Autonomía y autorregulación son los valores que el Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas busca promover, a través de su campaña Involución, de homo sapiens a homo imprudens.
La iniciativa se basó en los comportamientos de los primates para llamar la atención sobre estos principios en la comunidad universitaria. Algunos eafitenses ya han modificado conductas inadecuadas.
Fernando Antonio Gil Araque, profesor del Departamento de Música, cree que la campaña Involución, de homo sapiens a homo imprudens ha tenido eco entre los usuarios del Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas.
El docente afirma que, aunque los elementos que se encuentran allí son perecederos y su durabilidad depende del buen uso, a veces eso no se notaba por parte de muchas de las personas que acudían a este lugar.
“Lo importante de este mensaje institucional es que promueve la concientización sobre los comportamientos y las conductas adecuadas frente a los recursos que ofrece este Centro”, dice.
Así lo han entendido algunos eafitenses. Alexandra Chaverra Suárez, estudiante de Administración de Negocios, a quien le gustaba aprovechar cualquier espacio libre entre clase y clase para dormir en los sofás del lugar, decidió cambiar esta costumbre, que identifica al primatus dormilonus.
En primer lugar porque sentía que incomodaba a sus compañeros y, también, porque la campaña la hizo reflexionar. “Antes no pensaba en mis comportamientos, pero me di cuenta de que otras personas necesitaban de estos espacios y que no podía ser tan egoísta. Yo me parecía a uno de esos primates”, expresa.
Como ella, Samir Mokdad Galeano quiso corregir algunas de sus conductas. Él, a partir de esta iniciativa, notó cómo su tono de voz alto llegaba a desconcentrar a los demás, como lo hace el primatus bullisiosus.
“Yo hablaba muy duro, me reía y hacía chistes, pero cuando otros hacían lo mismo me molestaba. Así supe que tenía que mejorar eso y la campaña me ayudó en ese sentido”, comenta el estudiante de sexto semestre de Ingeniería Mecánica.
Como el primatus glotonus, otro de los protagonistas de la exhibición, Juan Pablo Aguirre Cardona ingresó, en una ocasión, un paquete de papas al Centro Cultural Biblioteca. En ese momento le llamaron la atención, pero él hizo caso omiso.
“Más tarde, con los dedos engrasados tomé las hojas de un libro y lo ensucié demasiado. Me sentí muy mal”, recuerda el alumno de segundo semestre de Administración de Negocios. Este hecho lo motivó a no volver a comportarse de esa forma.
Alexandra, Samir y Juan Pablo son ejemplos de autonomía y autorregulación. Esos son, precisamente, los valores que el Centro Cultural Biblioteca quiere promover a través de estos simpáticos primates.
Hace un par de años, esta unidad lanzó el proyecto Eafitenses Culturalmente Activos, una iniciativa que declaró el libre acceso a la información como el derecho cultural por excelencia y, a partir de este, otra serie de premisas como los derechos a investigar, compartir, indagar, aprender, preguntar, disfrutar, entre otros.
“Para que estos tuvieran vigencia, era necesario que cada sujeto culturalmente activo contara con una capacidad de autonomía y autorregulación, y que fuera garante de sus mismos derechos. Sin embargo, nos dimos cuenta de que muchos de ellos no cumplían con estos preceptos”, explica Martha Senn Rodríguez, jefa del Centro Cultural Biblioteca.
Fue así como, entre conversaciones y reuniones, surgió la famosa frase que se atribuye a menudo a las mamás: “Es que esos chinos parecen unos micos”. Y, con esta metáfora, decidieron trabajar la propuesta visual de la campaña.
“Se trata precisamente de un juego, de una invitación a tener conciencia sobre sus actitudes, tomando como ejemplo la forma en que se comportan los primates”, puntualiza Martha.
Agrega que una de las intenciones principales de esta iniciativa es que sean los mismos usuarios quienes se autorregulen, sin necesidad de recurrir a la norma. “Que no tengamos que aplicar un reglamento, sino que con estos dos valores podamos operar tranquilamente”.
A su sentir, la autorregulación y la autonomía son esenciales dentro de cualquier célula social, incluida la familia, el barrio, la escuela o la ciudad. “Si uno no tiene claridad sobre sus actitudes se le dificulta la convivencia con los demás y con uno mismo. De ahí la importancia de promover estos valores”.
Un mensaje que seguirá
Juan Carlos Restrepo Aristizábal, comunicador del Centro Cultural, explica que, gracias a las encuestas de servicios, pudieron identificar cuáles eran las principales quejas de los visitantes sobre estas acciones. El ruido, los comentarios en voz alta, los sonidos de los celulares y, justamente, los libros engrasados, fueron algunas de las más mencionadas.
“Con estos puntos se idearon los ocho primates, e invitamos a la comunidad universitaria y al público externo a reflexionar sobre si efectivamente había involución en la forma de comportarse”, señala.
Y se ha encontrado con comentarios positivos por parte de los docentes acerca de esta campaña, quienes han solicitado que la propuesta se extienda a las aulas de clase para llamar la atención sobre las comidas, las conversaciones inoportunas o el mal uso de los teléfonos inteligentes.
Por ahora, los funcionarios del Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas comenzarán a realizar en los próximos días la medición de Involución, con el ánimo de determinar cuál fue su impacto en el contexto real.
“Esta será una campaña que se sostendrá cada semestre para llevarla a los estudiantes que ingresan nuevos a la Universidad. La idea es que se apropien de este mensaje metafórico y lo lleven a la práctica”, concluye Martha.