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13/05/2015

​Por las dependencias

La capacidad de liderazgo, un asunto del que muchos toman nota

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Son 141 personas las que han participado de los talleres que ofrece el Departamento de Desarrollo de Empleados para fortalecer esta competencia.
 

• Se trata de aquella competencia que deben tener todos líderes que asumen el papel desde coordinadores, jefes de departamentos académicos y administrativos, así como directores y decanos.

• A través de autoevaluaciones y talleres, estas personas han mejorado la manera como influyen al equipo que tienen a cargo y han emprendido acciones que permiten el logro de metas y objetivos.

La capacidad de influir de manera positiva en un grupo de personas al hacer que el equipo trabaje con entusiasmo en el logro de metas y objetivos enmarcados en una visión compartida y en la excelencia. Esta es una de las principales aptitudes que tienen coordinadores, jefes de departamentos académicos y administrativos, directores y decanos, que son aquellas personas que asumen el papel de líderes dentro de la Universidad.
 
Ellos también cuentan con la disposición del conocimiento y experticia para el logro de los objetivos y la búsqueda permanente de su propio desarrollo y el de su equipo de trabajo.
 
Y aunque para la Institución hay unos cargos específicos para desempeñar este papel, Andrea Velásquez Velásquez, analista de Selección y Desarrollo, del Departamento de Desarrollo de Empleados, sugiere que cada empleado tenga un nivel de liderazgo para reflejarlo con sus compañeros.
 
“Cuando uno lidera con el ejemplo contagia a los demás de la pasión por hacer bien las actividades, así se replican las acciones y todo apunta a que todos trabajen por un mismo fin y se logre la excelencia”, señala la analista.
 
Los comportamientos asociados a esta competencia hablan de identificar las capacidades de los integrantes de su equipo de trabajo, otorgarles autonomía, reconocerles su esfuerzo y logros, fomentar la construcción colectiva, buscar oportunidades de formación para ellos y gestionar los recursos para que las labores se puedan cumplir con facilidad.
 

Mejorar los equipos de trabajo

Para motivar acciones orientadas a aplicar esta competencia, el Departamento de Desarrollo de Empleados implementa, desde 2013, el Programa de Líderes.
 
Son 141 personas las que han participado en varias etapas. Una de estas consistió en una evaluación 360 que, con base en el modelo de competencias que tiene la Institución, permitía que cada líder hiciera una autoevaluación y también fuera valorado por el jefe, un colaborador y un par.
 
También hubo pruebas que definían el estilo de pensamiento de estas personas y generaban fortalezas y oportunidades de mejora para cerrar brechas existentes.
 
“Lo que buscamos con este programa es fomentar esas competencias de liderazgo, y de los actores que van con ellos con el fin de promover la confianza, el compromiso y el bienestar en nuestra comunidad”, comenta Andrea. 
 
Para Luz Viviana Escudero Monsalve, jefa del Departamento de Contabilidad, estos talleres le han ayudado a aprender un estilo de dirección adecuado y en contexto con lo que la Institución requiere.
 
“Para mí lo primero que hay que hacer es tejer confianza, que mi talento humano esté perfilado y que yo los pueda volver autónomos de ciertas actividades y tareas en sus procesos. En estos talleres aprendimos que no es imponer por el poder, sino que la autoridad uno la maneja de manera que el otro la reciba y la reconozca para que confíen, crean y se comprometan”, dice la jefa.
 
Por su parte, Carlos Andrés Jaramillo Lasso, coordinador del Área de Procesos de la Dirección de Informática, asegura que, además de ser un líder atento a las necesidades de su dependencia, a sus colaboradores hay que formarlos y desarrollarlos.
 
“Para mí ha sido fundamental porque me ha quedado claro que no es solo el discurso, sino la acción. Además, un buen líder está al servicio de sus colaboradores para que estos den lo mejor de sí y, a su vez, asuman este papel con respecto a sus responsabilidades y el entorno en el que se desempeñan”, explica Carlos.
 
De otro lado, Ricardo Uribe Marín, jefe del Departamento de Organización y Gerencia, valora el hecho de que estos momentos sean propicios para hacer un alto en el camino, lo que le permite repensarse porque con los resultados puede mejorar los procesos de su equipo de trabajo.
 
“El nivel de movimiento de nuestra Universidad es mucho. Cada vez estamos inmersos en una máquina más acelerada y esos momentos son muy buenos porque nos ayudan a reflexionar, a dar una mirada hacia atrás y ver en qué podemos mejorar. Lo que más me gusta es poderme evaluar a mí para ver qué cambios puedo hacer”, puntualiza el docente. 
 
Con la ayuda de estas actividades, todos los líderes eafitenses han aprendido, entre otras cosas, a aprovechar las variables y el potencial de su equipo de trabajo para lograr los objetivos de cada dependencia.
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Última modificación realizada el 14/05/2015 11:29 por Bibiana Andrea Mona Giraldo