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18/06/2019

​​​​​​​​​Actualidad eafitense

Evaluación para el Aprendizaje en el tercer Momento Docente


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La agenda, que comenzó a las 8:00 a.m. en el Auditorio Fundadores, cuenta con conferencias, paneles, talleres y conversaciones que se llevan a cabo de manera colaborativa en diversas aulas del campus. 

•El lunes 17 de junio comenzó la agenda del encuentro semestral que, en esta oportunidad, genera reflexiones sobre el proceso de evaluación en las aulas. A la cita asistieron cerca de 220 profesores eafitenses.
•La primera jornada contó con una mirada a los retos de la calidad vigente, a la integridad como valor supremo en los procesos educativos y una reflexión propiciada por Martha Lorena Salinas, investigadora en el área de evaluación de la Universidad de Antioquia. 


Trabajo conjunto, construcción colectiva, unión de saberes y un solo propósito: hacer de la Universidad un epicentro de conocimiento que, a través de la calidad y la excelencia, forme ciudadanos y profesionales destacados en todos los ámbitos. 

Para esto está Momento Docente, el encuentro semestral que lidera la Vicerrectoría de Aprendizaje, y que en su tercera edición reúne a cerca de 220 profesores eafitenses para hablar sobre Evaluación para el Aprendizaje durante jornadas que Inspiran, Crean y Transforman, y que se llevan a cabo entre el lunes 17 y el martes 18 de junio en la Institución. 

Como lo expresó en la instalación Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT, esta etapa evalúa una de las grandes reflexiones que las instituciones educativas deben hacerse en este siglo XXI. Para esto, el directivo acudió al decálogo para la agenda nacional sobre educación superior con el que abrió la jornada de la Misión de Sabios el pasado 10 y 11 de junio de 2019, un documento de 10 puntos que reúne los tópicos que las instituciones deberían tener en cuenta en sus hojas de ruta. Ver documento.

“El docente debe ser un aprendiz permanente y la Universidad debe persistir en reflexiones constantes de sus prácticas académicas, pedagógicas y educativas. Esto implica evaluación de los profesores que se convierten en los diseñadores de experiencias positivas, guías y acompañantes; así como en referente de flexibilidad y apertura sin prescindir de la rigurosidad de las prácticas propias de su rol”, apuntó el directivo. 

En ese sentido, Claudia Zea Restrepo, vicerrectora de Aprendizaje, habló de los cimientos que se han construido en el último año para apoyar y orientar a los docentes en las direcciones necesarias para transitar en el futuro próximo, basado en el Itinerario 2030. 

“En este camino hemos hablado sobre ese modelo de competencias que implementaremos, venimos trabajando en vivencias de aprendizaje activo y en cómo transformar la experiencia de aula, en la renovación de nuestro rol como guías y la acción tutorial. Ahora nos adentramos en el proceso de evaluación para el aprendizaje, a la luz de las competencias, de la integridad y de las nuevas disposiciones en el marco legal colombiano”, explicó la Vicerrectora. 

Además, se refirió sobre los esfuerzos para la transformación curricular, enfocados en el éxito de los estudiantes; en la construcción de una comunidad de docentes que inspiran y se convierten en agentes de cambio; sobre la flexibilización de los programas, los ecosistemas físicos y digitales, y los procesos académicos y administrativos. 

Estas acciones se implementan con estrategias basadas en el fortalecimiento de los valores y de la integridad como base y la transformación de experiencias que conecten con procesos de investigación, descubrimiento y creación. 

“Un modelo centrado en el estudiante que articule la manera de sentir, de hacer y pensar para transformar la experiencia de vida desde la ciencia, la tecnología y el arte. De ahí la relación con las competencias y con nuestro propósito superior institucional: estamos inspirando vidas, motivando una sensibilidad social e irradiamos conocimiento a través de lo cognitivo”, agregó Claudia Zea. 

Los retos de la evaluación desde una mirada de calidad

Hablar de excelencia y calidad es una conversación común en EAFIT, una Institución que ha mantenido siempre en alto el compromiso y el sello distintivo que, además, está inmerso en los valores eafitenses. 

Así lo ve Andrea Escovar Grisales, jefa de la Oficina de Evaluación y Aseguramiento de la Calidad, quien se encargó de hacer un recuento de los hitos más importantes de la Universidad en términos de la acreditación institucional; la acreditación de alta calidad de 17 pregrados, 8 maestrías y 2 doctorados; y la participación en ránquines de investigación, entre otros. 

De acuerdo con la profesional, los organismos evaluadores ven la calidad desde tres dimensiones: una en la que evalúan los recursos y declaraciones; otra en la que observan a estudiantes, profesores, egresados y currículos; y, por último, una mirada detallada a la experiencia de aprendizaje desde componentes más explícitos. 

“Con el nuevo decreto que nos rige en el país tenemos nuevas condiciones y así los componentes institucionales versus los del programa serán evaluados de manera independiente. De esta forma, el primero de estos no estará modificándose de forma constante y habrá un énfasis especial en los resultados de aprendizaje del estudiante”, añadió. 

Ante la nueva regulación, la Universidad será partícipe mediante la estrategia de aseguramiento de la calidad y del sistema de analíticas para la toma de decisiones que permitan medir el desempeño. Estos resultados permitirán, a su vez, evaluar si los estudiantes cumplen o exceden con sus objetivos o si hay algunos que requieran de más apoyo. 

Retos para pensar la evaluación a la luz de la integridad 

En palabras de Nathalia Franco Pérez, jefa del Centro de Integridad, el poder del profesor como referente académico y ético del estudiante para generar una experiencia de vida transformadora es determinante. 

Y luego de los análisis que en los últimos años se han hecho en la Universidad relacionados con el fraude, la eafitense compartió algunos de los factores que intervienen en los estudiantes cuando se presenta esta situación que ya está contemplada en el reglamento académico. 

De acuerdo con Nathalia hay aspectos académicos, psicológicos y culturales que se interponen en el comportamiento de los estudiantes. Bloqueos con el contenido de la materia o con la relación que llevan con el profesor, el afán por tener una nota alta, posponer las responsabilidades académicas, la inseguridad, la angustia por perder una beca, el desconocimiento del reglamento o la tendencia a transgredir la norma son algunos de ellos. 

“El objetivo es poder bajar la integridad del mundo de la filosofía moral a la realidad a través de posibles descriptores como la honestidad en el proceso de aprendizaje, el discernimiento ético para la toma de decisiones, la escucha activa, el trabajo colaborativo, la comunicación asertiva y el pensamiento crítico como aspectos que se deberían poder medir para que la integridad no sea solo un valor”, añade. 

Así mismo, sugiere que en las aulas siempre estén claros los propósitos a evaluar y que esta actividad no se reduzca solo a una nota; que no solo se involucre la memoria sino también el pensamiento complejo, que haya espacio para la retroalimentación y que exista un pacto pedagógico que genere un ambiente de respeto y confianza.


Última modificación realizada el 12/10/2022 1:05 por David Stiven Rodriguez Herrera