de junio asisten a la Escuela de Verano cerca de 140 personas que disfrutan de los 83 cursos abiertos para todo tipo de público. Este espacio finaliza el 8 de agosto.
• Algunos hijos y familiares de empleados viven la experiencia en diferentes campos del conocimiento, pues tienen alrededor de 18 cursos, diseñados para niños y jóvenes, para escoger.
Gabriela McDermott Restrepo, o más bien Tata, como le gusta que la llamen, saca su tarea de una carpeta: un pasaporte en el que se puede ver la foto en blanco y negro de dos jóvenes que vivieron en las primeras décadas del siglo pasado en Irlanda del Norte. Son sus bisabuelos Eileen y Patrick.
Ella, hija de Ana Cristina Restrepo Jiménez, profesora del Departamento de Humanidades, es una de las participantes de Zoomciencia, uno de los tres cursos para niños que ofrece la Escuela de Verano desde el 11 de junio y en el que se pretende que los menores aborden las humanidades, las ciencias naturales y la ingeniería, a través del contacto con investigadores eafitenses, actividades experimentales y recreativas.
La tarea de Gabriela hace parte del trabajo final que harán los niños para la primera temática que tiene que ver con las historias conectadas, y en la que escribirán un libro colectivo, donde cada uno tendrá una página para hablar de sus bisabuelos.
Después de visitar la Sala Patrimonial y escuchar a expertos en el tema como Juan Camilo Escobar Villegas y Adolfo Maya Salazar, profesores del Departamento de Humanidades, fueron muchas las preguntas y respuestas con las que los menores llegaron a su casa.
“Yo descubrí que mi bisabuela nació en 1918, o sea a finales de la Primera Guerra Mundial, después mi abuelo se fue a la Segunda Guerra Mundial y, cuando él se murió, ella se quedó sola con cinco hijos”, cuenta la niña, que realiza el curso con sus dos hermanos Marcus y Cyprian McDermott Restrepo, encargados de investigar al bisabuelo.
Otra página del libro será para una joven de Rionegro que llegó a Medellín a trabajar como operadora en una central telefónica. Ella es la bisabuela de Elena Lizarazu Villegas, quien a sus ocho años dice que lo mejor de la Escuela de Verano ha sido aprender y divertirse al mismo tiempo.
Los jóvenes también en el campus
Pero por esta época no solo se ven niños por los pasillos de la Universidad, también deambulan grupos de adolescentes, que entre risas y comentarios, exploran su futuro profesional en los cerca de 14 cursos para estudiantes de noveno, décimo y once.
En una de esas reuniones se puede encontrar a Ana María Giraldo Flórez, una apasionada por la escritura, que desde ya sabe que quiere dedicarse a la comunicación, en parte porque, por segundo año consecutivo, hace parte del curso de Introducción a la Comunicación Social.
“Creo que me ha servido mucho para centrarme y conocer un poco más sobre la carrera que quiero estudiar, ha sido como un abrebocas a la Universidad”, dice la estudiante de décimo grado.
Acentos diferentes y conversaciones en inglés también se escuchan en la tercera edición de la Escuela de Verano, que cuenta con siete profesores internacionales, tres cursos en inglés y una oferta de idiomas, en el que se destaca el de Español para extranjeros.
Desde Chile llegaron un grupo de funcionarios del Ministerio de Agricultura para aprender de innovación en el curso Emprendimientos innovadores latinoamericanos de alto impacto, coordinado por el programa de Empresarismo.
Para Dominique Chaureau, parte de la comitiva chilena, llegar a Medellín ha sido una experiencia “sorprendente”, pues se ha encontrado todo un sistema organizado alrededor del tema del emprendimiento y una lógica cultural innovadora, que no se esperaba.
“Estamos muy impresionados. Acá uno entiende las razones por las que la ciudad fue declarada como la más innovadora del mundo, y eso es impresionante porque desde América Latina uno siempre piensa que la innovación está afuera, en Europa, en otro lado”, agrega la funcionaria.
La idea es que, a partir de casos exitosos, sea posible ofrecer diferentes metodologías para cada uno de los emprendimientos en los que trabajan los asistentes. “En esta jornada estamos tratando la conformación de equipos de alto rendimiento para emprendedores, con lo que queremos que se comprenda la importancia de las relaciones”, explica Carlos Andrés Arango González, director de la Corporación Kairos, uno de los conferencistas invitados.
El fin de semana pasado terminó el primer curso de Urbanismo Social en Medellín: procesos urbanos, ambientales y sociales, que coordina el Centro de Estudios Urbanos y Ambientales (Urbam), en el que participaron 20 personas procedentes de Nuevo León México, entre funcionarios públicos y empresarios. |