• Hasta la fecha, la Escuela de Verano, en once cursos, suma un total de 164 participantes entre colombianos y extranjeros, sin contar los que están cursando intersemestrales.
• Niños, jóvenes y adultos asisten a los programas. Se destacan Urbanismo social, Derecho de las relaciones internacionales, Mi primera campaña de mercadeo y Proyecto cero.
Recorridos por la zona nororiental de Medellín, la comuna 13, el centro de la ciudad, el Parque Explora y el Jardín Botánico, así como charlas y talleres, hicieron parte del curso Urbanismo social en Medellín: urbanismo, medio ambiente y sociedad, uno de los programas de mayor acogida este año en la Escuela de Verano, iniciativa que comenzó el 12 de junio y que finalizará el 31 de julio.
La buena acogida de este se debió, en parte, a su temática y a los diferentes formatos que se utilizaron para su desarrollo, entre los que se destacó un taller sobre los temas claves del urbanismo social que pueden ser replicables en otros contextos. Para el recuerdo de los asistentes también quedó la experiencia que se vivió con Roberto Monteverde, director del Instituto de Gestión de Ciudades de Rosario (Argentina).
Estos resultados, entonces, no son más que un ejemplo de lo que sucede este año con la Escuela de Verano y sus cursos intersemestrales que se dictan durante la temporada de vacaciones de mitad de año.
Además, no hace falta sino mirar las cifras de participantes nacionales y extranjeros, aparte de la satisfacción que manifiestan los asistentes, para darse cuenta de la pertinencia de los programas que se ofrecen.
“He aprendido mucho, nunca pensé tener que diseñar, a mis 17 años, un mobiliario urbano, además de tener la oportunidad de conocer y de estar en la Universidad, y de apasionarme tanto por lo que realmente pienso hacer en mi futuro”, expresó Tatiana Caro Valencia, estudiante del grado once de la Escuela Normal Superior Antioqueña y quien participó en Proyecto cero, uno de los cursos que se plantearon para jóvenes.
Este utiliza una metodología de aprendizaje creativa y práctica, aprovecha experiencias y conocimientos que van de lo lúdico a lo científico, de lo tecnológico a lo social y ambiental, de lo creativo individual al trabajo en equipo, y de lo imaginativo a lo real y tangible para aquellos que quieren imaginar y crear.
Y es que, como puede verse, la Escuela de Verano es un programa que se diseñó para niños, jóvenes, estudiantes de pregrado y posgrado, y público en general. Para cada público se pensó en actividades que potenciaran las capacidades de los asistentes.
De acuerdo con cifras consolidadas hasta la fecha, los intersemestrales, que son los que cuentan con créditos para estudiantes de pregrado y de posgrado, han tenido un incremento significativo. En 2010, por ejemplo, se registraron 431 participantes; en 2011, 731; y en este 2012 van 825, aún faltando algunos datos por concretar.
Los cursos para niños, jóvenes y adultos, por su parte, suman 164 participantes en once programas, a falta de uno que se dictará a finales de julio. Es decir, hasta el momento, son 989 personas las que han disfrutado de estos espacios académicos en la Universidad.
“Estas cifras son el reflejo de cómo, en tan poco tiempo, se consolidó esta Escuela, que el año pasado recibió 19 estudiantes”, señaló Isabel Cristina Gómez Yepes, coordinadora de la Escuela de Verano.
Con respecto a las clases intersemestrales, las de mayor acogida son las de las ciencias básicas: matemáticas y cálculo, pero también las del Núcleo de Formación Institucional, como Colombia contada por los artistas y Ecología.
De igual manera, en los programas dirigidos a otros públicos, se resaltan los de Derecho de las relaciones internacionales, Mi primera campaña de mercadeo y Proyecto Cero, estos últimos pensados para estudiantes de bachillerato.
“Lo más importante es que la Universidad no se detiene, sino que todo el tiempo está en esa dinámica de ser abierta, donde se tiene una oferta no solo para los estudiantes regulares sino para las personas de las diferentes ciudades del país y de exterior, quienes están ávidas de conocimiento”, aseguró Isabel Cristina.
Y concluye que, con estas iniciativas, también se quiere cumplir con la responsabilidad social de estar en un constante proceso formativo y de proyectar un turismo educativo en la ciudad, como por ejemplo el que se vivió en el curso de Urbanismo social, que se programó con el apoyo del centro de Estudios Urbanos y Ambientales (Urbam).
“Contamos con varios participantes de Monterrey (México), una ciudad que hoy vive una situación muy dramática en cuanto a violencia y a situaciones que en Medellín experimentamos hace unos años. También hubo participantes de Argentina, Ecuador, Venezuela y Perú”, acotó Natalia Castaño Cárdenas, asistente de Urbam.
Fue así como con todas estas actividades propuestas se logró convocar a 40 personas, entre los que se encontraban 27 extranjeros, así como asistentes de las ciudades de Medellín, Bogotá y Cali y del municipio de Turbo, Antioquia.