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​Espacios, cultura y bienestar

Son 10 años de creer en la educación como motor de las transformaciones sociales

​Durante 2013, la conmemoración se hará sentir en cada una de las personas que, de una u otra manera, se han vinculado con esta iniciativa.

• El programa Nivelatorio de Becas con Aportes de Empleados llega a una década de existencia como un programa estable y que se proyecta al futuro, gracias al aporte voluntario de los empleados eafitenses.

 

• Durante este tiempo son 369 los estudiantes que han pasado por el nivelatorio, 94 de ellos han obtenido una beca para estudiar en EAFIT y, de estos, 33 ya se han graduado y 53 aún reciben clase. La invitación para que más empleados aporten sigue vigente.

 
Ese día el tema de la reunión era otro. Sentados, mientras analizaban diversas situaciones de la Universidad de ese entonces, la idea surgió. Alguien lo dijo de manera espontánea. No hubo un detonante especial, ni un preámbulo, solo se dio.
 
Eran, en 2003, Mauricio Vélez Upegui, vicerrector; y Juan Diego Vélez Maya, secretario general, quienes, -como cuando de tanto hablar no se recuerda por qué fue que se terminó en ese punto-, salieron de la reunión con una decisión que hoy ha cambiado la vida de más de 369 personas.
 
Es el programa Nivelatorio de Becas con Aportes de Empleados, una iniciativa que llega en 2013 a su primera década de existencia y que, a lo largo de su recorrido, ha involucrado el apoyo de empleados de la Universidad que destinan parte de su salario para apoyar a jóvenes de colegios de Medellín que quieren cumplir su sueño de ser profesionales.
 
“De pronto pensamos en que había una población de la ciudad que podría beneficiarse de las becas que otorga la Universidad y que vendría de colegios en los que, ‘quizá’, la formación no era similar a la que recibían otras personas de mayores recursos económicos, que sí cuentan con facilidades de transporte, consecución de útiles escolares, intercambios académicos en otros países, dominio de una segunda lengua, en fin…”, relata Mauricio Vélez.
 
Y continúa: “Entonces, ahí fue donde surgió la idea de crear un espacio que se llamara nivelatorio, en el que se impartieran contenidos que satisficieran tres competencias básicas: comunicativa, matemática e informática. Esto, seguros de que estas constituyen la base de cualquier programa de pregrado”, asegura.
Desde entonces, cerca de 30 bachilleres, de instituciones educativas de Medellín de estratos 1, 2 y 3, llegan cada año a la Universidad para realizar el curso nivelatorio que los prepara en estas competencias y que, en el mes de noviembre, les permite a una parte de ellos acceder a una beca para estudiar un pregrado en EAFIT. La cifra de estudiantes universitarios que han vivido esta experiencia llega a 85.
 
“El programa se creó sobre tres pilares: abrir un espacio de oportunidad para personas de escasos recursos económicos; eliminar el imaginario que existía en la ciudad de que EAFIT era una universidad exclusiva para ciertos sectores de la ciudad; y fomentar espacios de interacción entre estudiantes de diferentes niveles socioeconómicos y con diferentes modos de percibir el mundo”, anota el ahora profesor del Departamento de Humanidades.
 

Un paso a paso

En 2003 uno de los diarios de la ciudad informaba que “(…) se llevó a cabo un desayuno informativo con rectores y directores de diferentes instituciones educativas públicas para presentar el nuevo Plan de Becas para estudiantes, con fondos provenientes de los empleados de EAFIT, tendiente a generar nuevos espacios de proyección social”.
 
Así, la ciudad se enteraba de que a la Universidad llegarían alumnos provenientes de 50 instituciones convocadas por EAFIT, las que postulaban a tres estudiantes para hacer parte del programa. De esta población, la Institución escogería 50 alumnos, mediante una prueba escrita sobre conocimientos básicos en matemáticas y lenguaje.
 
Y, aún hoy, esa metodología sigue vigente. Cada inicio de año la Universidad acoge a rectores de los colegios (en 2013 fueron 77) y les presenta esta iniciativa, con lo que se da inicio al proceso de selección, tanto en el colegio, como en la Institución.
 
Los elegidos, se vinculan al programa Nivelatorio, quienes, durante un año, asisten al curso, un espacio en el que, además de aprender, les permite entender el mundo universitario, y compartir con otros alumnos y profesores.
 
Al finalizar, en el mes de noviembre, los mejores 10 estudiantes, de acuerdo a su promedio académico, reciben una beca completa en EAFIT para cursar la carrera que elijan. A la fecha son 94 estudiantes del nivelatorio que han logrado una beca, de los que 33 se han graduados de la carrera y 53 reciben clase en la Universidad.
 
Pero el impacto del programa se extiende a quienes, incluso, no obtienen la beca en EAFIT, pues, según Ángela Echeverri Restrepo, directora de la Dirección de Desarrollo Humano-Bienestar Universitario, hay evidencias que señalan que un 70 por ciento de estos jóvenes acceden a la educación superior, ya sea en universidades públicas o en privadas, a través de las diferentes becas que se otorgan en la ciudad.
 

Estabilidad, una de las características

Pero lo mejor de todo es saber que esta iniciativa ha permanecido en el tiempo, gracias la vinculación de los empleados con sus aportes económicos, al entusiasmo de los rectores de los colegios, al compromiso de los alumnos y al apoyo de sus familias. 
 
Y no se puede dejar de lado el respaldo que, a lo largo de esta década, ha tenido el programa por parte de la Universidad que, desde el comienzo, ha hecho seguimiento a cada una de las historias de vida, y ha trabajado por la estabilidad y permanencia de este impacto.
 
“El tema de los aportes de los empleados para apoyar el nivelatorio ha sido todo un éxito. De hecho, con el ánimo de preservar el programa, la Universidad decidió hace algún tiempo disminuir el número de estudiantes del nivelatorio de 50 a 30, con el fin de poderlo preservar en el tiempo”, anota Ángela.
 
Gracias a esto, se ha sostenido la iniciativa que hoy recibe el aporte de cerca de 417 empleados y que se destina para útiles, alimentación y transporte, de manera que los alumnos puedan asistir y permanecer en la Universidad. “Siempre tuvimos muy claro que no podíamos dar solo una beca de estudio, sino que había que crear un fondo, cuyo capital cubriera estos auxilios”, señala Mauricio.
 
Otra de las novedades de los últimos años es la vinculación del Centro de Investigación, Consultoría y Empresarismo (Cice) con el curso sobre empresarismo, que le da un valor  agregado a estos jóvenes bachilleres, que adquieren herramientas, sea que obtengan o no la beca.
 
​La apuesta es continuar
​Por el momento, puede decirse que no hay, para el futuro cercano, modificaciones al programa. “Cuando algo funciona tan bien como esto, no se deben hacer cambios sustanciales”, aduce Mauricio.
Eso sí, la Universidad y los estudiantes esperan seguir contando con el apoyo de los empleados docentes y administrativos con aportes que son voluntarios y con un valor que determina quien decide apoyar esta labor.
 
“Esta iniciativa es muy loable porque les permite a personas de sectores menos favorecidos de la ciudad, vivir la experiencia de la Universidad y transformar, no solo su vida, sino la de sus familias”, asegura Manuel Acevedo Jaramillo, director de EAFIT Bogotá y uno de los primeros en unirse.
“Para estos muchachos su mayor ilusión es ser uno de los beneficiarios de las becas, pero si no logran, de todas maneras saben que ese ejercicio que han hecho de mejorar sus competencias les va a permitir tener una mejor calidad de vida”, indica el directivo.
 
Así mismo, Marta Ruiz Toro, analista de Admisiones y Registro, y quien aporta hace unos seis años, reconoce que es una causa bonita el brindar esta oportunidad a personas que no tienen los recursos. “De solo recordar las ceremonias de graduación, me dan ganas hasta de llorar. Me da mucha emoción, porque he tenido la oportunidad de ir, de ver a los estudiantes con sus papás, con esa alegría por este logro tan grande”, expresa.
 
Son 10 años de ver resultados, evidentes en la ilusión de los rectores de los colegios que salen en busca de sus mejores alumnos; en la alegría de quienes pasan por la Institución y cursan el nivelatorio; en el compromiso de quienes facilitan que ese conocimiento llegue a esas vidas; en la sonrisa de los que reciben la beca y en la dedicación de los que, durante todo este tiempo, han trabajan para darle continuidad a esta idea de transformar la sociedad.
 
Y, por supuesto, se llega a 10 años de vida en la que los propósitos de quienes aportan están bajo la convicción de que la educación es el motor de las transformaciones sociales.
 
Si quiere aportar al programa haga clic aquí.
Bibiana Andrea Mona Giraldo
Última modificación realizada el 08/07/2013 11:18 por Bibiana Andrea Mona Giraldo