• La autorregulación es una conducta que invita a medirse y a controlar algunos comportamientos. En ocasiones se asume de forma espontánea o luego de una reflexión.
• Este principio, que invita a los seres humanos a la prudencia y al respeto, se evidencia de muchas formas en la vida laboral y cotidiana de los eafitenses, quienes coinciden en que, en cualquier momento o lugar, hay que aplicarlo.
Arrojar basuras en los lugares indicados, guardar silencio en un evento público, cumplir las citas programadas, hacer un buen uso de los recursos, y adoptar actitudes basadas en la prudencia y el respeto son una muestra de que el principio de autorregulación existe.
Y en EAFIT son muchos los escenarios en los que estos comportamientos se pueden aplicar, ya sea desde el ámbito laboral o como personas que integran un espacio como el campus.
Un ejemplo es el que expone Milena Arboleda Garcés, analista de Admisiones y Registro, quien dice sentirse responsable de apagar la luz cuando sale de su oficina al terminar la jornada, acción que si bien, en otros momentos no practicaba, después de reflexionar sobre el ahorro de energía, decidió asumirla para contribuir con el medio ambiente.
Por su parte, María Isabel Duarte Gandica, coordinadora de la Sala de Patrimonio Documental, piensa que la autorregulación hace parte de la buena cultura ciudadana y que en el campus hay muchas maneras de aplicarla.
“Evito arrojar basuras en cualquier lugar, y aún más dentro del campus, porque esto hace parte de una cultura en la Universidad”, comenta.
Juan Carlos López Díez, docente del Departamento de Organización y Gerencia, busca el momento adecuado para comer y no interrumpir sus clases. Él entendió que la ansiedad a ciertas horas del día podía suplirla con otro tipo de alimentación.
Como ellos, son varios los empleados eafitenses que comparten con la comunidad las situaciones en las que hacen uso de conductas autorreguladoras que, consideran, aplican en todo momento y lugar.