• Un valle sostenible con corredores que integran movilidad, paisaje y medio ambiente son apuestas del Plan Director BIO 2030, una iniciativa en la que participó la Universidad, a través de Urbam.
• El Plan, que se socializó con la comunidad universitaria el jueves primero de marzo, tiene la mirada sobre el río y las laderas, debido a la oportunidad que ofrece el primero y al riesgo que determinan las segundas.
El río Medellín como el corazón de la vida urbana del Valle de Aburrá, ese mismo que se deja contemplar por las montañas, que son los pulmones.
Ese es el sueño del Plan Director BIO 2030 que, como lo dijo Alejandro Echeverri Restrepo, director del Centro de Estudios Urbanos y Ambientales (Urbam) de EAFIT, es para construir entre todos: los municipios del área metropolitana, la sociedad y sus instituciones.
El Plan fue presentado, el jueves primero de marzo, a la comunidad universitaria, donde se expuso el objetivo que persigue esta iniciativa del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, el Municipio de Medellín y que coordina desde lo académico la Universidad, a través de Urbam.
Este pretende brindar herramientas para que los ciudadanos y los gobernantes avancen en el proceso de metropolización de Medellín, que contempla un medio ambiente armónico y viable, calidad de vida y condiciones ambientales sostenibles.
“Para que se llegue a esta metrópoli se requiere un nuevo enfoque en la planificación, la articulación de los planes territoriales para lograr impacto en el desarrollo de la región y la construcción de consensos sobre lo estratégico”, dijo el director de este centro.
Los ejes sobre los que se mueve BIO
Como todo plan, BIO 2030 es prospectivo. Y en honor a su apellido “director” selecciona lo que quiere trabajar. En ese sentido su orientación es dar pautas para que el Valle de Aburrá se conecte, y se articule a la región y a la nación.
Para esto busca su desarrollo a partir de dos ejes: medio ambiente y espacio público, y movilidad y transporte. El primero persigue el fortalecimiento de la riqueza natural del Valle de Aburrá que, más allá de ser un recurso ecológico, es un elemento destacado del paisaje y un factor que incide en la calidad de vida al integrarse con el espacio público.
Así, en la explicación ofrecida por el director de Urbam, la propuesta de BIO 2030 comprende la conformación de corredores estructurantes, que prestan servicios ambientales a la ciudad y que al mismo tiempo son ejes de espacio público; la construcción de áreas de encuentro y de corredores de movilidad.
De otro lado, el eje de movilidad y transporte le apuesta, entre otros, a la integración social de diferentes sectores de la ciudad, a través del fortalecimiento de las conexiones viales metropolitanas. Le da, además, prioridad al sistema de transporte público y busca mitigar los impactos asociados a las emisiones contaminantes, a la ocupación del espacio y a la seguridad vial.
Estos propósitos ya fueron conocidos por la ciudadanía y por los anteriores alcaldes del Valle de Aburrá, quienes, en noviembre de 2011, aprobaron por unanimidad el Proyecto de Acuerdo Metropolitano a través del que se adopta a BIO como norma obligatoria y como complemento a las Directrices Metropolitanas de Ordenamiento Territorial.
“Este es un camino que amplía el horizonte de planificación del territorio en el que un desarrollo equitativo y equilibrado será realidad en 20 años”, concluye Alejandro.