• Este martes 30 de julio se inaugurará esta exposición, que contará la historia de la industria fonográfica y los libros fundacionales del departamento de Antioquia.
• La inauguración será a partir de las 7:30 p.m., en el Centro de Artes del Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas. La entrada no tiene costo.
Música y literatura encontrarán su espacio para mostrarse, dejarse ver, escuchar, apreciar y, por qué no, rescatar. Se trata de unir historias que se suman y se cruzan como dos manifestaciones fundamentales en la vida cultural antioqueña.
Ambas serán las protagonistas de Impronta sonora y literaria, la exposición del Centro de Artes del Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas que mostrará la historia de la industria fonográfica y los libros fundacionales del departamento, y que será inaugurada este martes 30 de julio, a las 7:30 p.m.
En ese sentido, la exposición hablará de los años 40, cuando Medellín empezaba su industria fonográfica, una de las más importantes del país y desde la que se escucharían los primeros discos de Frank Sinatra, Marian Anderson y Nat King Col en Colombia.
Medio siglo antes, nacía en la misma ciudad Tertulia Literaria, un espacio para hablar de letras y arte en el que convergían figuras destacadas en el mundo intelectual como Tomás Carrasquilla, Carlos E. Restrepo y Efe Gómez.
Juan Antonio Agudelo Vásquez, coordinador del Área de Extensión Cultural, explica que son temas olvidados en la historia local, por eso la idea es rescatarlos para las nuevas generaciones y hallar los elementos que los unen dentro del pasado cultural del departamento.
“Pocas veces han podido ser apreciadas en conjunto y de manera integral. La internacionalización de Medellín comenzó con la industria fonográfica, por ejemplo, con personas que pensaban de manera cosmopolita”, explica Juan Antonio.
Lo que encontrarán los asistentes
La historia fonográfica estará contada a través de diferentes formatos, que van desde los cilindros de finales del siglo XIX, los discos de 78 revoluciones y los vinilos de 33, hasta los casetes y CDs previos a la digitalización.
Todo esto acompañado por equipos y máquinas como pianolas, rocolas, fonógrafos y otros elementos, gracias a los que podía escucharse y hacerse música, así como de una completa cronología y contextualización del tema.
La idea es valerse de estos elementos para rastrear ese pasado dorado en el que Medellín fue la cuna de varios artistas que luego se destacaron en el ámbito nacional y latinoamericano, y el itinerario obligado para cantantes reconocidos en toda la región.
Juan Antonio añade que se trata de una industria que empezó a transformarse y a perder su esplendor con los nuevos métodos de digitalización, pero que, por el mismo motivo, es necesario rescatar y recordar para las nuevas generaciones.
La literatura también se valdrá de su elemento físico más representativo: el libro. Con el apoyo de la sala patrimonial, la exposición contará con las obras que se convirtieron base para el desarrollo de la literatura en el departamento y el país.
Autores como Baldomero Sanín Castro, Gregorio Gutiérrez González y el mismo Carrasquilla hacen parte de esta selección que llevará a los asistentes por esas experiencias y ficciones, surgidos en medio de los grupos y tertulias organizadas por los letrados del Medellín del siglo XIX.
La historia de la literatura antioqueña estará dividida en sus tres periodos principales: sus inicios, enmarcados en el regionalismo, el romanticismo y el realismo literario; la transición, denominada así por el fortalecimiento que tuvo y la influencia externa de sus escritores; y la consolidación, donde la autocrítica y la reflexión sobre la estética literaria permiten obras maduras y destacadas en el ámbito nacional.
De la primera época se destacan Juan de Dios Restrepo, cuyo seudónimo fue Emiro Kastos, con Mi compadre Facundo (1855); Gregorio Gutiérrez González con La publicación de Felipe (1851), su único texto en prosa; y Eliseo Arbeláez, quien escribe Un montañés (1859).
Después llega la época (1870-1890) de aquellos intelectuales que salen del país, conocen otras culturas, leen los clásicos universales y aprenden de las tendencias literarias de la época: Juan José Molina, Lisandro Restrepo y Camilo Botero son algunos autores destacados; también Epifanio Mejía, en la poesía.
La consolidación viene de la mano del surgimiento de revistas y periódicos literarios, de la publicación de Frutos de mi tierra, de Tomás Carrasquilla y del surgimiento de los Panidas (1914), una nueva generación de escritores contestatarios y modernistas, entre los que se cuentan León de Greiff y Fernando González.
Como ellos, muchos antes formaron tertulias literarias, que antes de 1915 alcanzaron a ser docenas, entre las que se pueden contar Sociedad Bohemia, el Oasis y Casino Literario.