• El panel Cotidianidad: signos y abismos, en el que participó el rector Juan Luis Mejía Arango y Jorge Giraldo Ramírez, decano de la Escuela de Ciencias y Humanidades, presentó temas como la infancia, el crimen y la literatura en el departamento.
• El encuentro se realizó el martes 6 de agosto, en el Paraninfo de la Universidad de Antioquia y hace parte del proyecto Colección Bicentenario, que lideran el Fondo Editorial Universidad EAFIT y otras 10 editoriales universitarias de la región.
Académicos y expertos fueron convocados al panel Cotidianidad: signos y abismos, que se realizó en la mañana del martes 6 de agosto, en el Paraninfo de la Universidad de Antioquia.
La cita era para hablar de la niñez idealizada que pintaron los artistas de los siglos XVIII y XIX en Antioquia, de las historias de asesinos encontradas en expedientes judiciales del siglo pasado y de la crítica literaria que, por ejemplo, despreció a Tomás Carrasquilla.
Este evento hace parte del proyecto Colección Bicentenario, en el que 10 editoriales universitarias de la ciudad se unieron para recopilar obras emblemáticas para el departamento y que se reproducen justo en la celebración de esta fecha.
La idea de tratar diversos temas relacionados con la cotidianidad surgió de la necesidad de dejar una huella que trascienda en el tiempo a través de esta colección y de las actividades que se realizan a su alrededor, tal como lo aseguró Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT, durante la instalación del evento.
“No quisimos concentrarnos en una sola fecha, sino celebrar con memoria. Por eso queríamos hacer algo que quedara en la historia”, dijo el directivo durante su intervención.
Los invitados también encontraron espacio para hablar de temas actuales. El escenario de conflicto del país y su esperanza de paz, la memoria de este periodo y la utilidad de la celebración del bicentenario fueron otros aspectos destacados durante el panel.
Estas últimas cuestiones se convirtieron en el centro del conversatorio Crímenes y delitos, en el que sus participantes reflexionaron sobre el papel del criminal en Antioquia a lo largo de la historia y las consideraciones de la sociedad de hoy al respecto.
Hombres que asesinan a sangre fría, sin motivo aparente, individuos que, al mismo tiempo, son esposos ejemplares y vecinos que saludan. De este tipo de hombres ha estado llena la historia reciente de Antioquia, así como los documentos judiciales y psiquiátricos que han sustentado la escritura de Jorge Betancur Gómez, uno de los participantes del panel.
“En este caso surge la pregunta sobre cómo estos personajes llegan a tal punto”, reflexionó Jorge Giraldo Ramírez, decano de la Escuela de Ciencias y Humanidades, interlocutor de Jorge Betancur en el panel, y para quien la existencia de una violencia desregulada en Antioquia no es un hecho aislado a lo que sucede en el resto del país.
En este sentido, la preocupación principal de Jorge es la manera en que la cultura antioqueña ha ensalzado a dichos criminales, con lo que la historia se convierte en la de los victimarios.
“Por eso, en la coyuntura actual es fundamental la memoria y el reconocimiento de cada cosa por lo que es, es decir, si es un criminal hay que llamarlo como tal”, agregó el escritor.
Para Jorge Giraldo la única esperanza en el país es la paz, pues es la que puede mantener vivas las instituciones, aunque reconoce que la justicia, a estas alturas, es una quimera que, de todas maneras, no puede perderse de vista como centro de resolución delictivo.
Literatura también
Una niñez trabajadora, abandonada y maltratada, escondida tras pinturas de menores sonrientes y copiados de postales europeas es lo que se puede encontrar en el arte colombiano del siglo XVIII.
Así lo explicó la historiadora Patricia Londoño Vega, ponente de la conferencia Ser niño en Colombia, 1760-1960, quien partió de su experiencia como curadora de una exposición que realizó el Banco de la República en Bogotá y que tenía esta temática, para comentar los hallazgos durante la investigación.
“Francisco Antonio Cano es quien, por primera vez, pensó en los niños desde el arte como el futuro de la nación”, agregó la historiadora, quien insistió en la dificultad de encontrar documentación y fuentes verificables disponibles sobre la infancia y su vida cotidiana en este periodo de tiempo, debido a la imagen positiva que las autoridades y medios de comunicación querían transmitir.
Y para terminar, la literatura tuvo su espacio con dos destacados representantes de la escritura antioqueña: Manuel Mejía Vallejo y Tomás Carrasquilla en el panel a cargo Darío Ruíz Gómez y Óscar Hincapié Grisales.
El segundo logró reflejar en su obra la Antioquia de su época desde el lenguaje del pueblo, pero también de la sociedad escondida tras las críticas de sus contemporáneos, que llegaron a calificar su obra como poco realista.
Manuel Mejía Vallejo, por su parte, deja una literatura inmersa en la violencia de los años 50, así como el producto de un inicio del siglo XX, marcado por la inestabilidad política y la censura al conocimiento.