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19/01/2017

​​​Perfi​l

El de José Ignacio es un l​​egado perenne, como los océanos


José Ignacio Martínez estuvo vinculado a la Universidad desde finales de la década del 90 del siglo pasado.

​• Científico, investigador, docente, amigo… El profesor José Ignacio Martínez, adscrito a la Escuela de Ciencias, dedicó gran parte de su vida ​​​a la paleontología, disciplina desde la que engrandeció la academia.

• Tras su partida, la Institución realizará un acto simbólico en homenaje a su memoria, que se programó este lunes 23 de enero​​ a las 11:00 a.m. en uno de los jardines cercanos a los laboratorios de Geología. Invitada toda la comunidad.  

Aunque sus estudios -y en ocasiones su profesión- lo llevaron a sobrevolar diferentes océanos para llegar a Inglaterra, a Australia o a los Estados Unidos, lo que verdaderamente apasionaba a José Ignacio Martínez Rodríguez eran los mares; qué había en sus profundidades y bajo cuáles condiciones se habían conformado los lechos oceánicos actuales. En resumen, este profesor estudiaba la prehistoria de los océanos para entender los fenómenos geológicos actuales.

Y fue esa misma vocación la que le permitió a este bogotano ingresar a la lista de los principales geólogos del país, ser reconocido por la Sociedad Colombiana de Geología y convertirse en un miembro de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

Hoy, después de su partida a finales de 2016, la Universidad destaca el legado de este eafitense que no se conformó con ser docente, sino que llevó su labor más allá y se convirtió en mentor y consejero de diferentes generaciones y, como él, les enseñó a navegar los mares del conocimiento.

Se trata de egresados que hoy llevan su impronta en los diferentes cargos, en instituciones como Ecopetrol, la Universidad de los Andes o la Universidad del Norte. O en aquellos que, incluso, se atrevieron a seguir sus pasos en cruceros investigativos por Hawái, China, Chile o España.

La Universidad tuvo el privilegio de contar con la vocación y compromiso de José Ignacio desde finales de la década de los noventas. Esta relación, que comenzó inicialmente con la docencia, se fue expandiendo posteriormente a otros terrenos gracias a las publicaciones científicas, a sus membresías en comités internacionales y a sus participaciones en investigaciones en el océano Índico, el Pacífico Occidental y el mar Caribe, entre otros.

Durante este tiempo de vinculación, Juan Darío Restrepo Uribe fue colega, compañero, cómplice investigativo y vecino de oficina de este docente, y con quien tuvo la oportunidad de compartir desde un café o un chiste, hasta la charla más especializada sobre su campo científico.

“Fue uno de nuestros grandes oceanógrafos y reconocido mundialmente por instituciones como el International Geosphere-Biosphere Programme (IGBP, por sus siglas en inglés), o el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Igualmente, como miembro de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales se caracterizó por sus aportes al capítulo Antioquia”, señala.

Sus aportes y legado en este campo le permitieron, además, ser considerado como uno de los más importantes paleoceanógrafos de Suramérica. Sin embargo, el verdadero premio de José Ignacio le era entregado en el aula de clase, cada vez que lograba despertar la curiosidad en sus estudiantes o llevarlos a plantearse retos académicos cada vez más desafiantes.

Hoy EAFIT reconstruye el legado de José Ignacio y exalta la huella que dejó en la academia, en su familia, en sus estudiantes y en sus colegas, y que seguro será tan profunda e indeleble como los océanos que siempre estudió.

“Nos quedará siempre el recuerdo de su entrega y dedicación con las ciencias, y la lección de vida de un ser humano excepcional y de un gran científico”, manifestó Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT.

​Un “jalonador” de i​deas

Siempre que José Ignacio Martínez opinaba era para proponer un nuevo reto, explorar un área del saber, generar una inquietud o un desafío. Era por ese motivo que “Nacho”, como lo llamaba Geovany Bedoya Sanmiguel, se convirtió en un verdadero “jalonador” de ideas para el Departamento de Ciencias de la Tierra, y en un colega con el que siempre se podía contar para emprender un proyecto.

Para el jefe de este departamento, otra de las características que definían al profesor era el profundo respeto que sentía por la ciencia, el mismo que llevaba a sus conversaciones diarias y que manifestaba frente a las opiniones o las creencias de los otros. “Esa es la imagen que nos queda de él. Un ejemplo que esperamos seguir llevando en nuestro quehacer en la Universidad, y en nuestras profesiones científicas”, manifiesta Geovany.

El profesor dejó, además, un legado científico que hoy se traduce en un conocimiento profundo del proceso evolutivo de Colombia, de Suramérica y de algunas regiones de Panamá. Se trata de estudios que, a su vez, también potenciaron nuevas rutas y posibilidades para otros colegas e investigadores, y que garantizarán que el nombre de José Ignacio permanezca grabado en la historia de la geología colombiana.​

Última modificación realizada el 26/01/2017 10:01 por Bibiana Andrea Mona Giraldo