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17/04/2015

Opinión

La importancia de la representación profesoral

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Por Adolfo Maya Salazar, profesor del Departamento de Gobierno y Ciencias Políticas.
Este eafitense, y exrepresentante profesoral ante el Consejo Académico, hace una invitación a sus colegas a postularse como candidatos en las próximas elecciones institucionales, que cierran sus inscripciones el 24 de abril.
 

• La participación profesoral es una manera de entenderse copartícipes de las decisiones universitarias, y gestores de los logros y avances de la Institución.

• Quienes acuden a las urnas a votar deben hacerlo teniendo en cuenta la confianza y la calidad humana y profesional que refleja el docente-candidato.

En una sociedad o institución que se precie de ser moderna porque inspira, crea y transforma, la participación, la deliberación, la argumentación y la concertación son fundamentales.
 
Incluir la representación profesoral en instancias de decisiones es honrar la democracia institucional, en tanto que incluye a un estamento central en la misión formativa de su declaración institucional.
A los profesores, este gesto universitario nos permite ser sujetos activos, propositivos, interlocutores en las decisiones más preciadas y más fundamentales del proyecto educativo eafitense.
 
La participación es mucho más que un asunto de buen humor de parte de la estructura organizacional o directiva de la Universidad. Es más la ratificación de que la Institución se inscribe en la lógica de la democracia, de la participación, de la deliberación.
 
Es algo que toma fuerza, pues justamente lo que nosotros hacemos o transmitimos a nuestros estudiantes es el mensaje de que sean capaces de argumentar, de ser arquitectos de propuestas e iniciativas, de afinar los sentidos, de escuchar, de hablar, de ver, de entender la polifonía de voces.
 
En ese sentido, la participación profesoral es una manera de admitir que somos cogobernantes, cogestores de los buenos logros o de los momentos críticos de la Universidad.
 
Y es que la democracia es una apuesta ética porque los sujetos nos convertimos en actores de decisiones. Decisiones que serán más perdurables, tendrán más legitimidad y generarán más confianza si son concertadas, tomadas después de escuchar, de argumentar, partiendo de la premisa de que todos somos iguales.
 

Pero, ¿cuáles son las características que debe tener un ‘profe’ que tenga la vocación de representación?

Ante todo debe ser un profesor con valores, destacado por su compromiso. Debe ser un docente con legítimas aspiraciones de ser maestro, debe ser una persona que dé ejemplo.

 
Yo creo que ser un representante no solo es algo que se da por elección, sino que es, para quien resulta electo, el reconocimiento y la confianza que despierta en sus colegas.
 
Por esto, a la hora de ir a las urnas a votar, un profesor debe tener en cuenta la bitácora de vida académica del candidato. No me refiero a los títulos o a la posición en el escalafón, sino a que ese compañero despierte confianza por su calidad humana y profesional.
 
Yo no concibo una representación si no está ligada a lo éticamente correcto, es decir, un docente que genere reflexión e interlocución, que construye diálogos y conversaciones, que genera proximidades y respeto.
 
De otro lado, también se requiere que los profesores seamos autocríticos con nosotros mismos y rompamos con cierta comodidad de limitarnos a ser docentes. Yo creo que tenemos que aceptar que estamos en un contexto que demanda estarnos cualificando, que la educación no se agota en una clase, que la condición de ser maestros se extiende a otros espacios de compromiso con la vida y el país.
 
Considero que un ‘profe’ representante puede liderar, proponer iniciativas que propendan por el crecimiento de la Universidad y el cambio social del país, y que, desde el contexto de la universidad, se convierta en actor propositivo en la perspectiva de una Colombia del posconflicto.
 
Yo he sido representante en el Consejo Académico de la Institución en dos ocasiones. La experiencia significó, más allá de trámites, solicitudes y aspectos informativos, la posibilidad de participar en la construcción del reglamento interno de profesores; la creación de programas como especializaciones y maestrías; así como trabajar en algunos ajustes y reformas curriculares, entre otros asuntos.
 
Mi participación me ha honrado, y creo que he honrado la representación y la labor que se me encomendó, pero hubiera querido tener más contacto con quienes representaba, más comunicación.
 
Por eso, la invitación es para mis colegas y compañeros a que vitalicemos, fortalezcamos y potenciemos estas instancias de decisión.
 
Esta Universidad nos ha acogido con muchas garantías y nos ha brindado calidad de vida, entonces tenemos responsabilidad de participar en el fortalecimiento de eso que ya tenemos, de la libertad de cátedra, de los beneficios y el apoyo a nuestra profesión y a las actividades de investigación, pero asumiendo el rol de ser parte de la arquitectura de las decisiones y, a la vez, generadores de iniciativas a futuro.
Última modificación realizada el 20/04/2015 7:34 por Bibiana Andrea Mona Giraldo