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​Por las dependencias

​Experiencias que hablan de autorregulación   

Diferentes conductas en las calles, en centros de estudio, en vehículos de transporte público evidencian que hay comportamientos que se adoptan más allá de las normas.

​• La cultura del respeto y la autorregulación se evidencia en diferentes lugares del mundo. Docentes y administrativos la han experimentado en algunos de sus viajes.

• China, Estados Unidos, Alemania o Suiza son algunos de los sitios en los que los eafitenses han tenido la posibilidad de vivir y sentir de cerca estas conductas.


Durante su estadía de dos años en Bruselas, Bélgica, Sergio Alonso Castrillón Orrego fue usuario asiduo del sistema de transporte público urbano. El Metro, los buses y el tranvía eran los medio que prefería al momento de desplazarse y, precisamente en estos espacios, fue donde percibió una conducta que le llamó la atención.

En ninguna parte había torniquetes o personas verificando que el usuario efectivamente comprara el tiquete, tampoco había controles o chequeos en ninguno de los medios. Según el jefe del pregrado en Administración de Negocios, la clave estaba en el respeto, la confianza y la responsabilidad compartida entre todos.

“Esto se debe a la educación, a la cultura y a las normas. La ciudadanía belga participa de un sistema donde todas las partes se autorregulan, de tal forma que se hace posible concentrar los recursos y proveer servicios de calidad sin tener que recurrir a acciones generadas por la desconfianza”, explica el docente.

Como él, otros empleados docentes y administrativos de EAFIT han tenido la oportunidad de viajar a diferentes países, ya sea para adelantar estudios de posgrado, asistir a un evento, presentar a la Institución en un congreso o seminario, ir vacaciones u otros motivos.

En esos contextos han podido conocer cómo se percibe la cultura del respeto en el metro, en la calle, en las aulas de clase, en espacios públicos, en centros de estudio y demás lugares cotidianos.

“Lo que me impactó de Bélgica es que allí, fácilmente cualquier persona podría usar transporte gratis toda la vida y, sin embargo, cada uno de ellos tiene interiorizado el hecho de comprar su tiquete aunque no se lo pidan, porque es una forma de contribuir con el sistema y la sociedad”, opina Sergio.

Francisco Javier Botero Herrera, del Departamento de Ingeniería Mecánica, también se trajo una grata experiencia de Lausanne, en Suiza.  El docente cursó parte de su doctorado en este país europeo, donde se desempeñó como investigador en un laboratorio.

Son personas muy puntuales y comprometidas con su profesión. Es curioso que en el sitio de trabajo nadie conversa, sino que todo el mundo se dedica a cumplir con sus funciones y tiene claro que existen otros espacios como la hora del almuerzo o la pausa del café”, relata.

 

Un asunto de autorregulación

Mientras cursaba sus estudios de francés en París, Marcela Wolff López, jefa de la Oficina de Relaciones Internacionales, vivió una experiencia que la hizo reflexionar sobre la cultural del respeto en Medellín y el país.

“Un día salí de clases con un compañero y nos dirigimos a un café, me dispuse a cruzar la vía y mi acompañante me tomó del brazo y me hizo retroceder. Me llamó la atención por intentar pasar por el medio de la calle y no por la cebra, en ese momento me di cuenta de que ese tipo de acciones son inaceptables en el exterior”, comenta.

Y agrega: “Es algo muy cultural, muy propio de ellos. Es una cuestión de educación desde la infancia y del conjunto de normas sociales que rigen a una comunidad”.

Pero no solo en los espacios públicos se vive la cultura del respeto y las buenas costumbres, como es el caso de China. Hasta ese país asiático llegó Jairo Alberto Jiménez Vivas, asistente administrativo del Instituto Confucio, para participar de un viaje académico.

“Si una persona mayor habla los más jóvenes callan y escuchan, porque se tiene la creencia de que saben más, tienen más experiencia y es esencial mantener la distancia con las jerarquías. Eso se ve en todos los lugares, en las aulas de clase, en los medios de transporte o en los sitios públicos”, apunta.

Según el eafitense, esto se debe a que los valores confucianos llevan tanto tiempo rigiendo a esta cultura milenaria que ya han sido totalmente asimilados en su forma de ser.

Algo parecido vivió Helmuth Trefftz Gómez, docente del Departamento de Ingeniería de Sistemas, mientras realizaba su doctorado en Estados Unidos. Allí, comprobó el respeto que existe hacia la ley y la autoridad. “La gente obedece a los policías y los guardias de tráfico, pero no por miedo a la sanción, sino porque la gente aún cree en las instituciones y en sus representaciones en la sociedad”.

Estos eafitenses han podido vivir de cerca estos cambios, han comparado, han admirado y han adoptado para su cotidianidad, sin importar el lugar donde estén, algunas conductas. Lo hacen convencidos de que deben hacer parte de la conciencia y no necesariamente de una imposición.

Acercarse y adoptar estos comportamientos de autorregulación también es la invitación que el Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas hace a sus usuarios, a través de la campaña de Involución que se realiza en este semestre.

Luis Alejandro Cardenas Franco
Última modificación realizada el 22/04/2013 9:07 por Luis Alejandro Cardenas Franco