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Acreditaciones / Sistema SiaceIntranet Entrenos / NoticiasNoticias 2012OctubreEspacios, cultura y bienestar / La palabra escrita vive hace 15 años en el Fondo Editorial Universidad EAFIT

​Espacios, cultura y bienestar

La palabra escrita vive hace 15 años en el Fondo Editorial Universidad EAFIT

​El Fondo Editorial Universidad EAFIT celebra, festeja y conmemora estos tres lustros de andar en esa tarea de promover el pensamiento y la creación.

• En noviembre de 1997 nació esta dependencia que, durante octubre, celebrará década y media de labores. Hizo parte del ingreso de la Universidad al área de las humanidades.

• Darle voz a los docentes, mostrar nuevos talentos, proyectar la Institución y rescatar obras son parte de sus funciones. Este viernes comienza la agenda de celebración. (Ver nota secundaria).


La primera página de este libro empezó a escribirse en noviembre de 1997. En un pequeño espacio, ubicado en el Departamento de Comunicación y Cultura, comenzaban los días del Fondo Editorial Universidad EAFIT. Hoy, luego de 15 años, esta dependencia suma 381 títulos publicados y 288 autores, los que hablan, como lo dice Juan Felipe Gaviria Gutiérrez, exrector de la Institución, de un muchachito que vio nacer y que hoy es capaz de vivir solo.
 
“Iniciamos con una colección de literatura que se denominó Antorcha y daga. En esos primeros meses se editaron dos libros: un texto de una conferencia oral, que era Sistémica Elemental, de la colección académica; y una novela de Rocío Vélez de Piedrahíta, que se llamó Muellemente tendida en la llanura”, recuerda Leticia Bernal Villegas, quien durante los primeros cinco años asumió la jefatura de la unidad, labor que no fue sencilla, porque los profesores no estaban acostumbrados a que se les recateara su trabajo escrito.
 
Así, de esa forma, comenzó el crecimiento y la maduración de un fondo editorial que hoy, con el liderazgo de la periodista Ana María Cano Posada, su jefa, y del rector Juan Luis Mejía Arango, es modelo entre sus pares en la región, el país y América Latina; y que se ha propuesto plasmar el quehacer académico de los profesores de EAFIT, darle cabida a nuevos talentos, proyectar la Institución y rescatar obras que yacían en
el olvido.
 
“Su razón de ser son los libros académicos, los que se trabajan con mucho rigor, criterio y con la certeza de que cualquier autor que presente su manuscrito tendrá, exactamente, el mismo camino y el mismo recorrido de la independencia y la confidencialidad de su evaluación para que el texto pueda ser publicado en las mejores condiciones”, anota Ana María quien, a su vez, resalta el aprecio por el libro, el afecto por el lector y el apoyo recibido por la Universidad como características propias de su dependencia.
 
En el nacimiento del Fondo influyó el ingreso de la Universidad, a finales de la década del noventa, al área de las humanidades. De hecho, el profesor Juan Carlos López Díez, autor del libroUniversidad EAFIT 50 años, denominó, en dicha obra, su surgimiento como “la punta de lanza de la Institución a la cultura”.
 
El docente enfatiza que el comienzo del Fondo hace parte de un paquete de reformas que llevó a que una institución dada a la administración y la ingeniería se convirtiera, verdaderamente, en una universidad.
 
El exrector Juan Felipe Gaviria, uno de los gestores de este cambio de rumbo, confirma que lo que le faltaba a EAFIT era incursionar en la cultura. “Nunca se escuchaban quejas de que nuestros egresados tuvieran deficiencias en el conocimiento de sus carreras. No obstante, era necesario que el arte cundiera en el entorno universitario y era fácil darse cuenta de que la carencia estaba por ahí”.
 
El Fondo Editorial, entonces, emergió al lado del Departamento de Música, que de forma posterior le dio vida a la Orquesta Sinfónica. Fue también la época en que asomó en el horizonte universitario el Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas.
 
Como lo señala Ana María Cano, desde el comienzo hubo también libros de historia y unos manuscritos que llegaron, algunos incluso, de grandes firmas. Y esa es la razón por la que en la actualidad se tiene un catálogo muy complejo y muy completo en el que hay de todo, excepto temas de autoayuda o textos calumniosos.
 
En esas listas, la jefa ratifica que son los profesores “los más contemplados”, con un 95 por ciento de ellos, de tiempo completo, como autores.

El sello, los textos

Cuántas letras en 15 años, cuántas páginas, cuántas horas de lectura, cuántos días de escritura… De eso se hace un fondo editorial, de aquello que se registra alrededor de una idea que luego llega al papel y, posteriormente, a la imprenta o, en los tiempos actuales, al entorno digital.
 
Y aunque para la historia queda todo título, seguro que existen determinadas obras que, por su impacto, autor o tema, se recuerdan con más relevancia. ¿Cuáles son las de EAFIT?
 
“Podríamos hablar de unos bestseller. Hay uno que se llama Skudmart, del egresado Jaime Espinal, con el que se enseña empresarismo. Se trata de un texto novelado sobre una compañía local. Está, además, la colección Fernando González, que tiene unas ventas siempre garantizadas en las ferias. Está, así mismo, la colección Rescates, muy apreciada por la calidad. Son títulos que estaban fuera de circulación y que fueron traídos, incluso de la Sala Patrimonial, para volverlos a dar a luz a nuevas generaciones”, subraya Ana María.
 
La periodista destaca que se cuenta con autores muy reconocidos, como Andrés Burgos, Ignacio Piedrahíta, Luis Miguel Rivas, Claudia Arroyave o Juan Carlos Urrego. Figuran, de igual manera, nombres como los de Germán Espinosa, Mario Escobar Velásquez o Gilberto Echeverri, de quien se publicó lo que había escrito durante su secuestro.
 
En cuanto a los jefes, Ana María opina que de cada uno rescata lo fidedigno; lo fieles que han sido a la filosofía del Fondo Editorial en cuestión de tener independencia y de tener una gran responsabilidad en su cargo; y en el hecho de que no hay ningún altibajo dentro del catálogo, es decir, todo es mostrable y así lo destacan otros fondos universitarios.
 
“Leticia Bernal puso a marchar un equipo humano, unas filosofías y unas colecciones, y fue muy importante, en ese sentido, el empujón que le dio para consolidarlo. Juan Carlos Restrepo, con un breve recorrido, tuvo como especialidad el tema del diseño. Héctor Abad Faciolince, sin duda, tuvo ese ojo para inventar la colección Rescates y, dentro de su trabajo, se comenzó con la colección de Fernando González.
 
María Cristina Restrepo, en el momento en que fue directora encargada, lo hizo con gran cuidado”, expone.
 
De Ana María, la misma Ana María recalca que se propuso fortalecer un lugar donde los profesores fueran muy escuchados, y donde se sintieran en confianza para venir y mostrar los resultados de sus trabajos.
 
“Acá no se deja nada sin contestar. Es más, si a una persona, luego de la evaluación, hay que decirle que su manuscrito no debe ser publicado se le anuncia con argumentaciones. O sea, hacemos una tarea pedagógica”.
 
La periodista pondera, en su gestión, la constitución de un equipo humano como el que tiene hoy. Afirma que, además, se siente orgullosa de haber promovido ciertos títulos. “Acuarimántima es una obra llena de emoción. Creo que un clásico como Orden y violencia, de Daniel Pécaut, fue muy importante. También destaco rescatar valores como Gilberto Martínez y su vida dedicada al teatro. Pero el que más es En la parte alta abajo, de Helí Ramírez, conmemorativo de los 15 años. Las ilustraciones serán de Fredy Serna”.
 
Y así, esta dependencia, que se concibió como un mecanismo de difusión y de publicación del pensamiento y de las artes, se establece como una unidad institucional que respeta profundamente la labor del escritor y que es fiel a la esencia que desde hace tres lustros la conformó.
 
“El mejor recuerdo que tengo de mi paso por el Fondo Editorial es la libertad que me dio Juan Felipe Gaviria, rector en 1997, para trabajar. Yo nunca en la vida había sentido tanta libertad. Él fue un jefe absolutamente libertario y quien, en un comienzo, me dijo que en EAFIT no había mucho en este campo, por lo que debía empezar a producir textos, de modo que los profesores se animaran a escribir y a publicar”, comunica Leticia Bernal.
 
Y en esa labor de recordar, Juan Felipe Gaviria manifiesta mucha alegría de saber que esta unidad eafitense llegó a la edad de 15 años. “Ha tenido la suficiente vida y fortaleza para que sea visto con cariño, con respeto y con agradecimiento por toda la comunidad académica. Este es un fondo respetado y admirado por sus pares. Y sí, esa criaturita de entonces es una criatura viva y capaz de seguir adelante.
 
¡Es que cerca de 400 títulos publicados no son cualquier cosa!”.

Lo que viene

Camino hay, y mucho, hacia el futuro… Por eso, Ana María Cano, consciente de que se debe innovar e insertarse en las nuevas dinámicas de la industria editorial y de las nuevas tecnologías, reitera que se ha comprobado que no hay una enemistad entre el libro digital y el libro impreso, que ambas formas pueden combinarse, y que el hecho de poder llegar a los lectores, de múltiples maneras, es el porvenir de cualquier editorial.
 
“Ya lo hemos hecho y funciona, por eso hay que insistir. Es que vamos a tener más títulos en el repositorio digital de la Institución, de hecho ya hay muchos que la gente puede bajar con solo entrar ahí y descargarlos, pues son títulos libres”, reafirma.
 
Y enfatiza en que el Fondo Editorial Universidad EAFIT debe mantenerse en su filosofía: la rigurosidad, la independencia y el cuidado con el que se hacen los libros. Y claro, con ese criterio de por medio, son muchas las páginas que faltan por escribirse… La historia continuará.
 

Ignacio Piedrahíta: un autor que vio nacer el Fondo Editorial

 
Es geólogo y ha buscado, desde siempre, maneras de expresarse. Por eso, cuando estaba en el colegio, ensayó con una guitarra, pero al no tener buen oído debió cambiar de herramienta. En eso llegó a un taller de escritura en la Universidad Nacional, en el que encontró su verdadera profesión, la de escritor, que terminó de descubrir de la mano del Fondo Editorial Universidad EAFIT, en 1998.
 
Es la historia de Ignacio Piedrahíta, eafitense que trabajaba como asistente de investigación en su área, la Geología, cuando se encontró con la posibilidad de publicar. Por esa época, finales de los 90, ya tenía inquietud por la escritura y llevaba un tiempo creando cuentos. “Tenía listo mi primer libro de textos inéditos y alguien me comentó que en EAFIT acababan de crear un Fondo Editorial. Llevé el manuscrito y me lo recibieron. Tras evaluarlo me dijeron que los habían aprobado. Ese fue mi primer libro, La caligrafía del basilisco”.
 
Así, Ignacio ha publicado tres libros con esta dependencia de la Universidad: La caligrafía del basilisco (1999), Un mar (2006) y A la orilla de la cordillera (2011). “El Fondo ha sido fundamental para mí. Un escritor que empieza necesita que haya una persona que evalúe de una manera objetiva su trabajo, de manera que pueda darle una entrada. Eso, la verdad, no es sencillo en una editorial comercial, por lo que los fondos editoriales tienen una gran tarea al darle cabida a nuevos talentos”, sostiene.

Un Fondo Editorial amorosamente inclemente

Al profesor Juan Carlos López ya no le asusta que le devuelvan sus textos llenos de correcciones. “Cuando entregué mi primer libro y Leticia Bernal, la jefa de entonces, me lo devolvió con muchos apuntes me preocupé bastante. Sin embargo, me dijo que eso ocurría con casi todas las obras que se entregan para una publicación”, dice este docente de la Escuela de Administración que suma tres obras con el Fondo Editorial.
 
La primera fue su tesis en la Universidad Nacional. El segundo fue Universidad EAFIT 50 años y el tercero fue Schumpeter, de paso por Titiribí. Así, en opinión del académico, y quien trae a colación la frase de un pensador, la labor del Fondo Editorial con él se resume en “ser amorosamente inclemente”. En ese sentido, sus relaciones con la dependencia, desde el punto de vista de la producción, le han permitido observar que es un trabajo de un nivel de exigencia, de perfección, de seguimiento y de prolijidad, pero a la vez de altura, de respeto por el autor y de acompañamiento.
 
“Con el Fondo, EAFIT dio el salto a ser una universidad con un bagaje amplio, con deseos de llegar al entorno y de asumir un papel claro en la ciudad”, destaca el catedrático, quien subraya que esta unidad promovió, entre los profesores, los deseos por publicar.

 
Luis Alejandro Cardenas Franco
Última modificación realizada el 22/04/2013 9:51 por Monitoras Web EAFIT