• EAFIT inicia su tercera y última fase del proyecto Atreverse a Pensar, que se denomina Cultura Ciudadana. Aunque el componente comunicacional finalizará con el primer semestre, se espera que su eco continúe en las aulas.
• Lo legal, lo social-cultural y lo moral son los tres elementos que hacen parte del modelo de Antanas Mockus, que plantea que, si los tres están en armonía, se puede hablar de una transformación cultural.
Si una persona cumple las normas, pero además sabe que el no cumplirlas le traerá repercusiones en su vida social y, por supuesto, una sensación de culpabilidad o vergüenza porque moralmente aprueba las conductas que estas promulgan, se puede decir que es un individuo que vive la cultura ciudadana.
Este es un modelo de Antanas Mockus, ex alcalde de Bogotá, quien afirma que, para lograr una transformación cultural, es necesario que estos tres elementos estén en armonía.
Su propuesta fue aplicada en su primer mandato para que en esta ciudad se viviera la cultura ciudadana, entendida como aquel estado en el que el respeto, la responsabilidad, la integridad y la honestidad hacen parte del vivir de las personas.
Y esa es la misma filosofía que el proyecto Atreverse a Pensar, que acaba de iniciar su tercera y última fase, quiere retomar y aplicar para lograr la transformación universitaria y pasar de la conciencia a la acción.
Así lo dice Nathalia Franco Pérez, jefa del Departamento de Comunicación y Cultura, y directora del Proyecto. “Esta tercera fase, denominada Cultura Ciudadana, no es vista únicamente desde el asunto cívico, sino desde este modelo que propone el profesor Mockus y otros personajes como Beatriz Restrepo o, incluso, la misma Adela Cortina”.
Para una construcción colectiva
Estos académicos no conciben una transformación significativa en un ser humano, desde sus valores, si no se da previamente una construcción colectiva.
“Debe existir una ley, que en el caso de EAFIT es un reglamento académico y un código de buen gobierno que ampara y que hace sentir que se deben hacer las cosas bien. Pero, más allá de imponer, el entorno social debe apoyar, validar y motivar a las personas a comportarse adecuadamente”, señala la directora.
También, indica, cada individuo debe tener unos valores, adquiridos en la familia y en el colegio, que permitan que moralmente se tenga claridad sobre cuál es el camino correcto.
Por eso, en esta fase del proyecto cobra tanta importancia el asunto de volver la mirada a los valores institucionales. En esta, la excelencia, la responsabilidad, la integridad, la audacia y la tolerancia son protagonistas.
“Venimos de unas etapas de confrontación, de denuncia y de reflexión, y lo que queremos con esta última fase es, sin caer en la ingenuidad, el adoctrinamiento o la pontificación, plantear una salida desde esos valores que son el sustento teórico de la comunicación”, manifiesta.
Actividades de esta fase
Aunque desde el componente comunicacional el proyecto finalizará en el primer semestre de 2012, se espera que la reflexión generada logre permear los espacios académicos y universitarios de EAFIT de forma permanente.
Además, se tiene planteado continuar apoyando a otras instituciones y empresas que quieren replicar la iniciativa y desarrollar algunas actividades con la comunidad universitaria.
Entre algunas de estas está el diligenciamiento de una encuesta, por parte de los profesores de planta y de cátedra, sobre el tema de la integridad y la deshonestidad académica; la conferencia de Antanas Mockus sobre Cultura Ciudadana el 8 de mayo; y el cierre del proyecto con sus resultados el 16 de este mismo mes.
En esta fecha también se hará la premiación del concurso Tómate un minuto para atreverte a pensar, que consiste en realizar un video donde estudiantes y profesores de pregrado y posgrado responderán a la pregunta ¿cómo me afecta la deshonestidad académica? “Esto motiva la participación y a seguir pensando sobre el tema. La idea es que sea un video chévere, pero bien pensado”, aduce Nathalia.
Así mismo, en el mediano plazo se reconsiderarán algunos elementos del reglamento académico y se compartirá esta experiencia en el congreso de integridad académica que tendrá lugar en noviembre en la Universidad de Princeton.
“EAFIT es la primera universidad en Colombia y la segunda en Latinoamérica que hace parte del movimiento sobre integridad académica en el mundo. Por eso se hará la propuesta para participar en un panel”, cuenta la directiva.
Y queda un reto para el futuro: que el proyecto se convierta en uno de los ejes transversales del plan de desarrollo.