Evaluamos para crecer, aprender y potenciar nuestras capacidades. La evaluación de competencias, uno de los momentos de la Gestión del Desempeño, que realizamos en febrero, nos permitió autoevaluarnos y recibir retroalimentación de compañeros y líderes, ayudándonos a identificar fortalezas y áreas de mejora.

Recordemos que, en este proceso, los colaboradores nos evaluamos en seis competencias: transformación, pensamiento sistémico, ciudadanía organizacional, colaboración, logro responsable y liderazgo. Podemos repasar en qué consistía cada una en este enlace.

Adicional a estas competencias, los profesores tuvieron otras tres específicas a su rol dentro del Proyecto Educativo Institucional: pedagógica, disciplinar, investigación e innovación. Conozcámoslas en detalle en este enlace​.

Este año este proceso tuvo una cobertura del 95% en colaboradores y del 99 % en profesores de planta. En total se finalizaron 818 evaluaciones.

Los colaboradores se destacaron en las competencias de liderazgo y ciudadanía organizacional. Los profesores, por su parte, confirmaron su compromiso en los temas específicos a su rol, como son los pedagógicos y disciplinares, y en su sensibilidad social. 

La evaluación también evidenció que, si bien hay excelentes indicadores en todas las competencias (la mayoría con resultados por encima del 90%), otras como transformación, pensamiento sistema o colaboración, todavía podemos seguir aprendiendo y fortaleciendo estos asuntos.

“Lo bonito de este proceso es que muestra que, como eafitenses, creemos en el poder del aprendizaje constante, de la conexión y la conversación”, expresa María Adelaida Saldarriaga Jaramillo, asistente de Talento Humano de la U.

El recordatorio que nos hace el Departamento de Talento Humano es que, si bien culminó la etapa de evaluación, el Plan de Desarrollo Individual y las metas estarán activas por el resto del año para que podamos hacerles seguimiento al avance o cumplimiento de lo que nos propusimos.

Por eso la invitación es a que los espacios de conversación con los compañeros y líderes se repliquen a lo largo del año, de manera que la práctica de evaluarnos y medir nuestros logros y objetivos se convierta en una cultura.