• En la actualidad 185 hijos de empleados eafitenses participan en el programa de la Universidad de los Niños.
• Al inicio de cada año se abren las convocatorias para invitar a este público a hacer parte de sus actividades.
Cuando Alejandra Bedoya Gallego, de nueve años de edad, se prepara para venir a la Universidad de los Niños, un viernes al mes, siente mucha alegría. Por eso, se baña y se viste con ansias y sale corriendo de su casa porque sabe que en un rato estará en EAFIT para recibir los talleres.
Su madre, Adriana Patricia Gallego Ortiz, secretaria de la Decanatura de Administración y quien lleva 21 años en la Institución, piensa que la Universidad de los Niños le ha brindado a Alejandra habilidades de liderazgo que le han servido en su colegio.
“Lo que Alejandra aprende en el programa lo lleva al colegio por medio de exposiciones, para transmitirle ese conocimiento a otros niños”, dice Adriana.
En este programa, Alejandra ha encontrado herramientas que la inspiran a motivar a los compañeros de su colegio para que tomen la iniciativa y den nuevas ideas, como lo hizo ella al proponer una campaña ecológica que, en este momento, desarrollan en su colegio, la Institución Educativa Liceo Antioqueño.
“En la Universidad de los Niños me siento grande al estar investigando con personas con maestrías y doctorados. Es como una aventura y cada vez que voy atravesando el camino, aprendo cosas nuevas”, cuenta.
Como ella, llegan, de diferentes dependencias de EAFIT niños que son hijos de empleados, quienes están entusiasmados por descubrir nuevo conocimiento y acercarse a los espacios de la Institución.
Acercarse a la investigación
Alfonso Cadavid Quintero, doctor en Derecho y docente del mismo departamento, es padre de María José y de Amalia Cadavid Moll, dos participantes del programa. Además, Alfonso participa en el programa como investigador.
Para él, la Universidad de los Niños brinda a sus hijas la inquietud investigativa para acercarse a temáticas que no conocían antes y la apertura hacia nuevos saberes.
“Los jóvenes que llegan a la Universidad a empezar sus estudios no siempre tienen claridad sobre los procesos investigativos, que este programa les ofrece a sus participantes desde una edad temprana”, resalta Alfonso.
Amalia, de 15 años, siente que estar en este espacio institucional la ha acercado a la investigación con capacidad de asombro y curiosidad.
“Asombrarse es importante en la investigación porque, a partir de esta, descubrimos cosas que siempre surgen de la observación y de los cuestionamientos sobre fenómenos que se ven en la naturaleza o en algunas personas”, expresa Amalia.
Por su parte, María José, de 11 años, dice que participar en la Universidad de los Niños “es una oportunidad para seguir descubriendo, conocer gente nueva y aprender a valorar las opiniones de los demás”.
La pregunta, motor de la transformación
Los cuatro años de permanencia en el programa le han ayudado a Mateo Vidal Moreno, de 15 años de edad, a descubrir qué quiere estudiar cuando ingrese a la Universidad. Y ya lo tiene claro: Ingeniería de Diseño de Producto.
Los talleres de Robótica y el que vivió en 2013: ¿Cómo diseñar un vehículo amigable con el medio ambiente? le despertaron su pasión por el dibujo y la ingeniería.
“Dibujaba demasiado en robótica. Cuando había que crear un robot yo lo hacía. En el taller del carro también inventé uno y lo dibujé, me gustó mucho”, relata Mateo.
Este comportamiento lo aplaude Julián Vidal Valencia, su padre y jefe del Departamento de Ingeniería Civil, pues, en sus palabras, es importante que Mateo participe en el programa porque puede responder las preguntas que le inquietan, y además puede interactuar con niños de diferentes colegios, mientras está en un ambiente universitario.
“Me gusta que en mis hijos habite la pregunta y que tengan una actitud autocrítica”, cuenta Julián, quién tiene dos hijos más en el programa.
La transformación que Julián identifica en Mateo se evidencia en la presencia de preguntas más estructuradas y en la forma en que interactúa y debate con sus compañeros sobre diferentes temas. Además, afirma que el programa ha vuelto a su hijo menos tímido.
Y Mateo cree que la Universidad de los Niños lo ha cambiado en muchas cosas. “Me ha dado más interés para conocer e investigar otras cosas, me ha intrigado y por eso siempre llego a la casa a averiguar más sobre lo que me inquieta”.