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La Escuela de Derecho se construye todos los días desde la conversació​​​n y la deliberación

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La reforma curricular, la implementación del Est​​atuto Profesoral y la creación de doct​​orado en Derecho son tres de los retos principales de este equipo de trabajo, integrado por 34 profesores de planta y casi 70 de cátedra.

• La Escuela de Derecho está en permanente conexión con los dilemas y retos del país y del mundo. Y para seguir respondiendo a estos se soporta en una estructura organizacional con la que esperan fortalecer las capacidades, el alcance y el impacto del pregrado, de los posgrados, y del Consultorio Jurídico y Centro de Conciliación.

• En esta cuarta entrega conversamos con los líderes de esta unidad para conocer más sobre sus responsabilidades, los proyectos que están en marcha y cómo esperan poner el conocimiento jurídico al servicio de los sistemas públicos, las empresas y los emprendimientos.

Fue un tweet corto pero contundente: ¡Equipazo! Solo gratitud y aprendizajes con este equipo de cracks todos los días. Y con el mensaje iba una fotografía en la que aparecían, sentados en medio de El Ágora de la Universidad, cinco eafitenses que miraban con una sonrisa la cámara. 

Por supuesto que las respuestas, los emojis en forma de aplausos y corazones, y las palabras de felicitación y respaldo no se hicieron esperar cuando estudiantes, graduados, colegas y amigos quisieron manifestar el orgullo y la felicidad que sentían por este equipo de trabajo. 

El autor de la publicación fue el decano Esteban Hoyos Ceballos, y con esta les presentaba, a sus más de 8.000 seguidores en redes sociales, al grupo humano que lo acompañaría en el liderazgo de la nueva estructura de la Escuela de Derecho: Susana Escobar Vélez, Antonio Barboza Vergara, José Alberto Toro Valencia y Laura Daniela Alzate Tobón.

Y lo más importante, como lo expresa este directivo, es que el equipo representa a los 34 profesores de tiempo completo y más de 70 de cátedra que hacen parte de esta unidad, una donde el ambiente que reina es el del trato cordial, la relación estrecha y cercana y, sobre todo, el de la deliberación permanente.

“Nosotros tenemos un grado muy alto de debate y deliberación. Acá ponemos un tema de discusión e inmediatamente llegan posiciones diversas, soluciones, alternativas, y perspectivas. Empiezan los cruces de correos, los chats o los tintos, y vamos enriqueciendo la conversación con cada encuentro de pasillo que tenemos”, menciona el Decano.

Fue en ese campo fértil para la conversación y el debate donde ya se venían sucediendo una serie de cambios que prepararon el camino y sumaron esfuerzos para la transformación de la Escuela. Desde 2021, por ejemplo, los profes ya habían conversado sobre cuáles deberían ser las apuestas de la Escuela de Derecho después de la pandemia, con el regreso a la nueva normalidad y las perspectivas de un futuro lleno de nuevos dilemas y desafíos.

Estaban, por ejemplo, la reforma curricular; el proyecto de creación del doctorado; y el fortalecimiento del sistema de ciencia, tecnología e innovación de la Escuela; la diversificación de los campos de acción del Consultorio Jurídico; y la integración, cada vez más activa, con otras dependencias y unidades académicas. 

Desafíos que se mantienen, y que ahora están alineados con una nueva estructura interna y en sintonía con un propósito superior: “Contribuir a la consolidación de una comunidad jurídica nacional —conectada con los desafíos globales y comprometida con el Estado Social de Derecho, los derechos humanos, la democracia y la sostenibilidad— a través de programas académicos innovadores y de excelencia, la creación de nuevo conocimiento socialmente relevante y su aplicación en la solución de problemas de los sistemas públicos, las empresas y los emprendimientos”.​

La estructura de la Escuela

Mientras que en las otras escuelas cada estructura cuenta con un decano, un decano asociado para los programas académicos y los jefes de área y de los centros de estudio e incidencia, en el caso de Derecho la organización se pensó de una manera diferente. Así lo explica el decano Esteban:

“Históricamente el decano estaba acompañado por una persona que hacía las veces de jefe del departamento y de pregrado. Esto tuvo sentido en un inicio, cuando la Escuela era más pequeña, pero a medida que fue creciendo las responsabilidades y funciones aumentaron, se hizo necesario contar con otros roles. Hoy tenemos, entonces, un director de Ciencias Jurídicas; así como las jefaturas del pregrado en Derecho, de Posgrados y Educación Continua, y del Consultorio Jurídico”, comenta el eafitense.

Junto a ellos, y con el respaldo de todo el claustro de profesores de esta unidad esperan, por un lado, seguir trabajando en los retos que ya venían planteados desde hace un par de años atrás, y en dar respuestas a los nuevos desafíos y dilemas globales a la luz de los tiempos actuales.

Susana Escobar Vélez, jefa del pregrado en Derecho, tiene a su cargo dos tareas fundamentales: la reforma curricular y el acompañamiento a los estudiantes. 

En la primera, la de la reforma curricular, sus esfuerzos estarán concentrados en que esta responda a aspectos fundamentales como la flexibilidad, y la incorporación, de manera transversal, de ciertos ejes temáticos que hoy hacen parte de la agenda global, como la sostenibilidad en sus tres dimensiones, la perspectiva de género, la innovación y la tecnología, y el fortalecimiento de los componentes éticos.

“Otro asunto es el del relacionamiento general con los estudiantes durante todo su proceso de formación. Esta es una de las tareas más importantes porque, justamente, uno de las cosas que más reconocen nuestros graduados es que siempre sintieron que sus profesores eran como mentores y valoran mucha esa relación”, apunta la profesora.

Por su parte, Antonio Barboza Vergara, como director del área de Ciencias Jurídicas, enfocará su labor en tres frentes: en lo relacionado con los asuntos profesorales, en el apoyo a las tareas administrativas, y en el fortalecimiento de la investigación. 

“Tenemos el reto de implementar el Estatuto Profesoral, de realizar la transición completa de todos los procesos administrativos con el Centro de Servicios Transversales, y de sacar adelante nuestro doctorado. Y me siento orgulloso de poder hacer todo esto con el respaldo de un equipo de profesores exigente y crítico, en el que hay conversación, debate y capacidad de argumentación”, manifiesta Antonio, quien agrega que en lo relacionado con el doctorado la responsabilidad será compartida con José Alberto Toro Valencia, jefe de Posgrados y Educación Continua.

En ese punto la responsabilidad fundamental será organizar y fortalecer los grupos de investigación (que en la actualidad se encuentran las categorías A y B), porque esa será la base fundamental que soportará los diferentes procesos del doctorado en Derecho. 

Como parte de su cargo, José Alberto también está comprometido tanto con el crecimiento de los posgrados como con la consolidación de la oferta actual. Así mismo, en lo que tiene que ver con educación continua su reto será conectar el saber de la Escuela con las necesidades específicas de formación de las organizaciones, los sistemas públicos y los emprendimientos.

¿Y el Consultorio Jurídico y Centro de Conciliación?

Laura Daniela Alzate Tobón se estrenó como jefa de esta unidad, pero eso no significa que sea completamente ajena a sus procesos. De hecho, como estudiante de pregrado y posgrado de la Escuela de Derecho tuvo la oportunidad muchas veces de acercarse a las dinámicas del Consultorio, unidad en la que ahora asume varios retos.

Entre estos se destacan tres: la modernización tecnológica para gestionar mejor los procesos de la unidad; la flexibilización para conectarse con la reforma curricular de la Escuela; y la diversificación de campos de acción para que los estudiantes puedan realizar sus prácticas en el Consultorio, de acuerdo con sus áreas de interés.

“La idea es que no tengan que pasar por las cuatro áreas de derecho penal, público, laboral o privado, sino que puedan elegir una para especializarse. Así mismo, queremos darle cabida a una educación clínica jurídica que se centre en problemas más estructurales de la sociedad”, explica Laura Daniela.

En permanente relación con los otros centros de estudio e incidencia

Para el decano Esteban Hoyos está estructura respalda el compromiso de la Escuela y todas sus áreas de estar en permanente conexión con los dilemas del país y del mundo, y que se refleja en la participación de los profesores en los temas de derecho público, conflicto, debates sobre la paz, diversidad sexual, equidad de género, y asuntos concretos en lo penal, lo internacional, lo societario, las teorías del derecho o la defensa de las instituciones.

El decano agrega que hay otro aspecto que seguirá siendo primordial dentro de las reflexiones de la Escuela, y es el de la responsabilidad ética profesional, un frente al que esperan aportar desde la formación misma, gracias a la reforma curricular con la que vienen trabajando.

Finalmente, aunque la Escuela de Derecho no contará con un centro propio de estudio o incidencia, Antonio Barboza señala que trabajarán de la mano con las otras escuelas para seguir aportando conocimiento, capacidades y esfuerzos. De hecho, además de participar en la construcción de las líneas de acción de algunas de estas unidades, también contarán con enlaces y estarán en los consejos asesores.

“Tenemos todas las ganas y el propósito de participar, contribuir y construir, nosotros como Escuela nos nutrimos de esa relación con los centros”, concluye el profesor.

Profesores de planta de la Escuela de Derecho

Profesores de cátedra de la Escuela de Derecho