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12/10/2018

​Espacios, cultura y bienestar

Puerto Candelaria estará de concierto con la
Orquesta Sinfónica EAFIT

La experiencia y el genio creador, como músico y arreglista, de Juancho Valencia, director de Puerto Candelaria, están detrás de esta experiencia sonora. La imagen corresponde a uno de los conciertos en los que ya se han unido la banda y la Orquesta Sinfónica EAFIT. Cortesía.

• La Orquesta de la Universidad se unirá, en su próximo concierto de temporada, a la banda Puerto Candelaria para ofrecer una velada especialmente fusionada.

• El evento será el jueves 18 de octubre, a las 7:30 p.m., en el Auditorio Fundadores de EAFIT.


¿Qué hacer cuando, en medio de la solemnidad de un concierto sinfónico, llegan de golpe unas ganas inmensas de dejar el asiento y mover el esqueleto? Un dilema como estos no se presenta muy a menudo, pero lo habrá el próximo jueves 18 de octubre, a las 7:30 p.m., en el concierto especial de temporada Puerto Sinfónico. En este se sumarán el virtuosismo de la Orquesta Sinfónica EAFIT, y la cumbia rebelde y el chucu chucu underground de Puerto Candelaria.

Aquellos que se hagan presentes en el Auditorio Fundadores, para ser testigos de esta unión de melodías y sonidos, encontrarán respuesta a esta disyuntiva dejándose llevar por la corriente sonora que despedirán el piano de Juancho Valencia; el bajo y la voz de Eduardo González; el saxofón de Harlinson Lozano; el trombón de Cristian Ríos; la voz de Magaly Alzate; y la batería de Didier Martínez.

"Se trata de una fusión única, un sonido sinfónico-trópical. El repertorio del concierto lo vamos actualizando año tras año, con las nuevas canciones que van saliendo. En esta presentación se interpretarán canciones como Amor y deudas, Amor fingido, Vueltacanela, entre otras que no solo han sido éxitos del grupo sino también de esa fusión sinfónica", señala Juan Felipe Arango, representante y productor ejecutivo de Puerto Candelaria.

Para Juan Felipe, esta será una fiesta llena de la alegría y el histrionismo con que la banda suele dar forma a sus presentaciones y conectarse con el público, mucho más porque Eduardo González y Juancho Valencia son eafitenses, un hecho que confiere al concierto un valor especial.   

“Siempre será para mí motivo de alegría volver a la Universidad. Es un lugar que aprecio mucho, por todo lo que aprendí, no solo del programa de Música con énfasis en composición, sino también de la vida y la filosofía de la Institución. Me formé como músico, gestor cultural y ser humano sensible frente a causas sociales y ambientales”, recuerda Juancho Valencia.

Valencia estuvo también a cargo de diseñar el énfasis en Jazz, proyecto en el que trabajó dos años: dio forma al pensum, seleccionó músicos y ofreció él mismo —mientras conseguían más docentes— historia, ensamble, instrumentos, armonía y el resto de las materias. Finalmente, Samuel Brian Farley, pianista norteamericano, llegaría a coordinar el área, y Juancho se dedicaría a proyectos personales. También perdería, de paso, la oportunidad de usar la piscina del campus, la que, de manera jocosa, señala como motivación principal para haber trabajado en la Universidad. 

Suma de talentos

Esta estrecha relación con EAFIT ha permitido que la banda y la Orquesta hayan tocado varias veces, combinando sus talentos en diferentes escenarios: en el Teatro Pablo Tobón Uribe, en el Teatro Metropolitano y en EAFIT, en donde nació la iniciativa.

“La experiencia de Puerto Sinfónico la vivimos, por primera vez, el 21 de noviembre de 2008. La idea surgió en el seno de la Orquesta Sinfónica EAFIT, ya que Juancho Valencia ha tenido mucho éxito con su grupo y su novedosa propuesta musical. Le propusimos hacer el concierto, y así surgieron los primeros arreglos que él hizo, con la ayuda de Yimi Arley Marín Giraldo, coordinador administrativo de la orquesta”, dice Cecilia Espinosa Arango, directora de este colectivo musical.

De hecho, tras la creación de la iniciativa, y luego de que la propuesta se alimentara con el sonido de ambas agrupaciones, cada una de estas ha experimentado con músicos de otros géneros y con orquestas de otras latitudes.

Así lo recuerda Yimy Arley, quien afirma que, aunque colaboró con los arreglos musicales de la primera edición, los del concierto de este 18 de octubre nacieron, en su totalidad, del genio creador de Juancho Valencia, quien recibió hace dos años el premio Grammy Latino a Mejor Álbum de Música Clásica, con El hilo invisible, de la cantante mexicana Jaramar junto al Cuarteto Latinoamericano. El músico colombiano ha sido también nominado a Mejor álbum salsa; Mejor álbum latino de rock o alternativo, y Mejor álbum de música tradicional.

“Yo participé en los arreglos hace 10 años, pero, para este concierto, todos los arreglos son de Juancho Valencia. En 2008, ese proyecto fue pionero en Colombia ya que, posteriormente, Puerto Candelaria sinfónico se hizo con varias orquestas del país. Por parte de EAFIT, la orquesta también ha hecho este mismo ejercicio con artistas como Andrés Cepeda, Juan Fernando Velasco, Paloma San Basilio y Los Pamperos”, manifiesta el coordinador administrativo de la Orquesta.

Lo cierto es que para quienes adquieran la boleta para el Concierto Especial de Temporada Puerto Sinfónico, cuyo precio es de 25.000 pesos, esta fusión entre la banda y el sonido orquestal será, en palabras de Juancho Valencia, la oportunidad de escuchar la música del grupo en su máxima expresión. 

“Nuestra música siempre tiene un carácter cinematográfico, y la Orquesta es el principal instrumento para transmitir esas sensaciones cinematográficas. Cuando el público escucha las versiones sinfónicas del grupo entiende de dónde surge nuestra música, y le da un sentido total a ese mundo imaginario, surreal y de fantasía que es Puerto Candelaria”, concluye Juancho.

Juancho Valencia en tres preguntas

¿Qué aportó a su carrera como artista sus estudios en EAFIT?

Soy un privilegiado por pertenecer a la primera promoción de Música de la Universidad. Tuvimos carencias, por ser los primeros, pero eso pasó a un tercer plano en comparación con los beneficios y las buenas sensaciones. Haber sido conejillos de indias nos dio la posibilidad de explorar las múltiples direcciones que la carrera podía tomar. 

Sentíamos esperanza, euforia y hasta vértigo. Recibíamos clases en bloques de Administración y en el Centro de Idiomas, y ensayábamos en los bloques de laboratorios. Éramos unos especímenes raros, unos mutantes, quienes estudiábamos Música dentro de la Universidad, pues esta fue la primera humanidad en una Institución nacida de las finanzas y la administración.

Eso nos ayudó a fortalecer el carácter y a comunicarnos con gente que desconoce completamente tu profesión. Luego, te das cuenta de que eso te sirve mucho en el mundo laboral, pues todo el tiempo te estás relacionando con empresarios que no conocen el mundo del arte, la cultura y la música, y debes generar un diálogo con ellos. 

Estar en un entorno en donde la cultura se convirtió en un elemento central te fortalece, pues la cantidad de artistas que pude observar, de la música, la poesía, el teatro, la pintura, etcétera, en la oferta cultural de la Universidad, hace que construyas un criterio artístico y musical de muy buena calidad.

Usted es un arreglista sinfónico con amplia experiencia, ¿cómo cree que se verá reflejado esto en el concierto con la Orquesta Sinfónica EAFIT?

Uno de los principales campos en los que me he desarrollado es en el de las composiciones sinfónicas. Es un trabajo que requiere de mucha experiencia, pues lo que está en los libros y la teoría es un porcentaje muy pequeño. 

El tener una experiencia tan amplia en el campo del mundo orquestal, principalmente en la fusión, hace que sea un deleite musical. Principalmente, con el proyecto de Puerto Candelaria, donde se puede ver a la Orquesta disfrutar de la música.  En el escenario se despliega energía, y suceden cosas inimaginables, a las que el público no está acostumbrado cuando va a ver una orquesta sinfónica. Es una euforia total, un vértigo, una explosión musical, y eso no solo se debe a la música sino también a la manera de adaptarla a las orquestas sinfónicas.  

¿Qué cambios trajo el Grammy a su vida como músico, y al grupo en general?

Un Grammy es el máximo reconocimiento que puede lograr un músico y, para mí, ha sido muy positivo. Me ha puesto en una posición muy privilegiada en el ámbito mundial, pues soy el primer músico colombiano, en la historia de los Grammy, que se gana un Latin Grammy en música clásica y recibe nominaciones en varios géneros.

Eso habla de la versatilidad de mi carrera y la capacidad de comprender las músicas que nos rodean en esta sociedad. Eso se extiende hoy a la Orquesta Filarmónica de Bogotá, nominada este año como Mejor álbum, del que también hago parte como arreglista.

Infortunadamente, muchos sectores de la sociedad no valoran la música sino los premios. Hay personas importantes para el desarrollo de un proyecto musical a las que les importan más los premios o la exposición mediática. Nosotros, como artistas independientes, autogestores, y productores independientes, debemos ser muy hábiles en la comprensión de nuestro público y de las personas que hacen parte de la cadena, para que la música que uno inventa llegue a las personas.
Última modificación realizada el 12/10/2018 10:39 por Aura Maria Giraldo Murcia